Pensamientos de Paz
Enviado por doro03 • 9 de Julio de 2013 • 1.208 Palabras (5 Páginas) • 435 Visitas
Pensamientos de Paz
Si queremos un mundo de paz y de justicia hay que poner decididamente la inteligencia al servicio del amor.
En el mundo en que vivimos podemos decir que si existe algo que todos, realmente y en común deseamos, no importando el tiempo, raza, edad, sexo, religión, status social, profesión, etc. es la PAZ... Es así que se han organizado hasta Instituciones que la promuevan e intentan de una u otra forma mantener o negociar la "paz".
Qué es realmente la Paz?
En este mundo se nos ha hecho pensar que la paz se encuentra en las situaciones que nos rodean, si hay tranquilidad, al adquirir ciertas cosas o desarrollar ciertas cualidades o habilidades que más adelante nos asegurarán y harán disfrutar de "paz", es así que obtenemos bienes para asegurar nuestro futuro económico y procuramos mantenernos en situaciones que más adelante nos propicien "paz", pero ¿es en ésto que se encuentra la tranquilidad, el sosiego y la verdadera paz?
Hay algo tan necesario como el pan de cada día, y es la paz de cada día; la paz sin la cual el mismo pan es amargo.
Sabias que la paz comienza con una sonrisa?
No basta con hablar de paz. Uno debe creer en ella. Y no es suficiente con creer. Hay que trabajar para conseguirla.
La paz no se escribe con letras de sangre, sino con la inteligencia y el corazón.
No hay camino hacia la paz, la paz es el camino.
La realidad de la guerra, sin embargo, está muy lejos de ser cautivadora. La guerra es algo cruel, sucio, lleno de tristeza y de miseria. Quienquiera que la haya vivido comprende bien que jamás debe repetirse. Durante mi juventud, presencié hasta los límites de la razón el horror de la guerra. Vivía bajo los implacables ataques aéreos, que arrojaban lluvias de explosivos y bombas incendiarias. Solía extraviarme en medio de un mar de fuego, presa de una angustia intolerable por mi familia y de una terrible tristeza e impotencia, mientras veía morir a la gente a alrededor de mí.
Estoy plenamente convencido de que cualquier intento de justificar la validez de ese hecho deleznable es vano e inútil, pues es absolutamente imposible concebir que una guerra pueda ser justa y correcta.
En un conflicto bélico, los seres humanos se convierten en simples medios al servicio de un fin; las víctimas son hombres y mujeres comunes, que se ven arrojados al infortunio y a la desdicha, por ambos lados. Cada persona que perece en una guerra es un ser irreemplazable e invalorable; es el padre, el hijo o el amigo de alguien. Por ello tenemos que oponernos sistemática y abiertamente a la guerra. Los conflictos no deben resolverse as través de la fuerza bruta y la violencia, sino mediante la sensatez y el diálogo perseverante.
Tal vez resulte tentador convencerse de que son los estados o las alianzas entre países los responsables de iniciar una guerra. En realidad, esta se origina en lo profundo del corazón de cada individuo. El budismo enseña que la guerra es el fruto de la ira y del egoísmo. Para erradicar la constante amenaza de conflictos bélicos, es necesario conquistar y doblegar la naturaleza egoísta que acecha en el interior de cada ser humano.
La razón o la sabiduría humana no pueden prevenir desastres naturales como las inundaciones o los terremotos. Pero los problemas provocados por los seres humanos pueden ser resueltos por los seres humanos.
En su libro ¡Basta de guerras!, Linus Pauling, galardonado dos veces con el Premio Nobel escribió: “Creo que existe en el mundo un poder mayor que el poder negativo de la fuerza militar y de las bombas nucleares: el poder del bien, de la moralidad,
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