Analítica de lo bello en Kant
Enviado por • 14 de Junio de 2015 • 1.642 Palabras (7 Páginas) • 290 Visitas
Analítica de lo bello en Kant
En la argumentación que Kant desarrolla a propósito de la belleza, descompone el juicio del gusto en cuatro momentos o factores:
Primer momento del juicio del gusto: según la cualidad: el juicio es desinteresado.
Para discernir la belleza de algo, referimos la representación del objeto en cuestión, a través de la imaginación, al sujeto y a su correspondiente sentimiento de placer o displacer. Así, el juicio del gusto es, por lo tanto, un juicio estético, y no cognoscitivo. Esto es: un juicio cuyo fundamento de determinación puede únicamente ser subjetivo, el cual, por ende, ha de estar referido al sentimiento de placer y displacer en el que el sujeto en cuestión se siente a sí mismo tal y como es afectado por la representación.
Asímismo, podemos afirmar que cuando nos preguntamos por la belleza de algo sólo deseamos saber si la mera representación del objeto va acompañada de satisfacción, independientemente de la existencia del objeto de esa representación. No surge la idea de poseer el objeto y hasta nos despreocupamos de su existencia real.
Así pues, y en la medida en que entendemos por interés la satisfacción que enlazamos con la existencia de un objeto, la satisfacción que determina el juicio del gusto puro se nos presenta como totalmente desinteresada. A este desinterés, se contrapone el de las formas de satisfacción que se corresponden con lo agradable y con lo bueno.
Por una parte, lo agradable es aquello que en la sensación gusta a los sentidos, es decir, aquello que produce satisfacción. Ahora bien, la sensación que está en juego en lo agradable es subjetiva, esto es, está referida exclusivamente al sujeto y no se relaciona con conocimiento alguno. La satisfacción correspondiente a lo agradable presupone, del mismo modo, la relación entre la existencia del objeto en cuestión y el estado del sujeto y expresa, por ello, un interés.
Por otra, lo bueno es aquello que gusta gracias a la razón mediante el mero concepto. Podemos distinguir en cuanto a lo bueno: lo bueno para (lo útil) y lo bueno en sí (aquello que gusta por sí mismo). En ambos casos, está presente el concepto de un fin y, en esa medida, la relación de la razón con un querer; por lo que podemos concluir que en lo bueno también está siempre presente una satisfacción en la existencia de un objeto, o lo que es lo mismo, un interés.
Para encontrar algo bueno siempre debemos tener un concepto previo del objeto, lo cual no es necesario en la belleza, ni en la sensación.
Para finalizar, hay que señalar que de los tres tipos de satisfacción considerados, la satisfacción que se corresponde con lo bello es la única libre y desinteresada, en la medida en que en ella no existe necesidad alguna que fuerce la aprobación.
Segundo momento del juicio del gusto: según la cantidad: según la cantidad del juicio del gusto, habremos de definir lo bello como aquello que, sin concepto, se representa como objeto de una satisfacción universal, o dicho de otro modo: lo bello es lo que agrada universalmente sin concepto.
Así pues, a dicho juicio debe serle inherente una pretensión de validez para todo el mundo, es decir, una pretensión de universalidad. Ahora bien, como esta universalidad no descansa en concepto alguno del objeto es estética, de forma que no contiene sino una cantidad subjetiva del juicio o validez común. Es por esto que debemos concluir que los juicios estéticos son, según su cantidad lógica, particulares; de manera que la universalidad que, según hemos afirmado poseen, es meramente estética o subjetiva.
La pretensión de validez de lo agradable se limita, por el contrario, a la persona en cuestión y es, en esa medida, exclusivamente particular. En cuanto a lo bueno, bástenos señalar que sus juicios también pretenden una validez para todo el mundo, pero el hecho de que lo bueno sólo se represente mediante conceptos determina que la satisfacción universal que pretende sea objetiva. La universalidad de estos juicios es, por lo tanto, lógica.
Atendiendo, por último, a la cuestión de si en el juicio del gusto el sentimiento del placer precede al enjuiciamiento del objeto o viceversa, la capacidad universal de comunicación del estado anímico en la representación dada está en el fundamento del juicio del gusto en tanto que condición subjetiva suya y tiene que tener como consecuencia el placer en el objeto. Así pues, el enjuiciamiento meramente subjetivo, es decir, estético, del objeto o de la representación precede al placer en el mismo objeto y es su fundamento.
Tercer momento del juicio del gusto: según la relación de sus fines: lo bello es la forma final de un objeto. No se puede definir ningún fin determinado. La paradoja está en que, habiendo finalidad, porque hay una satisfacción universalmente válida, no hay un fin, porque carece de interés sensible y de interés racional.
Un fin es aquello que es objeto de un concepto en la medida en la que éste se considera como la causa
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