Smartphone: producto creado para adaptarnos a los cambios impuestos por la naturaleza

Smartphone: producto creado para adaptarnos a los cambios impuestos por la naturaleza

Camilo Arcila García

Universidad Pontificia Bolivariana

Resumen:

Los consumidores están en constante cambio y adaptación, así como los seres vivos, que, desde la antigüedad, han adoptado y moldeado sus costumbres teniendo en cuenta las necesidades a las que se han sometido. Nosotros, los seres humanos, somos creativos por naturaleza, incluso, los animales desde sus orígenes se han visto en la obligación de buscar formas diferentes para alcanzar los objetivos que se proponen. Y en ese afán de obtener cada vez más logros, es donde se buscan nuevas formas para obtener una comunicación mucho más activa y propositiva, siendo más funcionales y productivos al momento de comenzar una conversación, proyecto o cualquier tarea. Esta investigación, pretende explicar en un primer momento cómo los celulares inteligentes lograron convertirse en una extensión más del cuerpo, a tal punto que hoy son una herramienta casi necesaria no solo para resolver temas personales, sino también para ayudar al cambio y a la adaptación que la misma naturaleza nos impone. De igual forma, se quiere explicar la razón por la cual estos elementos están catalogados, desde la mirada de algunos analistas, como armas de distracción, mientras que las marcas que los fabrican, los ven como un producto creativo, innovador y productivo, necesario para que el ser humano pueda sobrevivir en la sociedad consumista que vemos hoy en varias regiones del mundo. Además, tiene como propósito, según lo visto en el curso de Creatividad e Innovación, entender cómo la biología juega un papel protagónico al momento de detonar la creatividad.

Palabras claves: armas de distracción, creatividad, productividad, herramientas creativas, adaptación al smartphone, extensión del cuerpo.

Introducción

A lo largo del tiempo, nos hemos dado cuenta que para adaptarnos a nuevas culturas, formas y necesidades, necesitamos comunicarnos. Esta la podemos encontrar en todos los ámbitos en los que nos movamos, ya que los seres vivos somos, por naturaleza, comunicativos desde nuestro origen, ya que todos los animales transmiten mensajes, por medio de olores, sonidos, gestos u otros elementos que permiten que dicho mensaje llegue a la mente de uno, o varios, receptores. Y a esto se le puede llegar a sumar el ser creativo, una mezcla entre comunicación e innovación que permite al Ser expresar eso que necesita de formas totalmente diferentes y disruptivas, generando en sus receptores sensaciones únicas que aportan a un mejor entendimiento de lo que pretende expresar.

Luego de miles de millones de años, los animales, incluyendo a los seres humanos, fuimos adaptando costumbres mucho más arraigadas en las culturas y comunidades. Es así entonces, como empezamos a diferenciarnos entre especies, y entender que, debido a un proceso evolutivo mucho más estructurado, el homo comenzó a pensar más allá de sus propios límites, y buscar nuevas alternativas para conseguir eso que tanto necesitaba, debido a que nuestro cerebro se fue adaptando a las especificidades del entorno, y en su proceso de crecimiento, este fue creciendo más y más para poder albergar capacidades, información y explotar ser creativo, innovador y audaz que llevamos dentro. Así comenzamos a diferenciarnos de los demás animales, ya que, a mayor cerebro, mayor capacidad para pensar, crear e idear con las herramientas que la propia naturaleza nos otorga. (Zaidel, 2014)  

Sigamos avanzando en el tiempo, ya los seres humanos hacen parte de una especie más inteligente y evolucionada. Comenzamos a diferenciarnos entre nosotros por diferentes culturas, las cuales nacen por la necesidad del hombre de interactuar y ser socialmente aceptado por los demás, tal cómo lo escuchamos en diferentes libros y clases de Antropología. Esos nichos culturales creaban claves, utilizadas como forma de comunicación entre ellos para defensa y caza de alimentos que los ayudaba a sobrevivir, sin embargo, entra un elemento aún más importante, y es la naturaleza. Ella por si sola se ha encargado que el ser humano conviva con la tierra de forma totalmente diferente, ya que ha sido un pilar fundamental para nuestra evolución, no solo física, sino también antropológicamente (Casas Jericó y Puig I Baguer, 2017), y todo este cambio sustancial propinó que nosotros como especie, adoptáramos nuevas maneras de comunicarnos, de expresarnos y de entablar relaciones con otras comunidades, culturas y costumbres. Así es como hoy, llegamos a un mundo interconectado por miles de dispositivos, y que durante miles de años, nos encargamos de ir adoptando para hacer comunicarnos diferente y, sobretodo, sobrevivir.

Actualmente, y luego de este recuento a grandes rasgos de lo que ha pasado por la humanidad en todo su recorrido, vemos que implícitamente, nuestro entorno nos entrega unas claves para nosotros poder actuar según como se nos indique, y es en ese proceso que empezamos a generar relatos creativos y disruptivos para crear una comunicación mucho más consciente y cercana, sin necesidad de estar presentes. Allí es cuando comenzamos a innovar, a preguntarnos cómo poder entrelazarnos de forma fácil, sencilla y rápida, sin la necesidad de realizar gestos, o crear más condicionales culturales que nos limiten nuestro pensar. Es en ese momento, luego de entender la mente humana y de crear estrategias para generar ideas, como los seis sombreros o el New Thinking (pensamiento lateral) de Edward De Bono, que como especie diseñamos herramientas que nos permiten estar más cerca de nuestro interlocutor, y así poder crear conversaciones en cualquier instante y momento del día. Por esta vía es que nace el celular o actualmente smartphone.

Celular, arma de distracción como lo nombra Enrique Dans en su blog personal, herramienta productiva, o cualquier nombre que le queramos colocar a este elemento que nos ayuda a comunicarnos y a conectarnos con los demás donde quiera que estemos, es lo que hoy prima entre nosotros. Esta herramienta tomó gran acogida a partir de 1973, cuando el ingeniero y empresario Martín Cooper, lanzaba el primer dispositivo que permitía conectar personas sin cables ni sistemas complejos de usabilidad. Esta herramienta, que podía llegar a pesar casi sus dos kilos, y tenía como función generar llamadas a otros dispositivos lejanos de este que tuviera las mismas características y funciones, generó un boom internacional, hasta tal punto que empresas como AT&T comenzaron a desarrollar sus propias versiones. Un invento que en su momento derrochó creatividad e innovación, ya que permitía realizar una función básica del ser humano como lo es el comunicarse, cambió la forma de ver el mundo, de sentirnos alejados, distantes y desconectados. Y como todo en la vida, este evolucionó al pasar de los años, y empresas de todo el mundo comenzaron a lanzar sus propios prototipos de celulares, cada vez más pequeños, para que cumplieran la promesa de ser portables.

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