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LA CIENCIA DESCUBRE A DIOS


Enviado por   •  3 de Junio de 2015  •  Práctica o problema  •  2.193 Palabras (9 Páginas)  •  3.746 Visitas

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“LA CIENCIA DESCUBRE A DIOS”

Autor: Ariel Roth.-

A lo largo del libro se van presentando distintos argumentos, clasificándolos acorde a las áreas respectivas para cada uno de estos, teniendo un orden que permite una mayor comprensión del contenido.

Cap. I: “¿Puede atreverse un científico a creer en Dios?”

En este capítulo se hace una referencia acerca de distintos científicos a lo largo de la historia, quienes han estado seguros acerca de la existencia de Dios y así lo han plasmado en sus escritos y trabajos, explicando que estos hombres de ciencia, al ir descubriendo nuevas cosas en sus campos de estudio, y la exactitud de estos hechos, lejos de alejarse de la idea de la inexistencia de Dios, se aumentaba su fe en este “Ser Superior”, propugnando que todo lo conocido tuvo que haber sido creado por Dios. Así también se hace una breve reseña en cuanto al alejamiento que la ciencia ha tenido de la religión, indicando que una ciencia sin religión, carece de valor, puesto que lo contenido en la ciencia, o su objeto de estudio proviene esencialmente de la creación, hecha por Dios, quien es encontrado por medio de la religión.

Cap. II: “Un universo perfectamente ajustado”

En este capítulo se hace el primer abordaje acerca de las cuestiones científicas propiamente dichas, empezando por el Universo, y es que, el autor hace una reseña acerca de la teoría del Big Bang, donde luego expone una serie de argumentos acerca de la imposibilidad física que esto ocurriese, para lo cual se fundamenta en los distintos hechos que acaecen en el universo, como las explosiones de supernovas así como de otras estrellas, lo cual brinda una clara evidencia acerca de la existencia de Dios.

En otra parte de este capítulo, abordando siempre la ciencia en su aspecto “macro”, es decir en cuestiones del espacio y tiempo, se resaltan las medidas y pesos exactos existentes en la naturaleza del espacio, y se explica que si alguna de estas medidas fallaran, sería imposible la vida en la Tierra, exponiendo que, estas medidas exactas, son prácticamente imposibles que se dieran al azar, es decir que surgieran de la nada, como lo sugiere la teoría del Big Bang y de la Evolución, dejando en claro que necesariamente debe existir un “Diseño Inteligente” detrás de esta precisión milimétrica del ensamble del universo entero.

Cap. III: “Cómo empezó la vida”

Este capítulo se explica la composición de un virus o microbio, es decir formas de vida sumamente volátiles y sencillas, es decir que no requieren grandes o complejos procesos biológicos para su existencia, sin embargo, estas formas de vida que se consideraron “sencillas”, terminaron siendo formas complejas de existencia animal, debido a la gran cantidad de células que se requieren para su compensación, esto en comparación al microscópico tamaño de estos seres, de esta premisa se parte para dar a conocer en este libro, la gran magnificencia del cuerpo humano por medio del ADN, y las miles de bases químicas que se requieren para el funcionamiento de nuestro cuerpo, argumentando que resulta una posibilidad prácticamente imposible, que este complejo sistema de transformaciones químicas con que cuenta nuestro cuerpo, surgiera de la nada, ilustrándolo por la siguiente metáfora: “es como si tuviéramos en un hangar de avión, todas las piezas de un avión, y pasara un tornado y esperásemos que después del paso de este, encontrásemos un avión armado y en perfectas condiciones de funcionamiento”, con lo cual nos deja ver la amplitud y complejidad que la idea de la evolución representa para el pensamiento humano, y la exclusiva necesidad de presentar que el origen de la vida, no tiene otra explicación más que una creación diseñada por un Ser Superior.

Cap. IV: “La perplejidad ante la complejidad”

En este capítulo, el autor realiza uno de los abordajes más interesantes y complejos del libro, puesto que explica de manera detallada, (en lo posible), acerca del funcionamiento del cuerpo humano, pero no, en su composición química, como en el cap. 3, sino desde la motricidad de los órganos corporales, y la gran complejidad que representa cada uno de estos órganos en su funcionamiento, recalcando de forma especial el ojo humano y el cerebro. Estos porque presentan las pruebas más fehacientes acerca de la existencia de un arquitecto que pusiese las piezas en los lugares indicados.- En el caso del ojo humano, es debido a la gran complejidad con que se complementan ambos ojos, siendo una parte interesante la explicación que el autor da acerca del “punto ciego” del ojo, y explica algunas de las aseveraciones emitidas por los evolucionistas acerca de lo “torpe” que tuvo que haber sido un “diseñador inteligente” en poner esta parte en el ojo humano, ya que no representa una fracción visible para el ojo, sino que por el contrario, tal como su nombre lo indica es un punto “ciego”, sin embargo, luego el autor esgrime el fundamento por el cual se destierra la posibilidad de una “torpeza” por parte de Dios, y es que, los puntos ciegos de cada ojo, se complementan entre sí, creando una imagen nítida de lo que reciben los ojos, así también resaltando la impresionante conexión existente entre estos y el cerebro, y la velocidad a la que viajan las imágenes por medio del cristalino hacia el cerebro, y también la gran velocidad en que estas imágenes se transmiten en una visión nítida para nosotros como humanos.

Otro de los órganos que el autor realza, es el cerebro, ya que como todos sabemos, es el órgano, junto con el corazón, más importante para nuestra supervivencia como humanos, y es que explica de forma sucinta la función primordial de este y la conexión que tiene con todos los órganos del cuerpo, y como este envía las señales a nuestros sentidos para que la vida, como la conocemos, pueda ser posible, agregando también, que ni científicamente ni teológicamente, ha sido posible explicar en un ciento por ciento la gran complejidad contenida en nuestro cerebro, y que, por esto mismo, solamente se le puede atribuir este diseño tan impresionante, a una mente mucho superior que la nuestra, es decir a Dios, realzando distintos argumentos de los evolucionistas, marcando las deficiencias obvias que existen en estos planteamientos, y dejando como única explicación un “Diseño Inteligente”.

Cap. V: “Tan poco tiempo para todo”

Aquí el autor se adentra en una de las cuestiones científicas más debatidas en los últimos años: los fósiles, y el empeño de los científicos evolucionistas en encontrar el “eslabón perdido” dentro de la cadena de la evolución, puesto que este es el problema medular de la evolución, que si bien es cierto, los científicos evolucionistas alegan distintas teorías, pero que sin embargo, no dejan

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