La Religion Y Sus Tabus
Enviado por marcela55555 • 12 de Agosto de 2013 • 3.713 Palabras (15 Páginas) • 299 Visitas
PERFIL PSICOLÓGICO DEL VIOLADOR
1. Preferencial Seductor: Pretende la acción sobre el menor a través de la seducción, el convencimiento y la manipulación de la menor. Precisa de un cierto grado de complicidad (o silencio) por parte de su víctima. Suelen escoger a niñas/os de su entorno inmediato: hijas/os, nietas/os, sobrinas/os, alumnas/os y vecinas/os.
2. Preferencial Directo: Está integrado en la sociedad, pero se distingue del grupo anterior por que no necesita repetir el abuso sobre el menor.
3. Preferenciales Violentos: Buscan a sus víctimas tanto entre niñas/os de su entorno como fuera de él. Su objetivo no es la "conquista" del menor ni nada parecido, sino la agresión sexual y la violación. Éstos pueden matar a sus víctimas.
El violador siempre esta observando cual será su victima sin importar el daño que este ocasione y sin importar quien sea solo su placer y además es muy inteligente para que muchas veces no se percaten del daño que hacen al menor, si no hasta después de determinado tiempo, por cuestiones del comportamiento del menor.
En general las victimas callan durante mucho tiempo, siendo objeto de abusos reiterados y progresivos hasta su detección. Los niños en riesgo son aquellos que ofrecen al ofensor un aspecto vulnerable, por su edad, la relación que tienen con el ofensor ya sea de confianza, autoridad, timidez, complacencia, simple oportunismo o son elegidos por el abusador. La situación abusiva reiterada produce una secuencia de comportamientos, que pueden darse en su totalidad o parcialmente.
1) Secreto: Imprescindible para que el abusador pueda mantener a la victima a su disposición, utilizando la coerción física o emocional. Obligándola a sentirse responsable, cómplice y sometida.
2) Desprotección: Basado en parte en la educación que infundimos a los niños de obedecer a los adultos, docentes, familiares o cuidadores. También en niños que se hallan en situación de abandono, discapacidad, a cargo de adultos irresponsables o por victimizaciones anteriores.
3) Atrapa miento y Acomodación: Silenciado y desprotegido el niño desarrolla mecanismos de defensa como la negación, la disociación, acomodándose a las demandas sexuales, y al dolor de la traición de la persona idealizada, permitiéndole actuar con seudonormalidad, concurriendo a la escuela, cumpliendo con sus tareas y conviviendo en el hogar.
4) Revelación: Se puede dar por varios motivos que deviene de los mismos acontecimientos de abuso y del entorno. La victima siente esta situación ambivalentemente, sintiendo odio, rabia, culpa, muchas veces su resultado es el arrepentimiento o retracción, volviendo al estado anterior de la situación abusiva. Con la revelación se puede lograr la denuncia legal en defensa del niño.
5) Retracción: Es muy temida por los profesionales a cargo de los niños con sospecha de abuso, de allí que necesitan mucha contención del personal especializado para poder sostener el relato frente a la presión del abusador o sus cómplices.
“Mayormente son varones con frecuencia buscan trabajos o actividades que les permitan estar cerca de las niñas/os.
Su nivel de reincidencia es altísimo, aun después de ser descubiertos y condenados.
Pueden tener una familia a su cargo, y con frecuencia hijas pequeñas.
En muchos casos abusan del alcohol.
Presentan falta de empatía y baja autoestima.
En la mayoría de las ocasiones no padecen trastornos psiquiátricos.
La mayoría no tiene capacidad para controlar su propio comportamiento”.
2.3.- TIPO DE VIOLENCIA OCASIONADA HACIA LA VICTIMA
La violencia física se entiende la fuerza material que para cometer un delito se hace a una persona, la violencia en su sentido jurídico es la fuerza en virtud de la cual se priva al hombre el libre ejercicio de su voluntad, materialmente a hacer o dejar de hacer lo que según su naturaleza tiene derecho a ejecutar o dejar de ejecutar. La violencia es, pues, el aniquilamiento de la libertad en la persona contra quien se emplea.
Referida al delito de violación, consistirá en la fuerza material aplicada directamente en el cuerpo del ofendido que anula, supera o vence su resistencia y lo obliga, contra su voluntad, a sufrir en su cuerpo la conjunción sexual por medios que no puede evadir. El empleo de la fuerza material, hace revestir al delito un carácter muy grave por el extremo peligro que acarrea, ya que el brutal ímpetu de la acción ofende intensamente la libertad personal o la integridad corporal. Además su empleo produce intensa alarma pública como síntoma de inseguridad individual y colectiva.
“La fuerza material debe ser ejercida sobre la persona misma en quien se pretende realizar la conjunción sexual”.
Dada la dificultad de probar la violencia en los casos secretos en que la resistencia tiene sus grados y la voluntad de sus caprichos, había llevado a los antiguos jurisconsultos a establecer ciertas presunciones de las que deducían su existencia.
Así, para que una queja por violación pudiera ser acogida era necesario:
* Que una resistencia constante y siempre igual hubiese sido opuesta por la persona presuntamente violentada, porque es suficiente que esa resistencia haya cedido algunos instantes para hacer presumir el consentimiento.
* Que una desigualdad evidente existiera entre sus fuerzas y las de su violador, por que no puede suponer la violencia cuando se tienen los medios de resistir y no se les ha empleado.
* Que haya proferido gritos y llamado en su socorro.
* Que, por último quedaran algunas huellas impresas sobre la persona que atestigüen la fuerza brutal a la cual tuvo que ceder.
“La violación misma no se presume, la fuerza no es el principio común de los actos entre hombre y mujer lo es el consentimiento. Solo pruebas terminantes, indicios de un valor robusto, pueden persuadir de lo contrario, no es indispensable que se haya hecho una resistencia desesperada y que hayan sido vencidos todos los esfuerzos”.
La violencia moral:
“Al aplicar el delito de violación equiparada, resulta que la violencia moral consiste en constreñimientos psicológicos, amagos de daños o amenazas, de tal naturaleza, que por el temor que causan en el ofendido o por evitar males mayores le impiden resistir al ayuntamiento que en realidad no ha querido” No es necesario que el amago de males o la amenaza de causar daños se refieran directamente al sujeto en que se pretender la realización lúbrica, pues este pude intimidarse o perturbarse con el anuncio de que los males recaerán en personas de su afecto. Conviene también percibir que las vías de hecho o maniobras materiales impositivas características de la violencia física generalmente son
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