Ministerio Pastoral
Enviado por anavi13 • 7 de Julio de 2014 • 7.822 Palabras (32 Páginas) • 2.146 Visitas
AGRADECIMIENTO
A Dios, por brindarme la dicha de la
salud y bienestar física y espiritual,
y por darme la fortaleza en las
circunstancias mas difíciles.
A mi familia, como agradecimiento a
su esfuerzo, amor y apoyo
Incondicional, durante nuestra formación
tanto personal como Espiritual.
A nuestros docentes, por brindarnos
su guía y sabiduría en los estudios.
INTRODUCCION:
Ministerio Pastoral prepara líderes para pastorear al rebaño de Cristo, entrenados en los aspectos y responsabilidades del ministerio pastoral. Se busca que el futuro pastor sea un hombre de Dios íntegro. Da énfasis en quién es el pastor como persona. Incluye cómo organizar y administrar su tiempo en el pastorado e informa sobre la celebración de las ordenanzas y otros servicios especiales.
La Biblia habla del Pastor en Sal. 23:1-6; Jn. 10:1-16; 21:15-19. El pastor sigue siendo la clave, por lo que respecta al crecimiento de la iglesia local, no es el único factor pero es el más importante, del Señor Jesucristo. El mejor pastor no es el que toma más responsabilidades, sino el que se asegura que cada miembro tenga una responsabilidad y trabaje firme en ella.
El don de pastor, es la habilidad especial que Dios da a ciertos miembros del cuerpo de Cristo de asumir la responsabilidad personal de un grupo de creyentes, por el bienestar espiritual durante un periodo largo.
I. LA VIDA PASTORAL
1.El pastor y su relación con la iglesia
La mayoría de los ministros adquieren mucho de su identidad personal de su rol como pastores. Éste es un llamado de Dios y ellos han respondido con obediencia. Hay una gran realización en llegar a estar involucrados, personalmente, en las vidas de las personas, verlos crecer y madurar en Cristo. El trabajo pastoral puede tener consecuencias eternas para el rebaño. Usted llega a estar muy cerca de la gente al caminar con ellos en medio de crisis y tiempos de regocijo. La vida pastoral debe lidiar, también, con presiones congregacionales. Aquí se mencionan algunas:
Las expectativas no realistas
Las personas pueden sentir que sus problemas, intereses o proyectos deberían ser el objetivo primario del pastor. En ocasiones, un pastor puede sentir como que tiene 50 o 100 jefes, dependiendo del número de personas en la iglesia, y cada uno tratando de decirle lo que debe hacer. Si todas estas expectativas fueran puestas en una lista, no habría suficientes horas en una semana para que una persona las pueda realizar.
La necesidad de ser bueno en todo
Aún cuando a todos los cristianos, pastores incluidos, se les han concedido dones espirituales, ninguno ha recibido todos los dones. Los dones concedidos nos permiten sentirnos muy a gusto trabajando en aquellas áreas relacionadas con nuestras fortalezas. Pero ¿qué hacer respecto a aquellas responsabilidades para las que no tenemos dones y nos entusiasman poco? Un pastor expresó que se sentía con los dones para predicar y enseñar. En cambio, la administración, era su reto. El pensó que si se organizaba mejor y leía unos cuantos libros más, le empezaría a gustar. Finalmente, llegó a la conclusión que podría llegar a ser administrador promedio, pero jamás un gran administrador.
El temor que sobre él recae toda la responsabilidad
Cuando algo sale mal en la iglesia, el pastor es el primero en ser acusado. La mayoría de los pastores pueden asumir sin problema la responsabilidad por aquello que, realmente, les concierne. En cambio, es difícil sentir las flechas de ardor de la crítica cuando los pastores saben que no son responsables o tienen poco control sobre la situación. Sus palabras pueden ser
citadas erróneamente, puede ser malinterpretado y malentendido por los miembros de la congregación. Algunas veces los ataques son directos y frontales. Otras veces son ataques indirectos y sutiles por medio de rumores e insinuaciones. Todos los ataques injustos son dolorosos.
La inseguridad del trabajo
Los pastores sirven al placer de aquellos que son servidos. Aquellos que son su apoyo más fuerte pueden volverse contra usted respecto a una situación difícil o diferencia de opinión. Cuando los conflictos se desarrollan en una iglesia local, generalmente, es más fácil para el liderazgo sugerir la contratación de un nuevo pastor, en vez de pedirles a los miembros descontentos de la iglesia que se vayan. Ser forzado a dejar una iglesia afecta el currículum y se torna difícil vivir con ello. Aún la sola amenaza de dificultad en una iglesia local, puede crear un sentido de inseguridad y ansiedad en el pastor y su familia.
¿Qué pasa cuando una familia se va de la iglesia?
Pocos de nosotros podemos manejar adecuadamente el rechazo. Cuando una persona o familia deja la iglesia por algo menos que una buena razón, los pastores tienden a tomar eso muy personalmente. ¿Fallamos en no brindarles suficiente atención? ¡Seguro que no les gustó la predicación! ¡Tal vez nuestros programas no se ajustaron a sus necesidades familiares! Es difícil ser objetivo cuando usted ha dado su tiempo y energía para ministrarles. La verdad es que la gente cambia de iglesia por varias razones que no tienen nada que ver con el pastor. Por el contrario, puede que usted haya sido la razón por la que ellos se han quedado tanto tiempo en la congregación. No obstante, esto puede dejar a un pastor herido y confundido, especialmente si la familia no expresa una razón para el cambio.
2. La relación del pastor consigo mismo
El antiguo dicho tiene razón -si no te cuidas, nadie más lo va a hacer por ti. Hay cosas que usted puede hacer para prepararse respecto a todo lo que trae el ministerio:
Sea usted mismo
Puede que las expectativas de la iglesia no sean tan elevadas como las que usted tiene sobre sí mismo. “Las expectativas generales que observamos en los obreros ministeriales son: 1. Ser incansables; 2. Superar cualquier ofensa; 3. Ser excelentes en cualquier tarea; 4. Ser emocionalmente autosuficientes; 5. Estar libre de necesidades materiales; 6. Ser espiritualmente perfectos”. Dios envió un Mesías al mundo, y usted no es el segundo. Pablo nos dio un consejo importante en Romanos 12:3: “Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí
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