Franciscano
Enviado por betty5 • 15 de Noviembre de 2013 • 589 Palabras (3 Páginas) • 348 Visitas
Es importante conocer y dar a conocer a la orden Franciscana Seglar, porque no se conoce de ella, o se tiene un concepto diferente a la realidad. Este curso de la OFS, tuvo un gran interés, porque hablando de mi experiencia personal no conocía de ella, sabía que pertenecía a la Familia Franciscana, y se reunían una vez a la semana como una asociación. A hora se que no es así, es una Orden Francisca Seglar que se rige por el derecho universal de la Iglesia y por el propio: Regla, Constituciones, Ritual y Estatutos particulares. A hora hago mencionar que fue lo que más me impacto de estas sesiones.
La Orden Franciscana Seglar, (OFS), es la rama de la Familia Franciscana para los laicos o seglares que se sienten llamados por Dios a vivir la vocación franciscana.
Originalmente se le denominó Hermanos de Penitencia. Luego, tras la Primera Regla aprobada por la Iglesia Católica, Venerable Orden Tercera de San Francisco, (TOR), y desde 1978, tras la nueva Regla aprobada por el papa Paulo VI, la denominación es de Orden Franciscana Seglar.
En el seno de la Familia Franciscana, la Orden Franciscana Seglar (O.F.S.) tiene junto con la Primera Orden (Frailes) y la Segunda (Hermanas Clarisas) un puesto peculiar. Las tres Órdenes tienen el mismo fundador, San Francisco de Asís (en el caso de las Damas Pobres de San Damián -Clarisas- junto con Santa Clara).
Los franciscanos seglares intentan hacer presente el carisma de Francisco de Asís en la vida y en la misión de la Iglesia, de modos y formas diversa, pero en comunión vital recíproca. Tratan de observar el Evangelio al modo del Seráfico padre San Francisco de Asís, pasando del Evangelio a la vida y de la vida al Evangelio, buscando la persona viva y operante de Cristo en los hermanos, en la sagrada Escritura, en la Iglesia y en la eucaristía, haciéndose testigos e instrumentos de la misión de la Iglesia entre los hombres, anunciando a Cristo con la vida y la palabra, conformando su modo de pensar y de obrar al de Cristo mediante un cambio interior radical que el mismo evangelio llama " conversión", haciendo de la oración y la contemplación el alma del propio ser y del propio obrar, imitando la disponibilidad incondicional de la Virgen María, cumpliendo fielmente los compromisos propios de la vocación buscando el justo desapego y purificando el corazón de toda tendencia y codicia de posesión y de dominio, adquiriendo la pureza de corazón para entregarse a Dios y a los hermanos, acogiendo a todos los hombres como hermanos y como don e imagen de Cristo, siendo promotores de iniciativas que contribuyan al desarrollo de la justicia y la paz, considerando el trabajo como don y participación en la creación, redención y servicio a la comunidad humana, viviendo el espíritu franciscano de paz, fidelidad y respeto a la vida, esforzándose por hacer de ello un signo ya renovado en Cristo, respetando a las otras criaturas. Animadas e inanimadas,
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