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AGRICULTURA


Enviado por   •  28 de Octubre de 2014  •  2.634 Palabras (11 Páginas)  •  142 Visitas

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Agricultura y Efecto invernadero

El metano es el tercer gas con efecto invernadero más importante de la atmósfera después de vapor de agua y el CO2. Sin embargo su potencial de calentamiento es superior al del CO2 y contribuye aproximadamente en un 15% al calentamiento global. La agricultura es la principal responsable de las emisiones de metano a la atmósfera especialmente debido a la cría intensiva del ganado y en menor medida al cultivo del arroz.

La agricultura contribuye a la emisión de tres tipos de gases que participan en el efecto invernadero: el dióxido de carbono (CO2), el metano (CH4) y el óxido nitroso (N2O); y los datos hablan de una contribución de aproximadamente el 11% sobre las emisiones globales del conjunto de las actividades humanas.

El CO2 se produce principalmente en el uso de la maquinaria agrícola y también en la obtención de pesticidas y abonos químicos, especialmente los nitrogenados. Debemos tener en cuenta que, para obtener una tonelada de abono nitrogenado, se necesitan tres toneladas de petróleo. Sin embargo, debemos considerar otro factor que ha contribuido en gran magnitud al aumento de los niveles de CO2 atmosférico. Se trata de la tala masiva de bosques para poner en funcionamiento nuevas tierras de cultivo.

Agricultura ecológica

Entre las muchas soluciones propuestas para la lucha contra el cambio climático existe una a la que la agricultura biológica puede contribuir en gran medida: el secuestro de carbono en las plantas y en el suelo.

Las plantas, como todos los seres vivos, son almacenes donde el carbono se acumula. La ventaja de una planta, especialmente de los árboles, es que acumulan carbono de una forma mucho más estable en sus troncos y además a largo plazo. En el diseño de la finca agroecológica los árboles juegan un papel importante como elemento para incrementar la biodiversidad y suelen estar presentes formando parte de setos que separan unas parcelas y otras o en los bordes de los caminos. La uniformidad de los campos destinados al monocultivo, con grandes extensiones de cultivo mecanizado, han contribuido en nuestro país y en otros muchos lugares del mundo a eliminar los árboles que antaño se encontraban en márgenes y lindes de las fincas. La agricultura ecológica contribuye a recuperar ese modelo donde el árbol era protagonista proporcionando madera, sombra y, en muchos casos, frutos.

El suelo también acumula carbono, en su mayor parte en forma de humus estable unido a las arcillas y formando el complejo arcillo-húmico. Hay pocos estudios al respecto y los valores de fiabilidad de los existentes es muy baja. Por ello resulta complicado dar datos. Lo que sí está claro es que el nivel de carbono que se acumula en un suelo ha de ser superior cuando se practica la agricultura ecológica y el incremento de la materia orgánica del suelo es un objetivo, que en la agricultura basada en la fertilización química donde no sólo los aportes de carbono son prácticamente inexistentes sino que se contribuye a degradar la materia orgánica que ese suelo haya podido almacenar durante siglos.

Uno de los pilares de la agricultura ecológica es el uso de materia orgánica como base de la fertilización. Esta técnica tiene como resultado un doble objetivo: por un lado mejorar la fertilidad química del suelo, es decir, mejorar su contenido en nutrientes para que luego las plantas los puedan utilizar y producir más; y, por otro, mejorar la fertilidad física del suelo, o lo que es lo mismo, mejorar su estructura para facilitar el desarrollo de las raíces, la circulación del agua y del aire, todos ellos aspectos básicos para el buen crecimiento y desarrollo de las plantas.

Además del abonado orgánico, otra técnica ampliamente utilizada en agricultura ecológica es la rotación de cultivos. Esta práctica también tiene efectos positivos para la lucha contra el cambio climático puesto que se ha visto que contribuye a aumentar la biomasa radicular además de prevenir las pérdidas de nitrógeno a la atmósfera.

la agricultura ecológica emite menos gases con efecto invernadero que la agricultura convencional por unidad de superficie. Esto se debe principalmente al no consumo de abonos químicos, a la menor emisión de N2O debido a un menor uso en global del nitrógeno y en forma que ocasiona menos pérdidas a la atmósfera y a un secuestro de carbono superior al de la agricultura convencional como media.

La generalización de técnicas como el compostaje, la rotación con leguminosas o una mejor gestión del nitrógeno ayudarían a reducir las emisiones de gases con efecto invernadero.

POÁCEAS

Las gramíneas o poáceas (Poaceae) son una familia de plantas herbáceas, o muy raramente leñosas, perteneciente al orden Poales de las monocotiledóneas. Con más de 820 géneros y cerca de 12 100 especies descritas,2 las gramíneas son la cuarta familia con mayor riqueza de especies luego de las compuestas, las orquídeas y las leguminosas; pero, definitivamente, es la primera en importancia económica global.3 De hecho, la mayor parte de la dieta de los seres humanos proviene de las gramíneas, tanto en forma directa —granos de cereales y sus derivados, como harinas y aceites— o indirecta —carne, leche y huevos que provienen del ganado y las aves de corral que se alimentan de pastos o granos—. Es una familia cosmopolita, que ha conquistado la mayoría de los nichos ecológicos del planeta, desde las zonas desérticas hasta los ecosistemas de agua salada, y desde las zonas deprimidas y anegadizas hasta los sistemas montañosos más altos. Esta incomparable capacidad de adaptación está sustentada en una enorme diversidad morfológica, fisiológica y reproductiva y en varias asociaciones mutualísticas con otros organismos, que convierten a las gramíneas en una fascinante familia, no solo por su importancia económica, sino también por su relevancia biológica.

GRAMÍNEAS Y LEGUMINOSAS (DESCRIPCIÓN DE LA PRINCIPALES ESPECIES)

Descripción de las principales gramíneas

Festuca

Es una gramínea perenne de ciclo invernal, que produce forraje en otoño y a fines de invierno. Se adapta muy bien a diferentes ambientes, debiéndose utilizar en mezclas con leguminosas de manera de aumentar su valor nutritivo.

Posee un sistema radicular profundo y muy extendido, lo que le permite mejorar los suelos y obtener agua de los horizontes profundos.

Si hay suficiente humedad y buenos niveles de nitrógeno se mantiene verde todo el año, es muy tolerante a los fríos del invierno y altas temperaturas del verano.

Se siembra en otoño con densidades de 4 a 15 kg/hás. de semilla.

Es de implantación lenta porque sus plántulas son poco vigorosas,

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