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La encarnación Revelación especial: ¿Proposicional o personal?


Enviado por   •  19 de Abril de 2020  •  Ensayo  •  5.062 Palabras (21 Páginas)  •  545 Visitas

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 4 Revelación particular de Dios

La definición y la necesidad de la revelación especial

El estilo de la revelación especial

La naturaleza personal de la revelación especial

La naturaleza antrópica de la revelación especial

La naturaleza analógica de la revelación especial

Los modos de la revelación especial

Eventos históricos

Comunicación divina

La encarnación

Revelación especial: ¿Proposicional o personal?

 .                            La Biblia como revelación

                        

La definición y la necesidad de la revelación especial

   Revelación especial significa la manifestación de Dios mismo a personas particulares en momentos y lugares definidos, haciéndoles posible entrar en una relación redentora con El. La palabra hebrea para "revelar" es galah. Una palabra griega común para "revelar" es apokalypto. Ambas expresan la idea de correr el velo a lo que estaba escondido. El griego phaneroo, que especialmente da la idea de manifestar, también se usa frecuentemente.

   ¿Por qué era necesaria la revelación especial? La respuesta yace en el hecho que los humanos han perdido la relación de gracia que tenían con Dios anterior a la caída. Era necesario que vinieran al conocimiento de Dios de una manera más completa si las condiciones de este compañerismo se satisfarían de nuevo. Este conocimiento tenía que ir mas allá del inicial o revelación general la cual les estaba aún disponible, pero ahora además de las limitaciones naturales de la finitud humana, estaba también la limitación moral de la pecaminosidad humana. Después de la caída la humanidad se alejó de Dios y en rebelión contra El; su entendimiento en asuntos espirituales se obscureció. Por lo tanto su situación era un asunto más complicado de lo que había  sido el caso originalmente y consecuentemente una instrucción más completa se hizo necesaria.

   Note que el objetivo de la revelación fue relacional. El propósito primario de la revelación no era aumentar la cantidad de conocimiento en general. El conocimiento acerca de era con el propósito del conocimiento de. La información tenía que llevarnos a la relación;  consecuentemente, la información revelada a menudo era muy selectiva. Por ejemplo, sabemos relativamente poco en cuanto a Jesucristo desde un punto de vista biográfico. No se nos dice nada en cuanto a Su apariencia, Sus actividades características, Sus intereses y Sus gustos. Tales detalles que ordinariamente se encuentran en las biografías se omitieron, porque no eran significativos para la fe.  Los meramente curiosos no son satisfechos por la revelación especial de Dios.

   Además otra palabra introductoria se necesita concerniente a la relación de la revela- ción especial con la general. Comúnmente se asume que la revelación especial es un fenómeno después de la caída necesario por la pecaminosidad humana. Frecuentemente se le considera como un remedio.[1] Desde luego, No nos es posible saber la situación exacta de la relación entre Dios y la humanidad antes de la caída. Simplemente no se nos dice mucho acerca de esto. Adán y Eva pudieron haber tenido una conciencia clara de Dios que les hacía continuamente conscientes de El en todas partes, en su propia experiencia interna y en su percepción de la naturaleza. Si así fue esa conciencia de El se puede pensar como revelación general. Sin embargo, no existe ninguna indicación que tal haya sido el caso. El narrativo de Dios que busca a Adán y a Eva en el huerto subsecuentemente a su pecado (Génesis 3:8) da la impresión que este era uno en la serie de encuentros que ocurrieron. Además, las instrucciones dadas a la humanidad (Génesis 1:28) concerniente a su lugar y actividad en la creación sugiere una comunicación particular del Creador a la criatura; no parece que estas instrucciones se leyeron mera- mente de la observación del orden creado. Si este es el caso, la revelación especial antecede a la caída.

   Cuando el pecado entró en la raza humana, sin embargo, la necesidad de la revelación especial se hizo más urgente. La presencia directa de Dios, la más inmediata y completa forma de revelación especial, se perdió. Adicionalmente, Dios ahora habla en relación con los asuntos los cuales previamente no eran de interés. Los problemas del pecado la culpa y la depravación tenían que resolverse; los medios de la salvación, la redención y la reconciliación debían proveerse. Y ahora el pecado disminuía la comprensión humana de la revelación general, así aminoraba su eficacia. Por lo tanto, la revelación especial tuvo que ser el remedio con respecto tanto al conocimiento humano como a la relación con Dios.

   Es común indicar que la revelación general es inferior a la revelación especial, tanto en la claridad del tratamiento  como en los temas que se consideran. La insuficiencia de la revelación general por lo mismo requiere la revelación especial. La revelación especial, no obstante, requiere la revelación general también.[2] Sin la revelación general, no poseeríamos los conceptos en relación con Dios los cuales nos capacitan para conocer y entender el Dios de la revelación especial. La revelación especial se edifica sobre la reve- lación general. La relación entre ellas es en alguna manera paralela con lo que Immanuel Kant halló entre las categorías del entendimiento y el sentido de percepción: "Conceptos sin preceptos están vacíos; preceptos sin conceptos están ciegos." Los dos armonizan. Sólo si los dos se desarrollan en aislamiento el uno del otro parece haber conflicto entre ellos. Tratan con el mismo asunto y perspectiva, produciendo un entendimiento armo- nioso y complementario.    

El estilo de la revelación especial

   La naturaleza personal de la revelación especial

   Es necesario preguntar en cuanto al estilo, la manera y la naturaleza de la revelación especial. Un Dios personal se presenta a Sí mismo a personas. Esto se ve en un número de maneras. Dios se revela a Sí mismo  al decirnos Su nombre.  Nada es más personal que el nombre de uno. Cuando Moisés preguntó quién diría él al pueblo de Israel que lo había enviado, Jehová le respondió dándole Su nombre, "Yo soy el que soy"[o "Yo seré el que seré"] (Exodo 3:14). Además, Dios estableció alianzas personales con individuos (Noé, Abraham) y con la nación de Israel. Los salmos contienen numerosos testimonios de la experiencia personal con Dios. Y la meta en la vida de Pablo era tener intimidad personal con Dios: "quiero conocerlo a él y el poder de su resurrección , y participar de sus padecimientos hasta llegar a ser semejante a él en su muerte" (Filipenses 3:10).

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