Ffaños y formación elemental
Enviado por tenor • 27 de Marzo de 2012 • Informe • 1.490 Palabras (6 Páginas) • 458 Visitas
ffaños y formación elemental
Benito Juárez García nació el 21 de marzo de 1806 entrada de la Primavera en el poblado de San Pablo Guelatao, Oaxaca, población ubicada en la cadena montañosa ahora conocida como "La Sierra Juárez" y entonces perteneciente a la Jurisdicción de Santo Tomás de Ixtlán. Bautizado un día después de su nacimiento en la Parroquia de Santo Tomás Ixtlán (Copia de la Fe de Bautizo de Benito Pablo Juárez García, del 22 de marzo de 1806, tomada del libro respectivo de la Parroquia de Santo Tomás Ixtlán.). Los padres de Benito Juárez, Marcelino Juárez y Brígida García, eran según sus propias palabras "indios de la raza primitiva del país"[5] que fueron agricultores. Ambos murieron cuando él tenía 3 años, su madre durante el alumbramiento de su hermana María Longinos. Benito junto con sus hermanas María Josefa y Rosa quedaron bajo el amparo de sus abuelos paternos Pedro Juárez y Justa López igualmente indios de la "nación zapoteca" y su muy pequeña hermana María Longinos con su tía materna Cecilia.[5] A los pocos años murieron también sus abuelos y las dos hermanas mayores de Benito se casaron quedando él finalmente bajo la custodia de su tío Bernardino Juárez. A partir de entonces trabajó como peón del campo y como pastor de ovejas hasta la edad de 12 años. Su tío Bernardino conocía el castellano y se lo enseñaba a Benito que mostraba entusiasmo en aprenderlo sin embargo las labores del campo y el hecho de que en el Pueblo no se hablara el castellano no permitieron que Benito avanzase mucho en su aprendizaje. En su pueblo, como sucedía en las poblaciones pequeñas, no existía ni la más elemental escuela. Benito se daba cuenta que quienes aprendían a leer lo hacían viajando a la ciudad ya sea costeándose una pensión o trabajando como sirvientes en las casas ricas lo que alimentó su deseo de ir a la ciudad, cosa que frecuentemente le pedía a su tío que sólo le daba largas. El día 17 de diciembre de 1818 Benito se fuga de su pueblo luego de mucho sopesar entre los sentimientos y su deseo de educarse con destino a la Ciudad de Oaxaca.[5] Esta fuga pudo motivarse tras haber perdido un par de ovejas[cita requerida]. Hasta este momento la lengua única de Juárez era el Zapoteco siendo sus conocimientos de castellano básicos.
Al llegar a la ciudad por la noche del mismo día Benito le pidió alojo a su hermana Josefa quien trabajaba como cocinera para una rica familia de un extranjero comerciante de nombre Antonio Maza. Con el visto bueno del Sr. Maza, Benito se inició cuidando la granja teniendo asignado un salario de dos reales.[5] La hija adoptiva del Sr. Maza, Margarita Maza, muchos años después se convertiría en la esposa de Benito.
En pocos días Benito conoció al sacerdote franciscano de la orden tercera Antonio Salanueva quien le admitió como aprendiz de encuadernador. En palabras de Benito: "aunque muy dedicado a la devoción y a las prácticas religiosas era bastante despreocupado y amigo de la educación de la juventud".[5] El 7 de enero de 1819, teniendo solo 21 días de haber llegado a la Ciudad, Salanueva recibe a Benito en su hogar y taller además de ofrecerle enviarlo a la escuela. Luego de cambiarse una vez de escuela debido a que no sentía avance en su aprendizaje inicia en "La Escuela Real" bajo el preceptorado de José Domingo González quien le dio un fuerte regaño por considerar su escritura deficiente, cuestión que ofendió profundamente al joven Benito.[5] Benito sufría además junto con los demás niños de su condición indígena y pobre de discriminación, ya que mientras que el preceptor impartía a los niños llamados "decentes" a los de su condición les instruía el ayudante. Por lo anterior Benito abandona la escuela a la que consideraba tenía un pésimo método de enseñanza y decide aprender por su cuenta.
Juárez Seminarista
Percatándose que los jóvenes seminaristas de ese entonces gozaban de buena educación y reconocimiento social y apoyado también por los consejos que le daba su tío Bernardino y a pesar de sentir "instintiva repugnacia" por los asuntos clericales decide pedirle a Salanueva que lo apoye a entrar al seminario de la Ciudad.[5]
Salanueva fue pieza clave en la formación intelectual de Juárez, al que éste le considerará en el futuro como su padrino. Salanueva tenía entre sus lecturas predilectas a las obras de Feijóo y Las epístolas de San Pablo.
Gracias al apoyo del clérigo Salanueva Juárez logró salvar
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