LA OBSOLESCENCIA PROGRAMANADA: EL MOTOR SECRETO DE NUESTRA SOCIEDAD DE CONSUMO

LA OBSOLESCENCIA PROGRAMANADA: EL MOTOR SECRETO DE NUESTRA SOCIEDAD DE CONSUMO

        Comprar, tirar, comprar, es un documental que ganó en 2011 el premio de la Academia de Televisión, un trabajo que revela cómo la mayoría de las empresas diseñan sus productos para que duren mucho menos y así incentivar el consumo. Nos habla pues, de un fenómeno, la obsolescencia programada.

        Se denomina obsolescencia programada u obsolescencia planificada a la determinación del fin de la vida útil de un producto o servicio, de modo tal que tras un período de tiempo calculado de antemano por el fabricante durante la fase de diseño de dicho producto o servicio, éste se torne obsoleto, no funcional, inútil o inservible.

        Nuestro documental empieza de una forma muy original, presentando a Marcos, un chico que se va a encontrar con una pequeña sorpresa, cuando se dispone a imprimir un trabajo, su impresora deja de funcionar, la lleva a arreglar hasta a tres fabricantes diferentes, y los tres le proponen comprar una nueva.

        Todo empezó con la bombilla, que es uno de los primeros ejemplos de obsolescencia programada. Tras la crisis de 1929 se propuso una ley cuya base era este fenómeno, pretendían que todos los productos tuvieran fecha de caducidad para maximizar los beneficios y generar empleo.

        El Día de Navidad de 1924 fue un día especial. En Ginebra varios empresarios se reunieron con un plan secreto, crear el primer cártel mundial para controlar la producción de bombillas y repartirse el pastel de la producción mundial. El cártel se llamó Phoebus que incluía a los principales productores de bombillas de Europa y E.E.U.U. e incluso de lejanas colonias de África y Asia. El objetivo era intercambiar patentes, controlar la producción y, sobre todo, controlar al consumidor. Querían que la gente comprase bombillas con regularidad. Si las bombillas duraban mucho era una desventaja económica.

        Presionados por el cártel, los fabricantes hicieron experimentos para crear una bombilla más frágil que cumpliera con la nueva norma de 1000h. La fabricación estaba rigurosamente controlada para asegurarse de que se cumpliera la norma.

        En Barcelona , Marcos se niega a dejarse aconsejar por los fabricantes y busca alguna solución para su impresora, pero en el manual ni lo menciona. Buscando en los foros de internet descubre que no está solo.

        Los empresarios eran gravemente castigados si se desviaban de los objetivos marcados. A medida que la obsolescencia surgía efecto, la vida útil empezó a caer.

        La obsolescencia programada surgió a la vez que la producción en masa y la sociedad de consumo. Con la producción en masa bajaron los precios y muchos fueron más asequibles. Pero empezó a surgir la idea de “un artículo que no se desgasta es una tragedia para los negocios”.

        En 1929 la crisis frenó en seco la sociedad de consumo y llevó a los E.E.U.U. a una profunda recesión económica. Las colas ya no eran para comprar sino para pedir trabajo y comida. En 1933 se introdujo el New Deal para sacar al país de la crisis, se basaba en grandes inversiones en obras públicas. Pero no todos confiaban en el New Deal , desde Nueva York se propuso la idea de hacer obligatoria la obsolescencia programada y era la primera vez que el concepto aparecía por escrito. Se proponía que todos los productos tuviesen una fecha de caducidad a partir de la cual se consideraría al producto legalmente muerto y los consumidores los entregarían a una agencia del gobierno, quien se quedase algún artículo después de caducado pagaría una multa. Esto potenciaría el consumo y la necesidad de producir nuevas mercancías. Sin embargo, la idea de London (que fue quien lo propuso) pasó inadvertida y la obsolescencia obligatoria nunca se puso en práctica.

        20 años más tarde la obsolescencia resurgió pero con un giro crucial, ya no se trataba de obligar al consumidor, sino de seducirle. Entonces, cabe pensar que la obsolescencia depende del consumidor, ahora nadie obliga a que los consumidores vayan a las tiendas y compren, van por su propia voluntad, es su elección.

        El antiguo enfoque europeo era el de crear el mejor producto y que durara para siempre. El enfoque americano es crear un consumidor  insatisfecho con el producto que ha disfrutado.

        Finalmente, Marcos descubre que los ingenieros determinan la vida útil de las impresoras gracias a un chip, en este chip lleva una cuenta de las impresiones y al legar a u determinado número, la impresora se bloquea y deja de funcionar.        

         Entre los ingenieros se daba un cambio de conciencia, la vieja escuela creía que debían hacer productos duraderos que nunca se rompieran, pero la nueva escuela quería hacer productos tan desechables como fuese posible. El debate se resolvió cuando la nueva escuela ganó la partida.

        Los diseñadores deben entender para qué empresa trabajan con su modelo de negocio, la empresa determina la frecuencia de renovación de sus productos. Los diseñadores reciben esa información y deben diseñar el producto para que encaje perfectamente con la estrategia de la empresa.

         A finales de los 50, en plena Guerra Fría aún parecía posible la victoria del comunismo sobre el capitalismo como sistema político y económico. La economía comunista no se basaba en el libre mercado, sino que estaba planificada por el Estado, era poco eficiente y sufría una falta de recursos crónica. En ese sistema, la obsolescencia programada no tenía ningún sentido. En Alemania del Este, más eficiente, por ejemplo estaba estipulado que las lavadoras y las neveras deberían durar por lo menos 25 años. 20 años después de la caída del muro de Berlín, el consumismo desenfrenado se da tanto en el este como en el oeste.

        En Livermore (California) vive la bombilla más antigua del mundo. En 1972 se descubrió que una bombilla del parque de bomberos era una bombilla importante. Esta bombilla fue fabricada en Shelhy, Ohio hacia 1895. El filamento es un invento de Adolph Shaillet, que inventó ese filamento para que durara, pero se llevó el secreto a la tumba.

        Existe obsolescencia de otro tipo: la que vuelve obsoleto a un bien de consumo porque ha dejado de estar de moda. Por ejemplo los colores, las formas y los materiales de la ropa, que denotan la temporada de su adquisición. Esta modalidad de obsolescencia se puede aplicar a cualquier bien.

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