FUNDACIÓN DE LA VILA SAN MIGUEL DE IBARRA
Enviado por Santiago Bastidas • 14 de Agosto de 2020 • Ensayo • 4.428 Palabras (18 Páginas) • 93 Visitas
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PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DEL ECUADOR
SEDE IBARRA
ESCUELA DE ARQUITECTURA
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Pontificia Universidad Católica del Ecuador Sede Ibarra
Escuela de Arquitectura
Ibarra – Ecuador
2015
INVESTIGACIÓN
Edward Vásquez _ Pineda María José _ Mayorga Jaqueline _ Paúl Guerrero
LEVANTAMIENTO FOTOGRÁFICO
Edward Vásquez _ Pineda María José _ Mayorga Jaqueline _ Paúl Guerrero
EDICIÓN
Edward Vásquez _ Pineda María José _ Mayorga Jaqueline _ Paúl Guerrero
ESCUELA / DOCENTE
Escuela de Arquitectura
Pontificia Universidad Católica del Ecuador Sede Ibarra
Arq. Fernando Jácome
Índice[pic 11]
CAPÍTULO 1 5
1. DENUNCIA DEL LUGAR 5
CAPÍTULO 2 6
2. MARCO LEGAL 6
CAPÍTULO 3 7
3. SISTEMA BIOFÍSICO 7
CAPÍTULO 4 8
4. SISTEMA SOCIO CULTURAL 8
CAPÍTULO 5 9
5. SISTEMA ECONÓMICO - PRODUCTIVO 9
CAPÍTULO 6 10
6. SISTEMA DE ASENTAMIENTOS HUMANOS 10
CAPÍTULO 7 11
7. SISTEMA DE ENERGÍA, MOVILIDAD Y CONECTIVIDAD 11
CAPÍTULO 8 12
8. SISTEMA POLÍTICO ADMINISTRATIVO 12
9. CONCLUSIONES GENERALES 13
10. BIBLIOGRAFIA 13
CAPÍTULO 1
DENUNCIA DEL LUGAR
- ANTECEDENTE
- FUNDACIÓN DE LA VILA SAN MIGUEL DE IBARRA
La Villa de San Miguel de Ibarra fue fundada el 28 de septiembre de 1606, por el capitán Cristóbal de Troya, bajo la orden del entonces presidente de la Real Audiencia de Quito, Miguel de Ibarra y bajo mandato del Rey Felipe de España. Los motivos para la construcción de la ciudad fue que se necesitaba una ciudad de paso en el camino Quito-Pasto y la construcción de una ciudad con acceso rápido al mar. Es así como el asentamiento y la villa de San Miguel de Ibarra fue construida en el valle de Caranqui, en los terrenos donados por Juana Atabalipa, nieta del Inca Atahualpa.
Originalmente se conformó la villa por 81 manzanas sobre un solar de nueve cuadras por lado, el mismo que se repartió entre 157 familias, las órdenes religiosas y el poder civil y militar y a razón de cuatro solares por cuadra. Su importancia se afianza con la llegada de nuevas familias europeas y órdenes religiosas (Jesuitas, Salesianos, Mercedarios, Dominicos, Capuchinos, Conceptas, etc). Para 1735 la población llega a 8000 almas y en 1768 a 1200.
Para el nuevo trazado, se tomó como hito para la trama urbana, la afamada e histórica esquina del coco, planta de palma que sobrevivo a la tragedia y hoy forma la esquina entre las calles Sucre y Olmedo.
El Ing. Rodgers, bajo la supervisión de García Moreno, dio los lineamientos del desarrollo urbano de nuestra ciudad y señala que:
"Las calles tendrán trece metros de ancho para toda acalle nueva, estas serán rectas, tiradas a cordel sin ninguna curva como antes, y se ha de prolongar como sea debido, expropiando, previa indemnización de aquellos solares que anteriormente interceptaban el tránsito, Las aguas potable y de riego deberán introducirse por cañerías metálicas o de cal y canto y con los desagües respectivos que conduzcan el líquido sobrante a los ríos Tahuando o Ajavi según sea el caso”
“El 28 de abril de 1872, se da El Retorno, y desde ahí renace la nueva ciudad con un trazado urbano en damero, con calles anchas y rectas. Este esquema de desarrollo urbano se aplicó en la reconstrucción de la Ibarra, con una configuración del típico trazado colonial, con cambios significativos en sus calles ya que se deja de lado las calles estrechas y se da paso a la amplia, manteniéndose como eje de desarrollo o expansión urbana la plaza central , en esa época la "Plaza de Armas".
Ibarra crece alrededor de dos focos de concentración urbana: el primero el parque central, plaza de Gobierno o plaza de la Independencia (hoy parque Pedro Moncayo). Alrededor se desarrollaban actividades gubernamentales y religiosas, cercanas a ellas se construyeron las casas de aquellas familias de mayor influencia política y económica. El segundo polo es la llamada plaza de ventas y comercio, (hoy parque de la Merced), en el centro se encontraba una fuente de agua o pileta que abastecía las necesidades de agua de consumo humano y rodeado por los ríos Tahuando y Ajavi.
La parcelación urbana se la estableció en predios de cuatro manzanas, es decir cuatro esquinas, mismas que han sufrido cambios al subdividirlas sea por herencias y otras por venta de solares no ocupados, de esta forma la casa con gran espacio o de tres patios se ha limitado, y la ciudad se ha consolidado, pero manteniendo sus características urbanas haciendo de esta forma al Centro Histórico, un área homogénea de características similares, con variaciones en el uso de las edificaciones, pues las casas tradicionalmente espaciosas hoy son áreas administrativas y de servicios e incluso otras en comercio.
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