21 Preguntas

21 preguntas.

1. Te pregunté porque me pediste salir en una cita. Dijiste que todos pensaban que ya estábamos saliendo y era molesto tener que explicar que no, no estábamos saliendo cada vez. No sabía quiénes eran ‘todos’ pero no importaba, porque te vi sonrojarte y olvidé cual había sido mi pregunta de todas maneras.

2. El día de San Valentín te pregunté por qué no me diste nada aunque yo te di una rosa. Dijiste que San Valentín no significaba nada y que no tenías tiempo para mierda estúpida como esa. El siguiente día me diste dos rosas y me dijiste que fuera feliz con mis pedazos de mierda. Apuesto a que no pensaste que notaría los listones con “te amo” en ellos. Lo hice y yo estaba feliz con mis pedazos de mierda. Mierda de tu corazón.

3. Fuimos a ver una película y te pregunté qué preferías, de terror o de romance. Dijiste que todas eran igual de malas y que preferías ir a casa a leer un libro. Descubrí que amabas leer. Habíamos estado saliendo por cuatro meses ya y jamás supe eso.

4. Hubo una noche en la que te pregunté por qué no comías carme y me dijiste que preferirías comerte un zapato. Uno hecho de goma por supuesto, porque no usabas zapatos de piel. Te pregunté por qué de nuevo y dijiste que era una compensación por ser una mierda de persona y contaminar el mundo con tu existencia. Dejé de comer carne ese día. Duré tres días y te reíste de mí cuando dije que me estaba mareando. Me compraste un hot dog y yo te llame un hipócrita. Hicimos el amor por primera vez esa noche. Fue bueno.

5. Me estaba preguntando porque montabas una bicicleta al trabajo todos los días aunque estaba a más de 20 millas de donde vivías y cuando finalmente te pregunte, dijiste que el dinero no crecía en los arboles y que no ibas a gastar todo tu salario en un carro. Cuando sugerí el transporte público tú te burlaste y me ignoraste el resto de la noche. Creí que estaba enojado conmigo, pero luego cuando estábamos en la cama tomaste mi mamo y me di cuenta de que sólo eras ese tipo de persona.

6. Estaba mirando tu pasaporte un día y vi que estaba lleno de estampas. Te pregunté por qué te gustaba viajar tanto y dijiste que mientras más tiempo pases en otro lado más soportable se volvía el hogar. Dije que iría contigo en tu próximo viaje. Tú casi sonreíste. Casi.

7. Encontré un envase de mezcla para pastel en tu alacena un día y te pregunté por qué estaba ahí. Tú rodaste tus ojos y preguntaste que es lo que la gente hacía usualmente con la mezcla para pasteles. Te gustaba hornear. El pastel de manzana y limón era tu especialidad y tu madre te había enseñado como hacerlo. Te pedí que me enseñaras y tú manchaste mi cara con harina. Dijiste que rompería todo en tu cocina y cuando finalmente te convencí… Rompí todo en tu cocina. Aun así, estaba feliz porque me diste una oportunidad.

8. Hubo una noche en la que viniste a mi casa y comenzaste a quejarte de lo lejos que estaba y que sólo debí haber ido a la tuya ya que está más cerca de mi trabajo de todos modos. Seguiste así por más de media hora antes de que te preguntara si no sería más fácil si me mudaba a tu casa. Tú te encogiste de hombros. Me mudé ahí dos días después.

9. Te pregunté si querías conocer a mi familia y tú preguntaste si mi familia quería conocerte. Dije que les encantaría y dijiste que podían venir un día. Vinieron y tú hiciste tu pay de manzana y limón. Sabía que te amarían.

10. Te pregunté si tu familia no quería conocerme y tú me preguntaste si quería conocer a tu familia. Dije que me encantaría y el siguiente día tu madre estaba en nuestro apartamento. Ella trajo su propio pay. Era tan agradable, tan cálida y alegre. Nada como tú. Me preguntó que si me estabas

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