Análisis del desarrollo de la economía mexicana
Enviado por gerardotesi16 • 11 de Diciembre de 2013 • Tutorial • 4.839 Palabras (20 Páginas) • 340 Visitas
Introducción
Hemos pasado ya prácticamente el siglo XX y la economía mexicana sigue enfrentando viejos problemas que continuarán siendo obstáculos que le impiden un pleno desarrollo para enfrentar con éxito el nuevo siglo. También y a pesar de estos problemas, la economía mexicana sigue mostrando enormes potencialidades, que se reflejan en los ciclos de recuperación de las crisis y en los segmentos de la economía que han podido internacionalizarse.
¿Cuáles son estos viejos problemas? El principal ha sido la falta de estrategia para unir regiones y sectores, poblaciones y mercados, y haber impulsado tecnologías que respaldaran la evolución industrial. Hemos tenido planes y programas económicos pero no una visión de largo plazo que implicara un esfuerzo sostenido y conjunto del Estado, el sector privado, y las necesidades de la sociedad. El país presenta por supuesto cambios importantes en su fisonomía en este fin de siglo, el más sobresaliente ha sido su apertura a la economía mundial. Sin embargo no se ha podido establecer un proyecto industrial, tecnológico y social insertado bajo esta nueva situación. La dualidad de la economía del país - característica perenne que expresa la coexistencia de sectores modernos y atrasados - si bien ha cambiado de contexto, sigue siendo un factor de profundos desequilibrios y debilidades de la economía mexicana y generador de grandes inestabilidades en el país.
EL LARGO CICLO DE ENDEUDAMIENTO
La deuda externa que empezó a ser tratada como complementaria a la inversión nacional en la década de los 70, o un problema de caja en la crisis de pagos de 1982, se convirtió definitivamente en el rasgo distintivo de la economía mexicana en los últimos 30 años de este siglo que está por finalizar. La economía mexicana ha operado como una gigantesca plaza financiera mundial en la que ingresan periódicamente enormes cantidades de recursos externos, pero de la que salen aún mayores cantidades hacia los mercados foráneos de capital. La deuda se ha incrementado proporcionalmente, pero su servicio, o sea el pago de intereses y amortización, lo ha hecho geométricamente. Así con la internacionalización y liberación del sector financiero, han crecido los márgenes de crecimiento - declinación de la economía mexicana. Esto es, cada vez nos recuperamos más rápido, pero también más rápido y más profundas han sido las crisis de la economía.
Podemos distinguir fases más o menos claras en estos treinta años de cómo se ha pagado la deuda. Se pueden distinguir tres niveles de compromisos. En la década de los 70 los pagos anuales promediaban cantidades alrededor de 3 mil millones de dólares. En los 80 hasta 1992 los pagos oscilaron entre los 10 y los 20 mil millones de dólares. Finalmente en los años de esta última década las cifras van de los 20 mil y llegan hasta los 36 mil millones de dólares.
Otra cuestión que llama la atención es lo que podríamos llamar el ciclo político de la deuda y que está relacionado con el patrón de salida de capitales vinculado al cambio de poderes de forma sexenal en nuestro sistema político mexicano. De 1970 hasta 1998, las reservas internacionales han decrecido en 1976, 1982, 1985, 1988 y la de 1994 que fue sin lugar a dudas las más impresionante y voluminosa de todas, de 18 mil millones de dólares.
Todas las fechas de salidas de capital están asociadas con la renovación del poder ejecutivo, salvo el año de 1985, en el que la crisis del petróleo y en cierta medida el terremoto de septiembre golpeó a la economía nacional. La salida de capitales ha adoptado también el patrón creciente. En 1976 la salida de capitales alcanzó la cifra de mil millones de dólares y así fue incrementándose, de 7 mil millones en 1988 ascendió a 18 mil millones de dólares en 1994.
Estas salidas de capital provocan verdaderos hoyos en las finanzas nacionales y fuertes sacudidas de la economía nacional, así como preparan el terreno para un nuevo ciclo de endeudamiento. De esta manera en lugar de descender, el nivel de endeudamiento aumenta con el cambio de sexenio, ya sea un año antes como en 1975, 1981, 1987 y 1993 (con el 55%, 47%, 6% y 12% respectivamente) o en el mismo año del cambio de poderes o un año después como en 1994 - 1995 (con endeudamientos del 24% y 18% respectivamente). Como se puede apreciar, existe una asociación clara entre el sistema político y los crecientes niveles de endeudamiento. Se puede estimar pues un patrón sexenal en el cual el nivel de endeudamiento se eleva al principio, para disminuir a la mitad y volver a repuntar a finales o principios del siguiente.
Todas las fechas de salidas de capital están asociadas con la renovación del poder ejecutivo, salvo el año de 1985, en el que la crisis del petróleo y en cierta medida el terremoto de septiembre golpeó a la economía nacional. La salida de capitales ha adoptado también el patrón creciente. En 1976 la salida de capitales alcanzó la cifra de mil millones de dólares y así fue incrementándose, de 7 mil millones en 1988 ascendió a 18 mil millones de dólares en 1994.
El servicio de la deuda se ha convertido en una montaña de recursos que emigran del país. De 1970 a 1997, México ha pagado a los capitales extranjeros cerca de 339 mil millones de dólares repartidos de la siguiente manera. En la década de los 70 se pagó un total de 25 mil millones; en la de los 80, 123 mil millones y en lo que va de los 90 se ha pagado una cantidad de 191 mil millones. Hemos estado dentro de un círculo de endeudamiento que no sólo no se puede reducir, sino que se ha aumentado en proporciones aceleradas. De hecho, se trata de un círculo en donde nuestros propios capitales han sido la base del refinanciamiento de la economía mexicana.
Un fenómeno a destacar consiste en el cambio hacia el crecimiento de la deuda privada en la década de los 90, como parte de la estrategia del modelo económico de reducción del papel de Estado y las nuevas necesidades del sector privado en un ambiente de escasez de capitales en el mercado doméstico. A partir de 1982, con la política de privatizaciones del sector paraestatal, la deuda externa privada empezó a aumentar, pues se tuvo que acceder a los capitales externos para pagar las empresas dadas las mejores tasas de interés y la falta de capital nacional. A partir de 1991, la deuda externa privada empezó de nuevo a crecer aceleradamente por la necesidad de recursos frescos para sanear las finanzas de los bancos recién adquiridos (ver gráfica 7). Además por el clima de desregulación del mercado nacional, los empresarios nativos requerían del financiamiento externo para enfrentar la competencia regional e internacional. El elevado costo del dinero
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