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Arquitectura del renacimiento. Y del manierismo


Enviado por   •  21 de Mayo de 2018  •  Informe  •  2.585 Palabras (11 Páginas)  •  269 Visitas

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                           Arquitectura del renacimiento

Y del manierismo

Los artistas del renacimiento se aferraron firmemente al lema pitagórico “Todo es número”... Veían la arquitectura como una ciencia matemática que operaba con unidades de espacio: partes de tal espacio universal que tenían en las leyes de la perspectiva la clave para su interpretación científica. Por ello, creían poder recrearlas proporciones de validez universal y mostrarlas puras y absolutas.

La arquitectura gótica es un conjunto de partes elaborado para cada edificio individualmente. Es una arquitectura adaptable a cualquier situación, pero no una arquitectura regida por fórmulas universales. Para los humanistas italianos del siglo XV, la arquitectura gótica, esencialmente septentrional y francogermánica, evocaba un periodo de grosera barbarie que mediaba entre las glorias de la antigüedad griega y romana y su propio tiempo, y al que comenzaron a llamar despectivamente “la edad del oscurantismo”.

Los italianos, y especialmente los florentinos, comenzaron a considerar la historia de otra forma. Para ellos la historia humana dejó de ser un todo continuo ordenado por la mano de Dios, considerándola más bien como una serie de periodos sucesivos, algunos de ellos caracterizados por grandes realizaciones humanas. Y, aún más importante, creían firmemente que estaban al comienzo de una nueva edad de inmensas posibilidades, una época que podía igualar las glorias de la antigüedad. Imbuidos de una renovada confianza en su capacidad intelectual, ansiaban desarrollar una nueva arquitectura, basada no ya en las tradiciones de la iglesia, sino que expresase la claridad matemática y la racionalidad que percibían en el orden divino del universo.

La primera manifestación de esa nueva arquitectura, visualmente clara y racionalmente organizada, apareció en Florencia: el Ospedale degli Innocenti (Hospital de los Inocentes), de Filippo Brunelleschi[pic 4]

[pic 5][pic 6]

         

Es un ejemplo de arquitectura enraizada en el intelecto humano y puesta al servicio, no ya de un dogma religioso, sino de las necesidades humanas reales de los niños huérfanos.

Parejo a este nuevo sentido del potencial y la historia del hombre, corre la percepción del artista como un humanista erudito, no simplemente como un artesano, sino como un filósofo de la pintura y la piedra.

La nueva época se caracteriza por el desarrollo del culto a la personalidad; arquitecto y escritor Giorgio Vasari se aplicó con particular devoción. Al escribir en 1550 sobre el pintor italiano del siglo XIV, Giotto, Vasari dijo que la obra de Giotto marcaba una “rinascinta”, un ‘renacimiento’, de la coherencia formal y Arquitectura del renacimiento y del manierismo la expresión humana

. La palabra ‘renacimiento’, con la que designamos ese movimiento que intentó resucitar en la cultura europea los valores formales y espirituales de la antigüedad, es la traducción de aquel término italiano.

Italia en el ‘quattrocento’

En los albores del quattrocento (siglo XV), Italia no tenía una unidad política, sino que estaba compuesta de una serie heterogénea de ducados, repúblicas y reinos, distribuidos por toda la península itálica. Esas ciudades estado estaban en constante competencia unas con otras y tal competencia derivaba periódicamente en conflictos armados. Al norte de los

Estados Pontificios había varios señoríos bajo el protectorado del ducado del Milanesado, dominado por la dinastía de los Sforza, los duques de Milán; el señorío de Ferrara (posteriormente ducado), bajo la dinastía de los Este, señores de Ferrara; y las repúblicas de Venecia y Florencia. Ambas repúblicas prosperaron a través del comercio; Venecia lo hizo principalmente mediante el comercio marítimo con Oriente, mientras que Florencia se orientó hacia el comercio de la lana con el norte de Europa. Durante la edad media, Florencia fue una ciudad relativamente tranquila y de importancia menor. A orillas del Arno, fue primero una ciudad etrusca y después municipio romano; su territorio fue confiscado en el siglo I a. de C. en provecho de los soldados veteranos del dictador Sila. Sin embargo, para el siglo III d. de C. ya era una capital provincial. A principios del siglo XII, la comuna de Florencia se convirtió en ciudad libre, y hacia fines del siglo XII se había hecho con el dominio de la región circundante de Toscana. A lo largo de los siglos XIII y XIV, Florencia sufrió diversos conflictos internos, con enfrentamientos entre distintas facciones que se disputaban el apoyo papal, conflictos que en alguna ocasión se extendieron a las ciudades vecinas.

Pese a ello, los hombres de negocios florentinos se impusieron progresivamente a los de otras ciudades italianas, y el florín, la moneda de oro que habían empezado a acuñar en el siglo XIII, se convirtió pronto en la unidad de moneda internacional de la edad media.

 El mecenazgo renacentista

Otro cambio que caracteriza el renacimiento es el mecenazgo en arte y arquitectura. Cardenales y papas, cada vez más individualistas, pero sobre todo mercaderes y banqueros, se erigen en protectores del arte y encargan edificios para sí mismos o para sus ciudades. En Italia, los primeros grandes mecenas de la nueva arquitectura fueron los banqueros y mercaderes florentinos que dominaban la ciudad, especialmente los Médicis. El periodo que siguió a la peste negra se caracterizó por una fuerte crisis económica, acompañada de grandes convulsiones políticas relacionadas con las luchas por el poder entre las familias oligarcas, que se prolongó hasta 1434.

Empezando por Juan, los Médicis (alineados, por tradición, en el “partido del pueblo”, que decía defender al pueblo bajo) compaginaron sus ambiciones políticas con la tarea de proporcionar edificios públicos y religiosos para todos los ciudadanos. Juan empezó por reconstruir la iglesia y el monasterio de San Lorenzo, e intervino activamente en la construcción del Ospedale degli Innocenti lante). Su hijo, Cosme, realizó grandes ampliaciones en tres iglesias de Florencia, construyó un convento en Fiesole, financió la renovación de la iglesia del Espíritu Santo en Jerusalén y patrocinó ampliaciones en dos monasterios: Asís y San Marino. Lorenzo y su coetáneo, Federico de Montefeltro, duque de Urbino, proporcionan el modelo ideal de lo que se puede considerar el príncipe del renacimiento. Los nietos de Cosme, Lorenzo, Juan (papa León X) y Julio (papa Clemente VII), prosiguieron su obra creativa. De todos ellos, tal vez la figura política y artística más importante sea la de Lorenzo, llamado el Magnífico (1449-1492), un hombre de negocios y banquero que reunía en su persona el ideal del renacimiento italiano: poeta,filósofo, mecenas y diplomático. Fue amigo y colega de escritores y filósofos de la talla de Pico de la Mirandola y Marsilio Ficino, del humanista, artista y arquitecto Alberti, del escultor Donatello, de los pintores Ghirlandaio y Botticelli, y del joven escultor Miguel Ángel.

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