INFORME: CONSTRUCTORES DE OTREDAD.

INFORME Nº 1: CONSTRUCTORES DE OTREDAD

Podríamos establecer que dos son los modos que cuentan con mayor consenso a la hora de definir el trabajo antropológico. Uno tiene que ver con su objeto, en el que la Antropología es definida como el estudio de la otredad cultural; y el otro se refiere a su “técnica” o “método”, y sostiene que la particularidad residiría en su forma de trabajar: la observación participante. A nuestro entender, ninguno de los dos por separado pueden definir a la ciencia.

Por otro lado, para entender qué hace un antropólogo es necesario tener en cuenta el contexto histórico y social en el que se encuentra inmerso, su relación con el campo científico y las relaciones entre las partes que constituyen la Antropología: objeto, teoría, método y técnicas.

Sostenemos que, como toda ciencia, la Antropología es una “construcción”, ya que no solo construyó sus explicaciones sino que fundamentalmente construyó una imagen, un modelo de la otredad (del otro cultural).

Podemos distinguir tres momentos constitutivos de la Antropología. A continuación se realizará un breve repaso de los mismos.

Fines del siglo XIX:

A fines del siglo XIX, la Antropología se formalizó como ciencia. Occidente se expande sobre el mundo (encuentro de culturas). La diferencia se constituyó en objeto de explicación científica (¿por qué estos hombres son distintos?).

La primera teoría sobre la diferencia fue el evolucionismo, que contestó a esta pregunta a través de la evolución. En este caso, el método de la Antropología fue el comparativo (método tomado de las ciencias naturales). El objeto era el hombre, con una particularidad: su dualidad (cuerpo/espíritu). Como cuerpo pertenecía al mundo de la naturaleza, en tanto como espíritu al de la cultura. Aquí la Antropología se divide en dos ramas: física y cultural. Sin embargo, las diferencias entre los hombres fueron pensadas como “diferencias” culturales.

Las sociedades primitivas, no complejas, no desarrolladas, pasaron a constituirse como el objeto propio de la Antropología, que comenzó a indagar en cuál es el origen de estas diferencias culturales. Las respuestas se obtuvieron comparando sociedades en el devenir espacio-temporal, y se elaboró de esta forma una historia natural de la humanidad.

Entre las dos guerras mundiales:

En esta etapa se producen dos hechos importantes: la crisis del evolucionismo como paradigma único y la separación de la ciencia en escuelas nacionales (estructuralismo y funcionalismo).  Éstas tuvieron en común la crítica al evolucionismo.

En primer lugar criticaron sus técnicas, postulando que los datos con los que la Antropología se debía manejar debían ser de primera mano. De este modo nace la observación participante, que implica el traslado del investigador a otras sociedades. La idea era que estudiando en su totalidad a una cultura se podía dar cuenta de las diferencias y semejanzas culturales. Se entiende también que cada cultura conforma una totalidad (holismo).

La segunda crítica fue respecto al método comparativo, ya que el mismo fue aplicado teniendo en cuenta los valores de la sociedad occidental (etnocentrismo). Por otro lado, al observar a la cultura como una totalidad en la que cada parte tiene relación con su todo, era imposible abstraer una parte para compararla con otra de otra cultura.

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