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El "reino dividido" de Daniel 2:41


Enviado por   •  8 de Abril de 2013  •  Reseña  •  6.202 Palabras (25 Páginas)  •  486 Visitas

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El "reino dividido" de Daniel 2:41

Enviado por Leroy E. Beskow

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1.Las alianzas europeas

2.Europa: El "Reino Dividido"

3.Europa y la Bestia de Siete Cabezas

4.Conclusión

Desde que se formó la Unión Europea, muchos teólogos han abandonado la idea de que los pies y los dedos de la gran imagen de Daniel ilustra la división del Imperio Romano en diez reinos literales, y prefieren aplicarlos a la totalidad de las naciones europeas de hoy, o de todo el mundo. Jesús y Juan le dan también al número "diez" un sentido de universalidad. Pero la profecía se cumple en primer lugar en esos diez reinos europeos.

En la Biblia hay seis números que se le dan muchas veces un sentido simbólico. Éstos son el 4, el 7, el 10, el 12, el 1000 y el 10.000. Algunos intérpretes creen que también pueden ser los números 3 y 6 (este último para el 666). Pero para estos dos últimos números no hay base bíblica, sino sólo extra-bíblica. El número diez es el número completo de los mandamientos del Decálogo, que tiene como fin el amor en toda la raza humana. En la profecía este número parte de un número literal (Dan. 7:8), terminando como símbolo de totalidad y universalidad (Mat. 25:1,28; 15:8; 17:17; 19:13,16,17, 24,25). Por eso en el Apocalipsis, los "diez cuernos" o reinos europeos terminan en la profecía con un sentido mundial (Apoc. 17:12,16).

A mediados del siglo IV, el Imperio Romano comenzó a perder sus fuerzas por la invasión de las tribus bárbaras: Del este al oeste llegaron los godos, que fueron empujados por los hunos (mongoles), pasaron por el norte del Mar Negro, y luego por el sur de los Alpes para detenerse en España. De N a S, invadieron los suevos, alanos, vándalos, borgoñes y francos, llegando hasta el norte de África. De E a O por el norte del río Danubio, llegaron los hunos, que fueron rechazados por el general Aecio. Más tarde los normandos por el Mar Mediterráneo, y también por los hunos. También de E a O los árabes por el norte de África y el Mediterráneo, llegando a ser la invasión más rápida y efectiva.

Cumpliéndose la profecía de Daniel de la gran imagen, donde Roma se representa con dos piernas, y pies y dedos de barro con hierro (Daniel 2), el imperio se dividió en dos en el año 330, siendo gobernado en Bizancio (más tarde Constantinopla) por el emperador Constantino I, con el nombre de Imperio de Oriente. Y el Imperio de Occidente desde Roma, con Constancio, sus hermanos y el obispo romano Julio I (papa 36º según el Vaticano).

Finalmente, el 476 dC. el imperio de occidente quedó dividido en partes desiguales, de acuerdo al número de los dedos de los pies de la estatua de Daniel 2 y los diez cuernos del capítulo 7: Los anglosajones en Inglaterra, y también en el norte de Alemania, Dinamarca, Países Bajos y Bélgica; los alamanes al sur de Alemania y al oeste de la República Checa; los burgundios en Suiza y sureste de Francia; los visigodos en España y sur de Francia; los suevos en Portugal; los lombardos en Hungría; los vándalos al norte de África y las islas mediterráneas entre España e Italia; los ostrogodos en Eslovenia, Croacia y Bosnia; los francos en el centro y norte de Francia, y los hérulos en la península itálica y Sicilia.

A pesar de las migraciones, incursiones e invasiones que también sufrió el Imperio Bizantino, incluyendo los saqueos de las cruzadas, este reino romano pudo permanecer en pie hasta el año 1453, cuando los otomanos le pusieron fin. Así que si la profecía habla de un número de divisiones, el escenario profético tiene que continuar con el Imperio de Occidente. No sólo por este motivo, sino principalmente porque aquí surgiría el "cuerno pequeño" que trataría de unificar el poder de la cuarta bestia de Daniel 2 y 7. La historia nos dice que la división del Imperio de Occidente fue un hecho gradual. Teodocio I fue el último emperador romano que a fines del siglo IV pudo unificar los restos dispersos. Pero con el permiso de los débiles emperadores Flavio Honorio y su sucesor Valentiniano III, los invasores siguieron sumando divisiones hasta llegar a diez el año 476, cuando el último emperador de Occidente, Rómulo Augústulo, fue depuesto por los hérulos al mando del general Odoacro. Sin embargo, la división europea en diez partes no duró mucho tiempo, pues continuó en aumento hasta el presente. Por eso hoy, muchos estudiosos de nuestra iglesia se preguntan si la interpretación oficial de nuestra iglesia es correcta. Detengámonos, entonces, para ver el asunto.

En primer lugar, no debemos olvidar que la Biblia es un libro de religión, no de ciencias históricas. Aunque lo que dice queda apoyado por los hechos, las historias de la Biblia tienen una importancia secundaria. Por eso, como vimos al considerar la división de Roma, generalmente se menciona sólo lo que es necesario y en forma breve. Al fin de su evangelio, Juan escribió: "Y hay también otras muchas cosas que hizo Jesús, las cuales si se escribieran una por una, pienso que ni aun en el mundo cabrían los libros que se habrían de escribir" (Juan 21:25). Por lo tanto, los espacios vacíos que dejan las historias bíblicas no evidencian falta de inspiración, ni pueden ser señalados como prueba de una mala interpretación.

En segundo lugar, la Unión Europea y el número de naciones que la componen, no invalidan el hecho histórico de la división del Imperio Romano en diez partes. Lo que se podría invalidar sería la frase divina: "se mezclarán por medio de alianzas humanas, pero no se unirán el uno con el otro, como el hierro no se mezcla con el barro" (Dan. 2:43). Sin embargo, luego veremos que también se cumple.

El mismo profeta Daniel nos guía en la interpretación por medio de un ejemplo. En la visión de Daniel 7 nos dice claramente que las cuatro bestias representan cuatro reinos con sus reyes (Dan. 7:17). Y estamos de acuerdo de que el capítulo 7 sigue el principio de repetición progresiva de las profecías bíblicas. Este es el caso de Daniel 2, 7 y 8, correspondiéndose el leopardo de "cuatro cabezas" de Daniel 7:6, con el "tercer reino de bronce" de la estatua (2:39), y con "el rey de Grecia" de Daniel 8:21,22. La profecía anuncia la división

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