Eutanasia
jmunoz8915 de Octubre de 2013
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Introducción
La mayor parte del mundo no está todavía consciente del peligro que representa la Federación Mundial de Sociedades para el Derecho a Morir, una red internacional para promover la eutanasia, a cuya Séptima Conferencia Bianual asistí en San Francisco en 1988, y cuya Conferencia de 1990 tuvo lugar en Holanda. Alrededor de 29 organizaciones miembros de esta red están dedicadas a crear un clima de opinión favorable a la legalización de la eutanasia y a llevarla a cabo en cualquier forma que pueda hacerla aceptable en sus respectivos países. El momento y las formas de encarar el tema varían, pero una vez que la eutanasia sea legalizada en cualquier parte, su aplicación puede extenderse a medida que se presenten las oportunidades.
Eutanasia, Ética y Bioética
La palabra eutanasia deriva del griego eå q§natoj “eu tanatos”, literalmente buena muerte.
El Diccionario de la Real Academia la Lengua española la define como:
• Del gr. eå, bien, y q§natoj, muerte.
1. f. Med. Muerte sin sufrimiento físico.
2. Acortamiento voluntario de la vida de quien sufre una enfermedad incurable, para poner fin a sus sufrimientos.
Los criterios fundamentales utilizados en la definición son:
a. Que se considera “buena muerte” aquella que se produce sin sufrimiento físico.
b. Que con ella se pone término anticipado de la vida.
c. Que está referida a quien sufre de una enfermedad incurable.
d. Que es un acto voluntario.
e. Que tiene por objetivo poner fin al sufrimiento.
Por su parte, citando al Filósofo Alberto Buela, la ética es la disciplina filosófica que se ocupa del fenómeno de la moralidad. El término ética proviene del griegoque significa tanto morada como carácter y que, a su vez, viene de que se traduce por costumbre.
Al respecto hay un párrafo de Aristóteles que dice: “la virtud moral (es producto de la costumbre (de la cual ha tomado su nombre por una ligera inflexión del vocablo” [1]. Lo cual significa que el carácter deriva del hábito.
La ética se divide en tres grandes ramas: la que pone el acento en la doctrina de los bienes y que busca responder sobre aquello que todos apetecen, la de las virtudes que estudia las actitudes o hábitos en que se expresa la conducta y la de los deberes que se ocupa de las exigencias que el hombre en su obrar debe cumplir.
Al decir que la ética, en tanto disciplina filosófica, estudia el fenómeno de la moralidad, termino que provine de latino mors –moris (costumbre) queremos decir que es una ciencia que estudia obrar humano vinculado a las costumbres desde el punto de vista racional, sin supuestos y que lleva implícito la exigencia de validez universal. Estas son las pretensiones de la ética como la de toda filosofía: ser un saber racional (conocimiento por las causas), sin supuestos y con validez universal.
La diferencia con la moral es que ésta es un sistema de preceptos que tienen vigencia en un grupo humano determinado. Así tenemos la moral musulmana, budista o cristiana. Morales hay muchas ética una sola.
Las morales, a través de preceptos y mandamientos, prescriben qué se debe hacer, la ética, por el contrario, no enseña qué debe hacerse sino que sólo pretende mostrar, describir, como está configurado el deber ser. No enseña juicios hechos sino a juzgar. Se dirige a lo creador que hay en el hombre, y en este aspecto es lo que trata de formar y educar.
La pregunta por el bien es más amplia que la pregunta por el deber, pues no puedo saber qué debo hacer si no sé qué es el bien. A su vez, los bienes son tales en la medida en que tienen un valor encarnado. Y así el valor moral no se funda en el deber sino que, por el contrario, todo deber presupone la existencia de valores morales.
El valor moral de un acto “se realiza a espaldas de la acción”, de ahí que un hombre no sea bueno porque realiza por deber actos buenos, sino que realiza actos buenos porque es bueno.
La ley en ética es la órthos lógos, la recta razón. Esta recta razón se vuelca luego en los principios más generales sobre el obrar humano:
Hacer el bien y evitar el mal (obrar moral) o dar a cada uno lo suyo (justicia).
De estos principios primeros se derivan luego principios o derechos derivados en los distintos órdenes del obrar y del hacer.
Así en medicina, el principio básico que la une a la ética es aquel que dice: Primum non nocere = Lo primero es no dañar.
Nocere es el infinitivo del verbo noceo que significa daño. De esta forma verbal se derivan los términos nocentia = malicia, noxia = culpa, delito, y noxius = nocivo. Y también nox = noche.
