Antropología Y Educación
Enviado por Hayana • 20 de Septiembre de 2013 • 1.223 Palabras (5 Páginas) • 298 Visitas
Antropología y Educación
Se puede decir en primer término que la referencia al alma permitió distinguir al hombre y a los animales del resto de las especies, considerando que los filósofos de la antigüedad consideraban que los animales también tienen alma.
Sócrates pensaba que el ser humano era un compuesto entre cuerpo y alma. El alma permitía desarrollar nuestro comportamiento y distinguir el bien del mal. Sólo se alcanzaría la felicidad en base a la práctica de la virtud (“término medio entre dos extremos viciosos” según Aristóteles), de manera que una persona ignorante estaba condenada a ser desgraciada. En este punto es importante detenernos y analizar el hecho de que Sócrates equipara a la felicidad con la sabiduría, porque considera que una persona sabia es capaz de obrar correctamente, de imponerse al mal, y por lo tanto, de alcanzar el goce perfecto. Sin embargo, a mi entender, el alma del ser humano (que Aristóteles la definiría como “determinada realización y comprensión de aquello que posee la posibilidad de ser realizado”), no solo tiene la función de distinguir el bien del mal, sino que también alberga sentimientos que a veces son difíciles de determinar si son buenos o malos. El ser humano es un ser pensante que en su condición de persona desarrolla una infinidad de procesos, no sólo externos, sino también mentales, que lo coartan o no en su accionar cotidiano.
Otra característica que a lo largo de la historia permitió diferenciar al hombre, ya incluso de los animales además de cualquier otra especie, es su capacidad de raciocinio.
Aristóteles define al hombre como “animal racional”. Entonces, podemos decir que lo único en lo que variaría el ser humano del resto de los seres vivos (excluyendo las plantas), es la facultad de pensamiento que posee y de la que carecen las otras especies. Aquí echamos por tierra la posibilidad de que los animales razonen, de que tengan la facultad de análisis, y así llegamos a reflejar al ser humano, como el único capaz de llevar a cabo sus actos, en base a su razonamiento.
Posteriormente, muchos filósofos permitieron ahondar en estas cuestiones y preguntarse también si los animales tenían sentimientos. Y la repuesta mayoritaria fue un “no”. Por lo tanto, circunscribiéndonos a la definición de hombre, podemos decir que es el único ser vivo que tiene alma, razón y sentimientos y que, por ello, tiene dominio sobre el mundo que lo rodea.
La función del hombre en el mundo ya no parece ser simplemente la de un individuo más, sino la de moderador de la naturaleza que está a su alrededor y por lo tanto tiene derechos inalienables sobre la misma.
Con respecto a este aspecto, Pico Della Mirándola, filósofo renacentista nos dice que “Dios arquitecto, había construido con leyes de arcana sabiduría esta mansión mundana […]. Pero, consumada la obra, deseaba el artífice que hubiese alguien que comprendiera la razón de una obra tan grande, amara su belleza y admirara la vastedad inmensa. Por ello […] pensó por último en producir al hombre.”
¿Qué nos quiere decir Della Mirándola con esta frase? Simplemente que el hombre desde su creación a imagen y semejanza de Dios, estaba predestinado a ser el más afortunado y admirado de los seres vivos. Fue ubicado en el centro del universo, para poder gobernar sobre los recursos, distribuirlos, gozar de ellos y reproducirlos. El hombre, en su libre albedrío tiene las facultades para arbitrar y ejercer soberanía sobre sí mismo, los animales, las plantas y los seres abióticos.
Retomando el aspecto racional del ser humano, René Descartes se enfoca en el mismo de una manera muy acertada.
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