Boliche

BOLICHE

El interés que a todo niño le despierta el juego hace que este sea utilizado por el docente con fines didácticos, con algunas modificaciones bien intencionadas lo convierte en una situación problemática, y es que el juego también permite la búsqueda de estrategias, la autonomía, la vivencia de valores, la creatividad, el cumplimiento de normas, pues se trata de una actividad que involucra al infante en su totalidad

             Los problemas planteados con esta actividad consiste en: determinar la cantidad de pinos derribados y comparar cantidades. Los posibles procedimientos que el pequeño puede utilizar para resolver el problema es contando la cantidad de pinos derribados.

Para González y Weinstein (2000) “Problema es una situación en la que interviene docente, alumno y saber, debido a que:

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        El  juego de boliche es una buena ocasión para resolver un problema real de registro de cantidades, pero a la vez permite que los chiquillos comprendan la utilidad del registro, es decir, para guardar la memoria de cantidad. El número como memoria de cantidad hace referencia a la posibilidad que dan los números de evocar una cifra sin que esté presente.

        En esta estrategia se trabajó el campo de Pensamiento Matemático en el aspecto de número, desarrollando la competencia:

•  Utiliza los números en situaciones variadas que implican poner en juego los principios de conteo.

        La organización para aplicar esta estrategia fue en pequeños grupos pues de esta manera se logra un aprendizaje cooperativo, lo que requiere de una enseñanza que sea intencional y a la vez progresiva, dando variadas oportunidades de trabajo para avanzar en las construcciones que esta propuesta requiere. Si bien coordinar el trabajo en pequeños grupos no es tarea sencilla, es posible y enriquecedor implementarlo, lográndose paulatinos niveles de autonomía, conocimiento y producción en los grupos de niños (Weinstein 1998, p. 36).

        Para el desarrollo de la estrategia se dividió el grupo en dos partes iguales, procediendo a realizar dos equipos porque no habían asistido muchos niños.

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 Comencé recuperando los conocimientos previos mediante algunos cuestionamientos, se pudo rescatar que la mayoría de los niños ya sabían o tenían la idea de lo que era un juego de boliche, al mismo tiempo  se reforzó el conocimiento de los números y colores. Con esta actividad, lo que pretendía es que los chicos tuvieran una situación problemática donde tuvieran la oportunidad de razonar, observar, manipular y pusieran en juego los principios de conteo.

        González (2000)  cita que “los niños tienen oportunidades para realizar las siguientes acciones ligadas al razonamiento:

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         Al asignarle un valor a cada color de los pinos hizo que la situación problemática tuviera un mayor grado de dificultad; cada equipo estaba formado por siete integrantes, el boliche lo acomodamos en frente del pizarrón, los pequeños (por equipos) estaban sentados en sus mesas de trabajo, yo iba mencionando a los integrantes que pasarían a tirar. El niño en turno me mencionaría cuántos puntos había logrado hacer y  en caso de que no supiera responder (porque aún hay niños que se confunden al contar de manera ordenada) su equipo iba a ayudarle.

        Los niños son capaces de contar elementos y representar  el número  de objetos que está diciendo, con el primer pequeño que participó surgió el siguiente diálogo.

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Con la participación de Jahir pude analizar que al principio tuvo dificultad, pero haciéndole algunas interrogantes pudo buscar una solución para poder contar los puntos que hizo, el pequeño hizo la acción que creyó más conveniente para darme la respuesta. La forma que utilizó Jahir para saber final, consistió en representar con bolitas trazadas en el pizarrón el valor de cada pino que había tirado; por ejemplo: tiró dos azules y como el pino color azul valía un punto, por lo tanto dibujó dos bolitas; tiró un amarillo pero valía cero entonces no marco nada en el pizarrón; el rojo valía dos puntos entonces diseñó dos bolitas; el verde valía cuatro por lo tanto apuntó cuatro, al terminar de dibujar contó el total que había hecho y comentó que hizo un total de ocho puntos, esta manera que utilizó me pareció apropiada para poder solucionar su problema.

           “El sujeto debe realizar acciones  con una finalidad, es decir, acciones que le permitan encontrar soluciones a los problemas planteados. Es a través de estas acciones que el conocimiento matemático va adquiriendo sentido para el niño. El conocimiento matemático adquiere razón, para el sujeto, en función de los problemas que le permite resolver” (González y  Weinstein 1990, p. 21). Por lo tanto, sólo en la medida en que el pequeño resuelva problemas que involucren los conocimientos matemáticos podrá reconocer el sentido y la utilidad de los mismos.

           La resolución de problemas la utilicé para poder diagnosticar los saberes de los alumnos y después poder evaluar los aprendizajes que adquirieron durante el desarrollo de la estrategia, además pude observar las debilidades y fortalezas que presenta cada uno.

         En las distintas actividades que se proponen para trabajar con números, partimos de la idea de que no es necesario saber leer y escribir todos los números para usarlos; tampoco se plantea como objetivo que lo logren. Es decir, se trata que trabajen simultáneamente con diversos sectores de la serie numérica para que pongan en acción sus propias hipótesis para resolver un problema y que las expliciten  con sus compañeros.  

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