Bestiario
Enviado por AAMI • 7 de Agosto de 2013 • 6.294 Palabras (26 Páginas) • 251 Visitas
INTRODUCCIÓN
En este trabajo me propongo analizar en forma detallada el accionar de diferentes personajes que aparecen en diversos cuentos del libro "Bestiario" de Julio Cortázar. Pero el análisis será más precisamente sobre aquellos momentos tensionantes que requieren una toma de decisiones determinante.
Considero que el hombre es un ser social cuya meta principal es el satisfacer su propia expectativa, como así también la de la sociedad que lo rodea. Hay que indagar cuáles son los factores psicológicos y sociales a los que se entrega este ser, que son los que lo llevarán a tomar una decisión frente a otras posibles. Por esto, es imperante saber cuál es el patrón que rige las acciones de cada individuo desde su más temprana formación, para decidir si es que es necesariamente libre o si es manipulado por aquella sociedad en masa que lo rodea.
Con base en estudios llevados a cabo por Freud según los cuales aseguraba una creencia en una dicotomía entre hombre y sociedad, llega a la conclusión de que el hombre debe ser domesticado por la sociedad. En este proceso, la sociedad debe concederle unas cuantas satisfacciones para moderar sus impulsos básicos. Como respuesta a dicha represión de impulsos naturales por parte de la sociedad, los impulsos reprimidos se transforman en tendencias que se consideran con valor cultural. Esta transformación recibirá el nombre de sublimación, ya que conduce de la represión a la conducta civilizada. La relación del individuo con la sociedad, es la que medirá los cambios en relación a la presión que la sociedad le realice. Es decir, está en la naturaleza del hombre, que sean sus pasiones y angustias un producto cultural; es decir, el hombre mismo es la creación más importante y la mayor hazaña de ese esfuerzo humano del cual no existe registro.
Los factores psicológicos son muy importantes en el proceso social, ya que la acción de las fuerzas ejercidas inconscientemente en el carácter del hombre, marcan su dependencia hacia los influjos externos. Todo este proceso comienza desde muy temprana edad en el hombre, y por esta razón hay que darle al niño en crecimiento las herramientas, para que pueda manejarse libremente, o lo más cercano a esto, en una sociedad dominante. Pero hay un aspecto que es necesario aclarar, y se debe a que algunos confunden a la libertad con la anarquía que niega toda dirección y conduce al desorden; otros con la independencia de quien no está sometido a ninguna autoridad. Tanto unos como otros piensan que ser libres es tener derecho a hacer lo que se quiera, es decir, estar abandonado a los instintos, a los impulsos y a los deseos de cada momento: de hecho, esto es lo contrario a la libertad. Ésta es el mayor atributo de la persona humana y el mejor don hecho al hombre; consiste en la posibilidad de actuar o no, y de reconocer y elegir el bien propio, y de los que lo rodean.
Hacer al niño un adulto libre significa darle los medios de elegir el bien, por tanto ayudarlo a desligarse de todas las redes que podrían frenar su marcha hacia él mismo y de todos los obstáculos que podrían ocultárselo. Se trata de liberarlo de sí mismo, de sus impulsos y de sus instintos permitiéndole integrarlos positivamente en lugar de rechazarlos o estar sujeto a ellos; de sus deseos momentáneos dándole los medios de situarlos en su contexto y fundamentalmente en su adhesión a una línea de conducta; en fin, de la sociedad ayudándolo a deshacer los lazos de dependencia afectiva que lo vinculan íntimamente a ciertos grupos. Sólo entonces será libre de volverse hacia los demás, enriquecido por todo lo que le han ofrecido, sin estar entorpecido por dichos lazos y las exigencias de su angustia.
Pero el gran recurso para ser libre frente al medio y no dejarse influenciar o condicionar por él, requiere de una personalidad fuerte y una gran armonía interior. Estos aspectos se vuelven cada vez más importantes en civilizaciones como las nuestras, donde la propaganda y la publicidad actúan científicamente sobre el inconsciente, donde la prensa, la radio, la televisión, y la sociedad en sí, pueden ser orquestados para condicionarlo, quitándoles sutilmente una libertad que parece dispensarse generosamente. Por lo que, hay que digerir lo que nos es dicho y hecho, para madurar pensando, y poder crear una jerarquía de valores que presidirá la vida.
En contraste con estas ideas, existe otra rama ideológica, según la cual se dice haber descubierto algo peor que la dominación del hombre: la ausencia de dicha dominación, por la cual el conjunto de los seres humanos sea considerado superfluo y que cada uno de los que integra ese conjunto tiemble ante la perspectiva de no seguir siendo dominable. Nadie tiene la audacia para reconocerlo, ni visualizarlo ni menos aún, mencionar dicha conclusión. Porque nadie intentaría enfrentarse a la amenaza oculta, nadie se opone ni intenta revertir la corriente, menos aún denunciar el credo que ordena esas virtualidades siniestras. Nadie sugiere intentar una administración lúcida que ofrecería quizás un lugar a cada uno pero dentro de un juego evidentemente distinto. Pero esto jamás es enunciado, pero sería irreverente ponerlo en tela de juicio. La duda está implícita en la fe, pero si alguien se arriesgara a delatar este sistema, al instante la misma sociedad lo callaría con los dogmas de la misma hegemonía en la que todos estamos atrapados. Inmediatamente le obligarían a respetar las leyes misteriosas y normas que nos son impuestas.
Es decir, que coexisten estas dos tendencia que más que superponerse, se complementan, y compatibilizan en un mismo seno sin ninguna dominar sobre la otra, como en una armonía que fluye. Por lo que las personas pueden verse influenciadas por una tendencia, por la otra, o por las dos, y en ambos casos el hombre se somete y deja que su indiferencia prime sobre su voluntad.
La razón por la cual elegí este tema entre varios otros, fue porque considero que el hombre por sí sólo nada puede lograr, ni aprender, ni desear. Y, por uno u otro camino, por el aprendizaje desde temprana edad, o por el sometimiento por miedo a ser diferente, el individuo llega a comportarse como uno más dentro de la masa que representa la sociedad. Por lo que, en ambos casos se presenta un grado de indiferencia, que en menor o mayor escala trae aparejado el mismo riesgo. Porque permite todas las acciones, las desviaciones más funestas y sórdidas. Y todos somos testigos de esto, y de que la indiferencia general es una victoria mayor que la adhesión parcial, aunque fuese de magnitud considerable.
DESARROLLO
Para demostrar la tesis planteada, voy a utilizar diversos cuentos entre los que figuran varios de Bestiario de Julio Cortázar. Esta obra reúne cuentos como Casa tomada, Circe o Carta a una señorita en París,
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