Proyecto BFF2001-0324 de la Dirección General de Investigación
Enviado por DANNAfrisha • 12 de Diciembre de 2013 • 2.457 Palabras (10 Páginas) • 348 Visitas
Resumen.
El propósito de este trabajo es despertar el interés por la
lectura de Aristófanes, concretamente de la Lisístrata, por los
muchos datos que ofrece: históricos, sociales, políticos, míticos
y religiosos. La protagonista de tal comedia es la primera
heroína femenina del teatro aristofánico. La relación de la
comedia antigua con la vida política es permanente, incesante:
las mujeres atenienses, cansadas de la guerra contra los
lacedemonios, deciden obtener la paz de una forma singular:
absteniéndose de relaciones sexuales con sus esposos y,
asimismo, de sus obligaciones familiares. La utopía cómica, el
mundo al revés, se nos manifiesta de modo evidente.
1. El Autor y sus obras. Notas generales sobre la Comedia.
Dentro de la literatura griega, la Tragedia y la Comedia
podrían llamarse, con toda razón, “atenienses”, mejor que
“griegas”, pues en Atenas nacieron, fueron representadas y,
asimismo, financiadas con recursos públicos y privados2
desde
sus orígenes hasta que, a fines del siglo V, la ciudad es
1
Trabajo realizado dentro del Proyecto BFF2001-0324 de la Dirección General de Investigación. (El objetivo de estas
líneas es doble: despertar el interés por el comediógrafo e incitar a la lectura de sus obras. He reducido las notas todo lo
posible, introduciendo en el texto los comentarios oportunos).
2
Era esencial el cargo anual de corego, el cual, de su propio peculio, financiaba los gastos de un Coro. Aristófanes L i s í s t r a t a
3
derrotada por los lacedemonios y sus aliados en medio de una enorme crisis económica, social,
política y militar.
Aristófanes es el cómico más importante de la llamada comedia política, es decir, la que refleja,
con especial interés, los problemas de la ciudad. En el III a. C. los filólogos alejandrinos, al
organizar la extraordinaria Biblioteca de Alejandría, hicieron una selección de comediógrafos:
dentro de la comedia política, incluyeron a Éupolis, Cratino y a nuestro autor. Éste es sin duda, ya
desde los primeros comentaristas, el más sobresaliente en su especialidad. Ateniense, hijo de familia
modesta (su padre había recibido del Estado ateniense un “lote” (klêros) de tierra en la isla de
Egina), manifestó en seguida un carácter emprendedor e independiente; lo comprenderemos bien, si
pensamos que presentó su primera comedia (Los Banqueteadores, no transmitida) en el 427, cuando
tenía sólo dieciocho años, es decir, sin haber alcanzado la edad legal para ser chorodidáskalos,
director de un coro teatral. Su última obra es el Pluto (de 388). Vivió toda su vida dedicado a la
comedia, presentando obras durante treinta y nueve años. Tenemos un detalle sobre su figura, pues
él mismo se lo recuerda a los espectadores: “llévale al calvo frutos secos”, dice en la Paz3
.
Sus obras, resumidas, de modo telegráfico, son: Acarnienses (425: crítica de quienes querían
continuar la guerra del Peloponeso, terrible enfrentamiento entre atenienses y peloponesios, junto a
sus correspondientes aliados, que duró desde el 431 hasta el 404 a C.), Caballeros (423: ataque
directo contra la venalidad y demagogia de Cleón, jefe del partido popular ateniense), Nubes (423:
examen, algo distorsionado, de los problemas planteados por la educación sofística), Avispas (422:
revisión de las instituciones demagógicas, con Cleón a la cabeza, especialmente los tres óbolos
pagados a los jueces de un día); Paz (421: un viñador rescata a Irene (Paz) que estaba secuestrada
por Pólemo (Guerra); vuela hasta el cielo a bordo de un escarabajo pelotero; gran fantasía); Aves
(414: los protagonistas, cansados de luchas y litigios, se marchan al mundo de las aves que, tras
construir un reino intermedio entre el cielo y la tierra, han declarado la guerra a los dioses; fantasía
por todas partes), Lisístrata (411), Tesmoforiantes (también del 411: parodia de las mujeres
representadas por Eurípides en varias de sus tragedias; las mujeres, hartas de que éste lleve a escena
sus vicios, exigen la muerte del trágico); Ranas (405: parodia literaria y religiosa: Dioniso, dios del
teatro, disfrazado de Heracles, baja a los infiernos con la intención de llevarse al mundo de los
vivos a un buen poeta trágico, a saber, Eurípides, pero, al sopesar las obras de Esquilo y Eurípides,
vence el primero, pues, siendo política la comedia aristofánica, aquél se había ocupado más de la
ciudad; burla de los dioses y de los misterios de Eleusis); Asambleístas (393: las atenienses,
molestas por la deficiente administración masculina, consiguen el poder en su ciudad; se establece
una auténtica ginecocracia; en lo sucesivo todo será de todos, o lo que es igual, nace un comunismo
primitivo, absoluto; campos, dinero y propiedades serán de todos; las mujeres serán comunes; pero,
cuando un varón desee unirse con una mujer hermosa, ha de acostarse antes con una fea; es más, las
viejas tienen el derecho de elegir a su varón antes que las jóvenes; la utopía, pues, lo inunda todo);
Pluto (388: la política se pierde; el interés por la ciudad se esfuma; el tema central es el injusto
reparto de las riquezas. Pluto, dios de la riqueza, es ciego; quieren devolverle la vista, para que
distribuya la riqueza a los ciudadanos honrados. En cambio, Penía (Pobreza) demuestra que ella es
la causa de todos los bienes y de la salvación de los griegos, pues, si Pluto repartiera sus favores con
igualdad, nadie estaría dispuesto a practicar arte ni saber alguno.).
En las primeras obras aristofánicas tenemos abundancia de metáforas y símiles, pero poco a poco
su lengua se va pareciendo más y más a la lengua conversacional. Los aticistas — que, en el siglo II
d. C, se esfuerzan por no emplear ninguna palabra que no hubiera sido utilizada previamente por un
escritor ático de probada limpieza léxica — lo tienen por representante del ático puro. Desde luego,
en Aristófanes se encuentran las distintas variedades del ático de sus días. Sus obras están repletas
de personajes de todas las clases sociales: aristócratas, alumnos de los sofistas, políticos, sicofantes
(delatores, calumniadores: propiamente
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