La Biblia
Enviado por • 18 de Febrero de 2015 • 1.433 Palabras (6 Páginas) • 288 Visitas
LEY DE LA SIEMBRA Y LA COSECHA
“Éste es el día que hizo Jehová; Nos gozaremos y alegraremos en él.
Oh Jehová, sálvanos ahora, te ruego; Te ruego, oh Jehová, que nos hagas prosperar ahora”. SALMOS 118:24-25
Repita conmigo: “HOY es el día que Dios ha creado para mí, por tanto declaro que hoy soy bendecido y prosperado”.
“Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó”. Génesis 1:26-27.
Cuando Dios creó a Adán, a imagen y semejanza de Él lo creó. Le dio autoridad, dominio y poder sobre todo lo creado. Adán tenía señorío sobre toda la Creación. Tenía riquezas materiales y espirituales. Poseía autoridad sobre la Creación como representante del gobierno de Dios sobre la tierra. Compartía una amistad íntima con Dios y su intelecto era tan grande que pudo ponerle nombre a todos los seres vivientes que Dios había creado. Tenía ayuda idónea que Dios le proveyó. No le faltaba nada. En Dios estaba completo. Sin embargo la historia nos muestra que Adán y Eva pecaron y se rompió la relación entre ellos y Dios. Como resultado de la desobediencia de Adán y de Eva, Dios dictó sentencia en su contra. A Eva se le multiplicaron los dolores de parto; la tierra fue maldita y Adán tendría que labrarla para poder comer de ella.
Ahora el hombre que lo tenía todo, tiene que empezar a operar por fe. Aprendiendo a vivir bajo un principio espiritual muy importante. El principio de la Siembra y la Cosecha.
El Principio de la Siembra y la Cosecha es la responsabilidad de cada hombre y mujer que habita en este mundo. No ha sido establecido por dogmas o mandamientos humanos, ni por ritos o tradiciones religiosas. Es más, la religión no la ha implantado. Este principio fue creado por Dios e introducido por medio de Adán para enseñarnos algo muy básico: El principio de saber que si sembramos una semilla en el Reino de Dios, la misma nos proveerá fruto. (Génesis 8:22) “Mientras la tierra permanezca, no cesarán la sementera (tierra sembrada) y la siega (corte y recolección de frutos), el frío y el calor, el verano y el invierno, y el día y la noche”.
Dios siempre tiene y tendrá una manera de llenar su necesidad y de resolver su problema. Todo depende de cómo su de se convierte en una semilla. Cuando sembramos una semilla, Dios cambia su naturaleza de modo que llegue a ser una planta y el poder de la vida surge en esa tierna y joven planta de tal manera que ni aún una gruesa capa de tierra puede impedir que brote y crezca.
Jesús dice que nuestra fe en Dios es como una semilla. Cuando depositamos nuestra fe en Dios poniéndola en acción toma una naturaleza nueva convirtiéndose en un milagro en potencia. ¿Cuál es el monte que debe usted remover de su vida? ¿la soledad, la pérdida de empleo, la destrucción de su hogar? ¿Cuál es ese monte? Por medio de la siembra y la cosecha Jesús nos muestra el camino para lograr la restauración y vivir en la abundancia que El creó para nosotros desde antes de la fundación del mundo.
Un labrador no es aquel se sienta a esperar su cosecha, sin haberla trabajado primero. La Palabra de Dios nos enseña en 2da. De Timoteo 2:6 que: “El labrador, para participar de los frutos, deberá trabajar primero”.
Cuando el labrador decide trabajar y sembrar la tierra. Primero identifica un terreno fértil dónde sembrar su semilla. (Marcos 4:8) “Pero otra parte cayó en buena tierra, y dio fruto, pues brotó y creció, y produjo a treinta, a sesenta, y a ciento por uno”.
2. Después el labrador comienza a acondicionar y limpiar el terreno para que esté en condiciones aptas. Muchos creyentes hoy en día creen que por traer sus diezmos al alfolí, pueden ser justificados y seguir llevando la vida disoluta y desordenada que tenían en el pasado. Tres mujeres, un camino. Seguir en borracheras y con la mente del mundo cometiendo los mismos pecados
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