Administrador Educativo

El profesor facilitador del aprendizaje

"La mente no es un recipiente que hay que llenar, sino un fuego que hay que encender"

Plutarco

El concepto del profesor como facilitador del aprendizaje ha sido mal entendido y se le relaciona con un docente poco exigente o con escasa disciplina o bien se le percibe como aquel que sólo proporciona el programa, las actividades y las tareas, para que sea el alumno quien realice lo estipulado en las distintas asignaturas; la concepción correcta se asume en el sentido de que tal facilitación implica el papel de un guía o conductor del aprendizaje, para lo cual se requieren, entre otras cosas, de determinadas estrategias específicas de intervención didáctica.

Se debe tener en cuenta que el objetivo de facilitar el aprendizaje no es un fin en sí mismo, sino que está en función de que el alumno logre cada vez mayor autonomía; es decir, que el alumno aprenda con el maestro, sin el maestro y a pesar del maestro.

La autonomía del alumno, debe ser vista como requisito indispensable de acceso a la era de la información y el conocimiento; conocimiento extraordinariamente cambiante y que por lógica no puede ser abarcado disciplinariamente como lo concibe tradicionalmente la escuela.

La autonomía en el aprender es más un punto de llegada, que un punto de partida y por ello resultan de gran utilidad las ideas referidas al establecimiento de niveles de competencia que vayan haciendo cada vez más accesible y compleja la tarea. Dichos niveles de competencia deben ser acompañados de las condiciones de desempeño requeridas para que los alumnos vayan accediendo a niveles superiores de desarrollo intelectual, independientes e interdependientes.

Para facilitar la autonomía, son necesarias estrategias que ayuden a lograr una nueva forma de adquirir la cultura académica, es decir, que ya no se trata de un profesor monopolizador de la información que transmite a sus alumnos, sino de propiciar que ellos tengan acceso a esa información de manera planificada.

Se trata entonces, de transitar junto a los alumnos por estrategias básicas en el aprender, es decir, el contacto de los alumnos con la tradición escrita, para que ellos mismos arriben a una nueva forma de construir su saber, y relativa a la ciencia objeto de estudio de que se trate.

El establecer los debates a partir de ese contacto con la tradición escrita, es también básico, ya que sabemos que en nuestro país no existe la cultura del debate, sólo la del monólogo del profesor.

Otro aspecto no menos importante es la generación de nuevos conocimientos a través de procesos investigativos derivados de aquellos temas que así lo hayan requerido como consecuencia de la lectura, la escritura, el propio debate, etc.

Propiciar la escritura pública (al interior y al exterior de las instituciones), que es aquella que se realiza para ser objeto de análisis

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