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Personalidad


Enviado por   •  30 de Octubre de 2013  •  1.964 Palabras (8 Páginas)  •  210 Visitas

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El problema es una realidad omnipresente en la vida de los individuos, de las instituciones y de los pueblos; es parte integral del tejido de la vida. La capacidad de afrontarlo mide, en cierto modo, la calidad de vida.

¿Qué es un problema? Es una situación con uno o varios elementos de oscuridad: queremos lograr algo, pero no hallamos cómo; necesitamos movernos hacia un determinado punto, pero no vemos claro el camino.

El concepto de problema es esencialmente relativo, pues incluye en sí la referencia a un sujeto determinado. Lo que para Juan es un problema, puede no serlo para Pedro, pues para éste no entraña dificultad ni oscuridades.

Muchos problemas son personales y muchos otros son grupales o sociales, según afecten a individuos, grupos o sociedades, y según estén en manos de individuos o de grupos para ser resueltos.

¿Qué relación existe entre los problemas y la creatividad? Una muy estrecha. Por definición, todo problema apela a la creatividad de alguien, ya que el sujeto no conoce la solución. Sus rutinas de pensamiento y las técnicas bien conocidas no le sirven para el caso, por eso tiene el problema. Como la mayoría de las personas no son pintores, escritores, ni directores de cine, podemos decir que el uso más común y cotidiano de la creatividad, para casi todo el género humano, consiste en afrontar y resolver problemas.

Frente a la creatividad elitista de pocos, se adelanta la creatividad democrática de todos.

Al crecer en los últimos decenios la envergadura y la complejidad de los problemas institucionales, comenzaron a hacerse estudios sobre el proceso de análisis y solución, y nació un nuevo arte: la heurística ( del griego heuriskein: encontrar). Pero no hay que ilusionarse: para el fascinante arte de resolver problemas, no existen ni existirán recetas prefabricadas.

El manejo de los problemas se desarrolla en dos etapas distintas: el planteamiento y la solución. Nosotros, por motivos didácticos, vamos a desmenuzarlo en cinco pasos o momentos:

1. Definir el problema. Partimos de una observación que cualquiera está en grado de verificar: en las discusiones es muy frecuente la tendencia a mezclar planteamientos con soluciones; es decir, que ya en los primeros momentos, cuando aún hay oscuridades sobre cuál es propiamente la dificultad, se bajarán soluciones. Esto es un poco lógico como el médico que receta antes de diagnosticar la enfermedad.

El sentido común, tan poco común aquí como en todos los demás, reclama una separación análoga a la que explicábamos en el caso del brainstorming. Primero hay que definir bien el problema (p) y luego buscarle las soluciones (s).

¡Qué ilusión tan simplista la de creer que los problemas están ahí, enfrente, como puede estar un edificio o un pozo! No, los problemas no son enteramente realidades físicas externas, sino psíquicas e internas; son realidades parcialmente objetivas y parcialmente subjetivas. Requieren procesos de percepción y de organización e interpretación de datos. No siempre la primera formulación es la más feliz. Nada lo garantiza. Una formulación poco afortunada confunde y extravía. Vienen al caso cuatro ejemplos:

• En la recesión económica mexicana de 1983, un amigo me decía angustiado: “Acabé de construir cinco departamento para venderlos totalmente terminados. Debo pagar cada mes a la constructora cientos de miles de pesos. Nadie quiere comprar. Me he reducido en el precio hasta por debajo de mis costos; pero ni así”.

Problema: ¿Cómo vender los departamentos en un breve plazo?

• He ordenado una construcción en la cima de una colina. Cuento con el dinero suficiente para toda, o casi toda, la obra, pero se nos echa encima la crisis inflacionaria. Me urge que los trabajos se hagan con celeridad. El arquitecto-contratista opera con equipos raquíticos de trabajadores; cada semana observo que en lugar de los veinte o treinta trabajadores prometidos han llegado sólo tres o cuatro, o ninguno. Y la inflación galopa sañuda....Pasan los meses; en vano he intentado todos los recursos para apremiar al arquitecto.

Problema:¿Cómo hago para que el escurridizo arquitecto cumpla el convenio y concluya la obra?

• En casa de Juan Pérez hay ratones. Las ratoneras que se han usado son eficaces, pero dan un espectáculo muy desagradable.

Problema: ¿Cómo mejorar la s ratoneras, o cómo conseguir otras adecuadas?

• Crece el uso de las drogas y los tribunales de muchos países se enfrascan en miles de casos de delincuencia a raiz de ello.

Problema: ¿Cómo puede el gobierno eliminar el tráfico y consumo de drogas?

Un mínimo de análisis nos revela que los cuatro problemas están mal planteados.

El primero no es cómo vender, aun malbaratándolos, los cincos departamentos, sino cómo conseguir el dinero necesario.

El segundo no consiste en cómo motivar al arquitecto, sino en cómo activar la construcción hasta finalizarla.

El tercero no es un problema de ratoneras, sino de librar la casa de ratones.

El cuarto supone, sin haberlo probado, que corresponde a los gobiernos eliminar las drogas. Pretende configurar el problema con lo que es una de las posibles alternativas de solución.

¡Qué frecuente es que los planteamientos estén ya “casados” con una solución, una entre varias posibles! ¡Y que cándidamente se ignore este mal matrimonio!

En los ejemplos anteriores, vender los departamentos en plena crisis, seguir con el mismo arquitecto y utilizar ratoneras son ya esbozos de solución; pero no planteamiento lúcidos.

Antes de resolver los problemas hay que tener la capacidad para identificarlos, es decir, para formular preguntas que nos lleven a detectarlos y definirlos. Esta facultad e s uno de los rasgos inconfundibles de la conducta creativa.

Además, sucede que la correcta definición de un problema ya muestra por sí sola el camino de salida. Lo malo es que, como deplora Edwards: “We are basically solution-minded rather than problem-minded”.

2. Averiguar las causas del problema, sus raíces, sus factores, y las condiciones que lo hicieron nacer. Hay que reunir e interpretar todos los hechos que se producen en torno a una situación, y seguir los hilos que los entrelazan para formar la maraña.

En los casos más complejos conviene distinguir la realidad misma, por una

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