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Religion Y Cultura


Enviado por   •  20 de Mayo de 2015  •  2.241 Palabras (9 Páginas)  •  200 Visitas

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"En el principio, los seres humanos crearon un Dios que fue la Primera Causa de todas las cosas y el Ordenador de cielo y tierra. No se lo representó con imágenes y no tuvo templo ni sacerdotes a su servicio. Era demasiado elevado para un inadecuado culto humano. Gradualmente se desvaneció de la conciencia de los hombres. Llegó a ser tan remoto que la gente decidió que no lo quería más. Finalmente se dijo que había desaparecido"

Con estas palabras, se abre el libro de Karem Armstrong titulado “Una historia de Dios”, bestseller del New York Times en 1995 y cuyo subtitulo reza: "Cuatro mil años de búsqueda del Judaísmo, del Cristianismo y del Islam ". Escrito por una creyente extraordinariamente critica y poseedora de un vasto e impresionante conocimiento de las tres tradiciones bíblicas, su conclusión es muy diferente a la primera afirmación del párrafo citado. En realidad. Dios no ha sido creado por el hombre, sino que presente en su

conciencia. Dios ha sido la primera y más importante necesidad humana- De ahí la búsqueda incansable, el anhelo inextinguible de los hombres por unirse con Él y de verlo actuante y operante en su mundo. Pero su búsqueda ha sido, no podía ser de otra manera, una búsqueda humana y para insertarlo en lo humano; de ahí el carácter sustancialmente antropomórfico de toda concepción y representación de Dios, y su tinte cultural correspondiente a determinadas épocas, culturas y tradiciones.

Pero si la búsqueda es humana, también lo es la forma del encuentro con Dios, la expresión de dicho encuentro y la manera como queremos relacionamos con Él. Existe, sin embargo, en el corazón de los hombres, la conciencia secreta pero realmente actuante de la absoluta trascendencia de Dios. Esta trascendencia entra no sólo en contraste, sino también en conflicto con la Limitación ^relatividad de todo lo humano. Se abre así el drama entre la realidad de Dios y su imagen, entre la sublimidad de su ser y las formas culturales de su experiencia y manifestación. Drama que tiende a resolverse o bien en el rechazo y olvido de la imagen de Dios, y éste comienza a no tener nada que ver con lo humano, o bien en una antropomorfízación o culturalización que degrada y limita la realidad de lo Divino, que mancha la pureza de su ser. Queda quizás una vía intermedia en la toma de conciencia humilde de nuestra incapacidad para captar a Dios tal como es. y de la imposibilidad de expresarlo adecuadamente en nuestras imágenes y conceptos. Vía media en una toma de conciencia realista de la necesidad de que Él tenga un lugar en nuestra historia y de que viva en la relatividad de nuestras culturas. Es aquí donde se plantea la distinción entre fe y religión, entre fe y cultura.

1. Fe y experiencia de dios

La experiencia consiste en la presencia inmediata de una realidad en la conciencia del hombre. Al calificar de inmediata esta presencia no estamos excluyendo toda mediación, sino específicamente la mediación de la razón y del concepto.

Todo conocimiento humano es mediado por sensaciones, símbolos, imágenes, sentimientos, datos de conciencia y, por ende también lo es la experiencia. Ahora bien, esta presencia inmediata, experiencial, produce en la conciencia una firmeza tal que la constituye en certeza inquebrantable. Ello no quiere decir que sea inalcanzable por las dudas o invulnerable a la crítica de la razón. Mas, la experiencia ha de pasar por estas pruebas para confirmarse como certeza. En otras palabras, ha de ser reflexionada y elaborada racionalmente.

La experiencia consiste pues, en esa presencia o manifestación de ÉL en la conciencia del hombre, de manera abarcante y omnicomprehensiva. Es de ahí de donde brota la fe, la adhesión incondicionada a Aquel que se ha manifestado de manera tal que no podemos dudar, dada la firmeza y claridad con que se ha vivido el encuentro. En la experiencia profunda de Dios Él es mas real que la realidad de nosotros mismos. Por ello, la fe que brota de la experiencia involucra todo nuestro ser y se convierte en la razón definitiva de vivir y de morir.

Pero la experiencia de Dios está coloreada no sólo por la particularidad de las personas, sino también por la historia y la cultura en las que ellas se encuentran. Esa particularidad colorea también la imagen que nos formamos de Dios. La Biblia nos habla del Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, del Dios: nuestros Padres, haciendo alusión clara a la experiencia de cada uno de ellos. A estas referencias añadimos los cristianos el Dios de Jesucristo. Tales experiencias, así se hallen unificadas por una tradición, tienen sus diferencias notables. Aquí se percibe claramente la relatividad de lo humano. Una es por ejemplo la imagen del Dios de la tradición Yahvista y otra la imagen del Dios Elohista, o del Dios de la tradición Sacerdotal. Pero hay sin embargo algo común, que es lo que constituye la tradición, al ser repetida la experiencia fundamental en una y otra persona, en distintas circunstancias, épocas y culturas. Esto común es la presencia y manifestación de Dios.

La obra de William James, "Las Variedades de la Experiencia Religiosa ", ilustra de modo maravilloso esta pluralidad de encuentros con Dios. Otro problema será el juzgar acerca de su autenticidad y el darle una interpretación adecuada.

Un recorrido por la mística Judía, Islámica y Cristiana, nos permite descubrir la inmensa variedad de imágenes de las que echan mano los místicos para expresar ese encuentro inefable con Dios que trasciende la experiencia ordinaria. Pero al mismo tiempo ese recorrido nos abrirá a la identidad fundamental de esa forma intensa de experiencia creyente de Dios: la fusión con lo divino. Esa diversidad es no sólo la expresión de la limitación radical de nuestro ser individual y particular, sino sobre todo de la infinita, ilimitada e inabarcable riqueza de Dios; de su trascendencia. ¿Debemos reprochar o descalificar la diversidad y limitación de lo humano, o asumir en la fe la riqueza inconmensurable de quien generosamente se manifiesta a los hombres en contextos y situaciones muy diversas?.

No son los hombres que han creado a Dios, pero sí quienes han creado, y siguen creando, las imágenes y conceptos para expresarlo y referirse Él.

2. Fe y Religión

La invasión de Dios en el corazón del hombre, crea en éste la necesidad de revivir y prolongar su experiencia, de entender lo ocurrido, de expresar en el mundo la fe de la cual se vive, y de venerar desde la propia realidad humana la realidad de Dios. Es así como surgen la oración y el culto, la doctrina y la moral religiosas. La religión, desde esta perspectiva y en cuanto contradístinta

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