Estudio Biblico
Enviado por 51gonzalo • 15 de Octubre de 2014 • 962 Palabras (4 Páginas) • 202 Visitas
JOSUÉ
Introducción
El libro de Josué mira en dos direcciones: hacia atrás, completando la salida de Egipto con la entrada en
Canaán; y hacia adelante, inaugurando una nueva etapa en la vida del pueblo con el paso a la vida sedentaria.
Por lo primero, algunos añaden este libro al Pentateuco y hablan de un «Hexateuco». Sin la figura y obra de
Josué, la epopeya de Moisés queda violentamente truncada. Con el libro de Josué, el libro del Éxodo alcanza su
conclusión natural.
Por lo segundo, otros juntan este libro a los siguientes, para formar una obra que llaman Historia
Deuteronomística –Por su parentesco espiritual con el libro del Deuteronomio–. A esta obra pertenecerían varios
elementos narrativos del Deuteronomio, que preparan la sucesión de Josué.
Intención del autor. El autor tardío que compuso este libro, valiéndose de materiales existentes, se guió por
el principio de simplificar. Lo que, seguramente, fue un proceso lento y diversificado en la tierra prometida, está
visto como un esfuerzo colectivo bajo una dirección única: todo el pueblo a las órdenes de Josué.
Como sucesor de Moisés, tendrá que cumplir sus órdenes, llevar a término la empresa, imitar a su jefe. La
tarea de Josué es doble: conquistar la tierra y repartirla entre las tribus. En otros términos: el paso de la vida
seminómada a la vida sedentaria, de una cultura pastoral y trashumante a una cultura agrícola y urbana. Un
proceso lento, secular, se reduce épicamente a un impulso bélico y un reparto único. Una penetración militar, una
campaña al sur y otra al norte, y la conquista está concluida en pocos capítulos y en una carrera triunfal.
Historia y arqueología. La simplificación del libro no da garantías de historicidad. El autor no es un
historiador sino un teólogo. A la fidelidad a la alianza, Dios responde con su mano poderosa a favor del pueblo, de
ahí que todo aparece fácil y prodigioso: el río Jordán se abre para dar paso a Israel y todos los obstáculos van
cayendo, hasta las mismas murallas de Jericó que se desploman al estallido de las trompetas.
La historia y la arqueología, sin embargo, nos dan el marco en el que podrían haber sucedido los hechos y
relatos narrados. La época en la que mejor encaja el movimiento de los israelitas es el s. XIII a.C. Un cambio
histórico sacudió a los imperios que mantenían un equilibrio de fuerzas en el Medio Oriente, sumiéndolos en la
decadencia y abriendo las puertas a nuevos oleajes migratorios. Es también el tiempo en que fermenta una nueva
cultura. La edad del Hierro va sucediendo a la del Bronce; la lengua aramea se va extendiendo y ganando
prestigio.
Por el lado del desierto empujan las tribus nómadas, como el viento las dunas. Por todas partes se infiltran
estas tribus, con movimientos flexibles, para saquear o en busca de una vida sedentaria, fija y segura. Entre estos
nómadas vienen los israelitas y van penetrando las zonas de Palestina por infiltración pacífica y asentamientos
estables a lo largo de un par de generaciones.
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