El Periodo De La Reforma Occidental

El periodo de la reforma occidental

Los anhelos de los papas que sucedieron a Inocente III (1198-1216) se parecían a las de él, pero se adelanto una diferencia en el contenido para llevar a la experiencia esas pretensiones. El cambio del trono papal a Francia de 1305 a 1378 lo convirtió en herramienta de intereses nacionales; el cisma papal de 1378 a 1409 (con dos papas) y de 1409 a 1415 (tres papas) hizo trizas mucho de su prestigio y autoridad. Los diversos tipos de revueltas contra la Iglesia Romana ocurrieron entre 1517 y 1534. El concilio de Trento (1545-64) representó la reforma católica romana. El periodo de reforma termina con la guerra de los treinta años (1618-48), que hasta cierto punto trajo mutua tolerancia entre los católicos romanos y sus oponentes.

Caída del prestigio papal

La semejante altura que por varios siglos logró la señorío papal era una precaución de que debía haber una decadencia Los dirigentes seculares no lograban dejar de ver que el papado era una fundación de este mundo, no del siguiente. Los papas eran tardos para ver que el entusiasmo exaltado ya había muerto, y que sus incesantes súplicas por nuevas cruzadas, y su repertorio de donativos e impuestos probadamente para tales cruzadas, disgustaban a la gente espiritual y reflexiva. La brutalidad de todo el movimiento profetizaba la caída de tales monarcas tiranos, fuera en la esfera eclesiástica o en la secular. La gran expansión de la organización central demandaba ingresos inmensos. Las investigaciones oficiales muestran que en algunos casos sencillamente conseguir el sumario costaba cerca de cuarenta veces la cantidad legítima. Especialmente durante el siglo XIV el papado usó todo medio posible para aumentar sus ingresos. Las esperanzas significaban la práctica por las mandos papales de vender al mejor postor el derecho de designación para un favor inusitadamente deseable antes quela persona que tenía el oficio lo dejara vacante. Lutero escribió que era un lugar donde los votos podían ser anulados, los monjes podían conseguir permiso para dejar sus órdenes, los sacerdotes podían comprar una dispensa para casarse, lo ilegítimo podía legitimarse, y donde la maldad y la ignominia eran condecoradas y ennoblecidas. Los individuos podían comprarlos en vez de hacer una peregrinación o de mostrar alguna otra evidencia de contrición. El beneficio por esta sola fuente era considerable por el temor tan extendido de pasar un tiempo en el purgatorio. El diezmo se aplica a un embargo contra la propiedad de la iglesia, el valor de la cual formaba la base para la cantidad demandada. Se fijaban impuestos especiales con cualquier pretexto.

El principio de la Humanidad Papal

No era que Bonifacio tuviera menos voz para sus pretensiones papales, ni fuera menos agresivo en sus demandas sobre los príncipes seculares y eclesiásticos; si acaso, era más gritón y más arrogante que los papas anteriores. Inglaterra, pero fue ignorado por ambas países. Encolerizado, amenazó tanto a Inglaterra como a Francia con la veda y la excomunión si ellos continuaban imponiendo impuestos de guerra sobre la Iglesia Romana en sus dominios. El rey Eduardo de Inglaterra sencillamente hizo caso omiso del papa: su parlamento votó por los impuestos. El rey Felipe de Francia, por su parte, no fue tan amable. Inmediatamente él prohibió la exportación de cualquier renta al papado.

La cautividad Babilónica y el Cisma Papal

Los acontecimientos de los siguientes setenta años persuadieron a los estados de Europa que el papado tenía convertido en una organismo francesa. Se habían nombrado cardenales franceses en número dispuesto para constituir mayoría. Se idearon numerosos nuevos procedimientos para acumular dinero, particularmente por Juan XXII (1316-34). En 1409 los cardenales de los dos papas convocaron un concilio para reunirse en Pisa. Este concilio, en una manera más bien apresurada, declaró vacante el puesto papal y eligió un nuevo papa, que tomó el nombre de Alejandro V (1409-10).

Clamor por una reforma

El clamor por una reforma no se refería sencillamente al problema inmediato, sino desafiaba las ideas defendidas por los papas por siglos. Algunas peticiones de reforma tenían una base distintivamente bíblica. Los dogmas doctrinales y eclesiásticos edificados por la Iglesia Romana en un largo período, fueron comparados con las Escrituras y criticados desde ese punto de vista. Uno de los grandes antecedentes de la reforma fue el movimiento

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