Es la ética de la vida humana, y de los conocimientos prácticos y técnicos relativos a ella –medicina, genética, embriología, ingeniería genética, etc.-. Como tal, la bioética no puede tener primeros principios diferentes a los de la ética; es más, es sólo una ética aplicada a un conocimiento y acción específicos.
Por su parte, el término bioética fue acuñado por el médico oncólogo norteamericano Potter, de la Universidad de Wisconsin, quien lo utilizó por vez primera en 1970.
Según su concepción la bioética trataría de analizar las implicancias que para la salud humana tienen los descubrimientos biológicos, a cuyas aplicaciones trata de dar un sentido moral, mediante la distinción de lo que es bueno o malo. Su papel sería el de procurar dar solución a los conflictos de valores en el dominio de la vida y de la muerte.
La ética entiende de todo lo que concierne a la conservación del cuerpo propio y el de los demás. En ese sentido, la medicina es la profesión más ética. Así como la cortesía puede definirse como
darle el lugar al cuerpo del otro, vgr. Cediéndole el asiento otro, la generosidad en medicina, es la dignidad para el cuerpo del paciente.
En teoría no debería haber contradicciones entre la técnica y la ética; por la sencilla razón que ambas derivan de una misma razón práctica. Ahora bien, tenemos experiencia –muchas veces dolorosa -, de que la técnica muchas veces se contrapone a la ética.
La contradicción se produce cuando la técnica contradice el fin último.
Es sabido que el Informe Belmont en 1978 de la National Commission for the Protection of human Subjects of Biomedical and Behavioral Research, y los Principles of Biomedical Ethics en 1979 por Tom L. Beauchamps y James F. Clildress son los textos preliminares donde se establecen los principios desde el punto de vista ético, para dirigir la investigación con seres humanos.
En el primer informe se dan tres: Respeto por las personas, Beneficencia y Justicia.
Y en el segundo son cuatro: beneficencia, autonomía, no maleficencia, justicia.
Estudiados detenidamente podemos afirmar que todos ellos se reducen al principio del Primum non nocere, pero bajo una interpretación utilitarista en caso de conflicto entre ellos.
Veremos cómo surgieron estos principios, y cómo se expresaron desde la antigüedad hasta hoy.
La Eutanasia en la Antigüedad
En Grecia, Hipócrates (S. V a.C.), en su juramento, afirmó que el médico “no dará medicamento mortal por más que se lo soliciten”.
En el juramento Hipocrático, la santidad de la persona y el verdadero bienestar del paciente es central: nadie puede asignar el valor paciente porque él tiene valor inherente.
Reconoció, sin embargo, que se podría violar fácilmente esta ética, ya que los médicos no tienen sólo el poder para curar, sino también para matar.
Por esta razón hizo que los médicos juraran que nunca usarían su conocimiento y experimentarían para matar, incluso ante la propia demanda de un paciente. El juramento permitió a la medicina proteger al paciente vulnerable.
Por su parte, el filósofo Platón, (427-337 a.C.) sostuvo en “La República”: "Se dejará morir a quienes no sean sanos de cuerpo".
En Roma, la práctica es múltiple: “Muerte sin dolor por miedo a afrontar conscientemente el sufrimiento y la propia destrucción” (Tácito en sus Anales)
Séneca: "Es preferible quitarse la vida, a una vida sin sentido y con sufrimiento".
El filósofo estoico Epicteto (55–135 a.C.) predica la muerte como una afirmación de la libre voluntad.
Cicerón le da significado a la palabra como "muerte digna, honesta y gloriosa".
Durante la Edad media y los comienzos del Renacimiento predomina el pensamiento de la Doctrina Cristiana.
El término Eutanasia se cita por vez primera en la “Utopía” de Tomás Moro (1478 a 1535, año en que fue decapitado). Aparece el concepto médico y moral de la Eutanasia:
"...Cuando a estos males incurables se añaden sufrimientos atroces, los magistrados y sacerdotes, se presentan al paciente para exhortarle, tratan de hacerle ver que está ya privado de los bienes y funciones vitales... y puesto que la vida es un puro tormento, no debe dudar en aceptar la muerte, no debe dudar en liberarse a sí mismo o permitir que otros le liberen...” [2]
Tomás Moro establece: la existencia previa de una atención esmerada a los enfermos. La existencia de una enfermedad intolerable, que legitima la muerte voluntaria y la eutanasia.
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