Bullying.
Enviado por dtlina • 2 de Octubre de 2012 • Práctica o problema • 4.185 Palabras (17 Páginas) • 324 Visitas
a). ¿Cómo se manifiestan los problemas de intolerancia y discriminación en el sector educación?
La escuela tradicional atraviesa hoy por una profunda crisis, que se manifiesta tanto a través del
fracaso escolar como de los problemas de convivencia. Cuando se analiza, en este sentido, la
importancia de mejorar la
educación en valores suele aludirse a la dificultad de añadir nuevos objetivos a
los que tradicionalmente debía asumir el profesorado como si cualquier esfuerzo en uno de estos
dos ámbitos supusiera necesariamente una reducción de la energía y el tiempo disponibles para el
otro. Las innovaciones educativas que aquí se describen, basadas en la
cooperación, ayudan a superar estas dificultades, incrementando la coherencia
educativa entre los valores que se pretenden enseñar y lo que se enseña en la
práctica a través de las relaciones que se establecen en las aulas, para mejorar
al mismo tiempo la eficacia docente y enseñar en la práctica los valores
democráticos de respeto mutuo, tolerancia y no-violencia, con los que pretende
identificarse nuestra sociedad. Valores que es preciso ayudar a construir,
también, a partir de una reflexión explícita y cooperativa sobre su significado, a
la que voy a denominar “currículum de la no-violencia”.
Las propuestas y resultados que en esta ponencia se presentan se sitúan
dentro de una larga serie de investigaciones, iniciada hace dos décadas, sobre
cómo mejorar la calidad de la educación, adaptar las aulas a la diversidad y
educar en valores a través del aprendizaje cooperativo
La prevención de la violencia desde la escuela. Nuestra sociedad expresa
hoy un superior rechazo a la violencia, y disponemos de herramientas más
sofisticadas para combatirla, pero el riesgo de violencia al que nos enfrentamos
también es hoy superior. Y este riesgo se expresa a veces en forma de
violencia escolar. Para prevenirla es necesario romper la “conspiración del
silencio” que ha existido hasta hace poco sobre este tema, y enseñar a
condenarla en todas sus manifestaciones, insertando su tratamiento en un
contexto normalizado orientado a mejorar la convivencia. Conviene tener en
cuenta, en este sentido, que algunas de las características de la escuela
tradicional contribuyen a que en ella se produzca la violencia o dificultan su
erradicación: como la permisividad que suele existir hacia la violencia entre
iguales como reacción (expresada en la máxima “si te pegan, pega”) o como
forma de resolución de conflictos entre iguales; la forma de tratar la diversidad
actuando como si no existiera; o las frecuentes situaciones de exclusión que se
viven en ella.
PLAN DE INTERVENCION
Resumen
Los últimos estudios realizados en Europa apuntan que los programas escolares contra el acoso funcionan por tanto es posible lograr una disminución de los casos de acoso escolar, tanto con la implantación de medidas preventivas como con el abordaje correcto de la situación. Por ello, es importante que las instituciones escolares y, en especial, los maestros cuenten con un proyecto de intervcención por si surge un caso de bullying en la escuela. Este proyecto debe basarse en el apoyo incondicional al niño-víctima y la admisión que estamos frente a un acoso grupal.
Aunque en cualquier Plan de Intervención sobre este tema el papel de la familia es muy importante, por razones de espacio, nos limitaremos, en este resumen a citar las principales pautas de intervención en el ámbito escolar.
El tutor de clase es la persona más apta para intervenir de manera adecuada dentro del contexto escolar. Una vez recibida la denuncia (ya sea por iniciativa de los padres, del menor o de otros compañeros), el tutor deberá llevar a cabo las primeras actuaciones, que se centran en la protección del niño-víctima, en cortar de raiz cualquier manifestación violenta, y en buscar la colaboración y el compromiso de la dirección escolar. Las actuaciones del tutor de clase hacia el niño-víctima de acoso escolar han de centrarse en tres ejes básicos: medidas de protección, de integración o aceptación, y las de valoración o reconocimiento.
Las medidas de protección hay que pactarlas con el menor, siempre bajo supervisión de algún adulto y no es aconsejable que éstas duren más de tres meses. Al mismo tiempo, hay que ayudar al menor a aceptar su situación, evitando la negación y la huida, hay que reconocer el tipo de situación en la que está el menor y trabajar para que el niño víctima supere la auto-inculpación. A través de las charlas tutoriales, hay que transmitir el mensaje de que el menor no tiene la culpa por ser agredido ni por necesitar protección.
La medida del reconocimiento se basa en la aplicación de actuaciones que aumenten la autoestima del niño-víctima, pues hay que fomentar la valoración de su imagen pública (darle responsabilidades especiales en clase, etc...).
Respecto al grupo de acosadores se les ha de controlar, transmitiéndoles el mensaje claro de que no se va a permitir más violencia, explicitando las medidas correctoras si ello continúa; los adultos han de saber discernir quien instiga el acoso y quienes lo secundan de cara a un abordaje efectivo; hay que potenciar la responsabilidad de las propias actuaciones, que van desde pedir perdón al niño-víctima hasta acciones concretas de compensación y, por último, hay que romper la unidad del grupo, que se puede conseguir a través de la inclusión de sus miembros en otros grupos.
En lo referente al grupo-clase, también se considera víctima secundaria, ya que puede manifestar síntomas propios del estrés post-traumático. Es importante potenciar la recuperación de la capacidad de reaccionar frente al grupo acosador, de los alumnos que han presenciado las agresiones, ya sea a través de la denúncia pública en las charlas tutoriales, en las privadas con algún profesor o anónimas a través del buzón de denúncia. También se debe fomentar los valores de la convivencia, por lo que se considera muy útil la elaboración de trabajos sobre ética, violencia, coraje y espiritu crítico y las posteriores exposiciones en clase.
Por último, hay que fomentar en el grupo-clase actuaciones que ayuden a la inclusión del niño-víctima en la dinámica de la clase, una buena estrategia es la que reciba protección amistosa del líder positivo de la clase.
La dirección ha de poder incidir en el resto del profesorado en lo que se refiere al aumento de la vigilancia de los miembros del grupo escolar violento
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