“Angelín”: el pez multicolor

“Angelín” : el pez multicolor

Érase una vez; en lo profundo de un estanque, de agua azul y cristalina; una pequeña aldea de hermosos peces ángel; de aletas exuberantes, brillantes colores y escamas radiantes; que vivían felices y tranquilos sobre un arrecife de coral, muy colorido y pacífico.

La vida en la aldea, era tranquila y feliz. Cada uno de los peces cumplía con sus obligaciones, se trataban con respeto y cariño. Juntos trabajaban arduamente para cosechar las deliciosas algas y frutos marinos que eran su principal fuente de alimentación.

Todas las noches, después de la jornada de trabajo, los peces jóvenes, se reunían en el centro de la aldea, para: cantar, jugar, reír y platicar sus aventuras y anécdotas; pero sobretodo, disfrutaban mucho de bailar a la luz de la luna donde sus escamas iluminaban el fondo del estanque con sus bellos colores y daban un tono pintoresco al panorama y sus hermosas aletas se movían al son de la música, dando un espectáculo realmente sensacional.

Pero no todos los jóvenes disfrutaban de esta celebración. Un pequeño y tímido pez, llamado Angelin; cada noche se ocultaba entre las algas y miraba tristemente como sus compañeros se divertían, y él, únicamente los admiraba, porque había tenido la desdicha de nacer sin ninguna escama y unas pequeñas y frágiles aletas que apenas y lo ayudaban a nadar. Angelin se sentía diferente y le daba mucha vergüenza q los demás lo observaran, por lo cual se aislaba y no tenía amigos, y aunque en la aldea todos lo apreciaban, angelin siempre ponía pretextos para no convivir con los demás.

¡¡Ahaaa!!- suspiraba Angelin- si yo fuera como mis compañeros bailaría toda la noche sin parar- se decía así mismo.

El sueño más grande de angelin, era, algún día, ganar el premio máximo que un pez ángel podría desear: ser elegido como el pez, poseedor del color más radiante y hermoso, y tener el derecho de elegir a la pecesita que quisiera, y bailar con ella, a la luz de la luna en la fiesta más importante del año: la fiesta de primavera, cuando el estanque se llena de hermosas algas de colores y la aldea organiza un gran festejo para recibirla, y,….. Sin duda alguna….angelin elegiría a Anemona; una tierna y alegre pecesita - la cual era su amor imposible-

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y a la que nunca se había atrevido a hablarle, pero ella era sin duda, lo que más quería en su vida. Además también quería ayudar a sus compañeros en los trabajos que realizaban, ya que debido a su condición realizaba cosas sencillas que no representaran peligro para el, y estaba harto de su situación y quería tener el valor de hacer algo diferente.

¡¡Anemona,….. ¡! Algún día te conquistare se decía Angelin. Y soñaba hasta despierto con este deseo. Pero se decía así mismo: a quien quiero engañar, yo nunca podre ser como los demás, soy tan pequeño y débil que jamás podría hacer algo importante por los demás y mucho menos ganar el concurso, y soy tan feo que Anemona ¡jamás! se fijaría en mí.

¿Por qué piensas así? -Le pregunto una vieja y sabia estrella de mar que pasaba por ahí- la grandeza y la belleza no se llevan en el exterior salen de lo profundo del corazón y ese deseo es el poder más grande que puede existir.

¿Y como podre yo lograr mis sueños? –pregunto angelin- si soy tan pequeño y frágil.

Únicamente queriendo contesto la estrella- el único impedimento eres tú mismo, solo tú puedes lograr tus propios sueños eres quien decide si hacerlos realidad o no. solo tú puedes pelear tus propias batallas.

La estrella se alejó del lugar y dejo a Angelin muy pensativo

Una mañana como todas, cuando la aldea se preparaban para sus labores diarias, una cruel y malvada rana, irrumpió la paz y tranquilidad, y atrapo a todos los peces en una enorme celda que había construido con una red de pescador y les exigió le entregaran toda comida o de lo contrario se los comería a ellos.

-¡díganme donde guardan la comida o les juro que me las pagaran!- decía la rana.

-¡¡¡por favor amiga rana!!!- dijo unos de los peces-

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