Buscando Un Campeonato

“Buscando un campeonato”

Había una vez un niño llamado Oliver, que desde chico soñaba con ser futbolista.

Cuando entró a la secundaria, decidió meterse al equipo de fútbol y ahí conoció a muchas personas y tuvo que ganarse el apruebo de los demás para que lo aceptaran en su equipo. El entrenador les dijo a los demás jugadores del equipo que aceptaran y que fueran solidarios con Oliver como antes ellos habían sido aceptados anteriormente por los viejos jugadores; Ellos aceptaron y le dieron una oportunidad a Oliver.

Pero cuando el entrenador de fútbol no estaba presente o no volteaba a verlos, ellos le hacían la vida imposible a Oliver, siempre lo molestaban y no le pasaban el balón para que no jugara, pero él no se quedaba con las manos cruzadas y trataba de empezar el solo y hacer las mejores jugadas dando el máximo para que los otros vieran que el era bueno jugando fútbol.

Al ver como se esforzaba, sus compañeros notaron que realmente era bueno y que merecía una oportunidad en serio, así que decidieron aceptarlo y respetarlo como se merecía; a partir de ese día todo cambió para él.

Sus compañeros lo esperaban ansiosos para entrenar y en los partidos siempre era el goleador estrella; todos se preparaban con mucho entusiasmo para el torneo: “El Poch”; El torneo más importante de fútbol en el país, se llevaría a cabo en Querétaro en noviembre, faltaban solo tres meses y el entrenador no podía llevarlos a todos, por lo que entrenaban aún más para demostrar que podían hacer un buen papel en el torneo.

Llegó el día en que el entrenador repartió las circulares y Oliver, al igual que varios de sus compañeros recibió la suya, moría de ganas por contarle a sus papás, así que al llegar a casa hizo su tarea y espero a que su padre volviera de trabajo para comentarles del torneo durante la cena, pero para su sorpresa y desilusión, sus padres se negaron a dejarlo ir, argumentando que sus calificaciones habían bajado desde que entrenaba más. Oliver prometió mejor su promedio a cambio de que lo dejaran ir, eso era lo justo.

Al mes siguiente sus calificaciones subieron notoriamente, de 8.1 a 9.0, le costó mucho trabajo y faltar a algunas fiestas pero valía la pena, el torneo “El Poch” era su sueño y está vez conseguiría el permiso.

Mostró sus calificaciones a sus papás y esta vez le dijeron que no querían que fuera solo porque podía ser peligroso. Oliver se molestó mucho porque al parecer no entendían lo que significaba para él y se fue a su cuarto a mitad de la cena.

Al día siguiente habló con su equipo, todos concordaron en que era un elemento clave y que necesitaban que fuera a Querétaro con ellos.

Al día siguiente todo el equipo y el entrenador habló con los papás de Oliver, explicándoles con detalle cómo

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