LA FAMILIA Y EL PROCESO DE DUELO

NOMBRE: CARMEN CECILIA ASPRILLA MOSQUERA

LA FAMILIA Y EL PROCESO DE DUELO

En este ensayo se pretende hacer un repaso de lo que en realidad es un tema muy profundo: La familia y el duelo de un ser querido. Tradicional e idealmente la familia está constituida por una pareja de esposos que tienen uno o más hijos.  Desde pequeños nos enseñan que La familia es lo más importante que tenemos, también nos enseñan a respetar y amar a nuestros padres, hermanos, tíos y abuelos.  Tu familia te puede proporcionar compañía y felicidad, ayudarte a aprender principios correctos en un ambiente de cariño y prepararte para la vida cotidiana.

Sin embargo no nos enseñan a similar la muerte de un ser querido. Uno de los más grandes errores de la humanidad es creer que todos nos preparamos para la vida, en conseguir dinero para comprar o amasar vienes, pero ninguno se prepara para asumir la muerte personal, ni mucho menos las pérdidas de seres queridos. Deberíamos de comenzar un proceso de concienciación sobre la importancia de la muerte y afrontarla como parte de la vida.

Nunca estaremos preparados psicológicamente para aceptar la muerte de un ser querido. Muchas veces, evadiendo el tema, decimos que aún nos falta mucho para ese día, que no nos preocupa y cuando alguien nos toca el tema lo desviamos.  Aceptar que nos duele la ausencia de un ser querido lleva su tiempo, y cada uno de nosotros lo experimenta de diferentes maneras. Desde que se recibe la noticia del fallecimiento de un ser querido hasta que se asimila y acepta, pasado el tiempo, todas las personas afectadas por la muerte de una persona próxima atraviesan por diferentes fases.

Por tal razón debemos demostrar afecto a nuestros seres queridos en vida para una vez nos llegue esa terrible y amarga noticia, nos sintamos mejor con nosotros mismo y no nos tengamos que dar golpes de pecho por que no pudimos demostrar lo que sentíamos. Esto no nos hace sentir menos dolor, pero si nos deja más tranquilos al saber que disfrutamos buenos momentos de su presencia.

La muerte entró al mundo para purificar el pecado que heredamos de nuestros primeros padres, todos estamos convocados a ir con el Creador de la vida y entregar cuentas de cómo hemos vivido en esta tierra.

No necesariamente la enfrentaremos cuando estemos enfermos o ancianos, será cuando se nos llame al encuentro con Dios Padre, quizás en el momento menos esperado.

Eclesiastés 3 dice que hay tiempo para llorar y también para reír, por lo cual no debemos subestimar el tiempo de duelo. Tener un momento para llorar la muerte  de alguien es importante, pero también es crucial que aprendamos a encontrar esperanza en medio del dolor. La Biblia dice que las personas que deciden aceptar a Jesús como su salvador y siguen sus enseñanzas, tienen un lugar especial junto a Él en el cielo. Esta promesa cambia nuestra perspectiva con respecto a la muerte, pues ya no se convierte en el fin, sino en el principio de una nueva vida feliz junto a Dios. Mientras estamos en la Tierra, podemos hallar paz y consuelo en Cristo, a través de lo que nos dice en su Palabra:

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