Influencia de los Perjuicios Morales
Enviado por fraancoerneesto • 21 de Abril de 2015 • 518 Palabras (3 Páginas) • 194 Visitas
Yo soy de la opinión de que, desafortunadamente, muy a menudo el valor de la filosofía se vuelve algo palpable sólo cuando la gente resiente lo que podríamos llamar “huecos de comprensión”. En general, pocas personas (si es que alguna en absoluto) podrían jactarse de tener un pensamiento, en el, sentido de un sistema proposicional y de creencias, no digamos compuesto exclusivamente de verdades sino además sistematizado. De lo que disponemos es en realidad de un sinnúmero de creencias aisladas y de grupos de creencias más o menos relacionadas entre sí en forma supuestamente sistemática. Es por medio de dichos sistemas de pensamientos que lidiamos con el mundo y puede afirmarse que tanto su verdad como la corrección de los modos como los conectamos son algo que a final de cuentas queda determinado o medido por la experiencia. En efecto, son el éxito y el fracaso las medidas para nuestros pensamientos: a mayor verdad y corrección mayor éxito, y a la inversa. No obstante, parecería en general que las personas están satisfechas con sus respectivos sistemas proposicionales, como lo pone de manifiesto el hecho del bajo nivel de auto-critica que las caracteriza, el que pocas veces están dispuestas a modificarlas o abandonarlas y que cuando tienen que hacerlo lo hacen de mala gana, con desagrado. No obstante, hay circunstancias en las que la gente se percata de que algo está tan mal en su pensamiento que tiene que aceptar que éste requiere alteraciones drásticas. A veces los individuos y los pueblos caen en la cuenta de que han hecho suyas creencias para las cuales no tienen justificación alguna, que son declaradamente falsas o, peor aún, abiertamente ininteligibles. Así, inclusive cuando la gente no está capacitada para dar cuenta del fenómeno del que se ocupan y, por lo tanto, no puede explicárselo, tiene de todos modos que reconocer que sus creencias y pensamientos están chocando demasiado frontalmente con la realidad y que, gústele
o no, el mundo y la vida las están desechando. Creencias y pensamientos así son inservibles, inútiles y, en la medida en que no dejan espacio para pensamientos alternativos, nocivos y dañinos. Se producen entonces eso que llamé ‘huecos de comprensión’. Es obvio que siempre estaremos expuestos a esta clase de peligros y muy probablemente nunca podremos superarlos del todo. El asunto de cuánta verdad y consistencia puede caracterizar a una mente será siempre una cuestión de grado y de comparación. Sin embargo hay, como ya dije, situaciones en las que las confusiones y los extravíos conceptuales y teóricos son tan grandes que no hay otra cosa que hacer que reconocer el hecho y hacerles frente. Y lo que sostengo es que es en circunstancias así que la filosofía se vuelve una especie de fresco abrevadero y se le reconoce entonces públicamente su valor. Para las multitudes de las épocas de relativa estabilidad intelectual, de lo que (siguiendo a Khun) podríamos llamar
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