Box, riesgo y responsabilidad personal

“Box, riesgo y responsabilidad personal”

(Artículo de opinión)

Sin duda el box es uno de los deportes que la gente más prefiere alrededor del mundo; existen muchos factores que impulsan a las personas a practicar  box, por ejemplo, la familia, los amigos, tener una buena salud física o simplemente cumplir un sueño de la infancia; a veces la inspiración llega sola pero en otras ocasiones la gente se inspira en jugadores profesionales, anhelando ser un día como ellos. Sin embargo, existen también muchos riesgos al practicar el box, lo que lo convierte en un deporte con mucha controversia, lamentablemente existen muchos jugadores que desconocen  los riesgos ocultos de este deporte.

El boxeo puede cambiar la vida de diferentes maneras ya que plantea un desafío, ayuda tanto física como mentalmente, aquellos que practican este deporte no solo gozan de buena salud sino también de experiencias únicas en su vida, sin embargo también existen  riesgos que pueden dañar su integridad física.

En el ámbito de salud los boxeadores desarrollan una buena condición física ya que corren, golpean y saltan, de este modo queman cientos de calorías en un lapso corto de tiempo, fortalecen los músculos de todo su cuerpo y mejoran su funcionamiento cardiovascular. También gozan de estímulos emocionales ya que al golpear liberan el estrés, y a medida que desarrolla confianza se llenan de autoestima y rigor. Así mismo requieren una dieta estricta para no sufrir un desbalance alimenticio, esto trae consigo múltiples aspectos positivos a su salud, ya que al tener una dieta balanceada, se asegura tener la ingesta recomendada de los distintos alimentos, así como, el mínimo riesgo de sufrir algún tipo de desorden alimenticio como la obesidad o anemia.

Un entrenamiento de boxeo en solitario puede traer una buena condición física, sin embargo una vez que se añaden ejercicios de contacto (combate cuerpo a cuerpo) traen una variedad de lesiones ya sean menores como malluga duras, torceduras de muñecas, desviación de nudillos, fractura de manos, esguinces, incluso cuando se usan protecciones para la cabeza, boca y manos, y lesiones mayores como huesos rotos y concusiones, no todas estas están ligadas a los golpes que se reciben en las peleas ya que en los entrenamientos también  pueden llegar a autolesionarse.

El gran enemigo del boxeador es la conmoción cerebral, que se produce siempre que un golpe es lo bastante fuerte para hacer golpear al cerebro con las paredes interiores del cráneo. Cuando esto ocurre, produce un atontamiento momentáneo y en muchos casos da paso a una hemorragia cerebral interior, que suele cicatrizar en un período corto de tiempo. Pero las consecuencias de la conmoción no se detienen, por desgracia, en la pérdida de un combate antes del límite, sino que producen la muerte de unas cuantas células cerebrales. Contrariamente a otros tejidos del cuerpo, la masa cerebral no se regenera. Eso hace que un boxeador que ha sufrido numerosas conmociones a lo largo de su carrera se convierta en un hombre que ha perdido una considerable porción de células cerebrales, un hombre con varias cicatrices en su cerebro. Poco a poco pierde algunas de sus facultades mentales y se convierte en lo que popularmente se conoce por un «sonado». En ocasiones, lamentablemente un golpe puede ser lo bastante fuerte como para que la hemorragia no se detenga a tiempo. En este caso, el boxeador morirá, fatalmente, tras varias horas o días de inconsciencia.

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