CARRERA ADMINISTRATIVA EN COLOMBIA

CARRERA ADMINISTRATIVA EN COLOMBIA

En Colombia se cuenta desde 1938 con una normatividad en materia de carrera administrativa para los diferentes empleos de carácter público, la cual se ha venido modificando conforme a la modernización del Estado, pero su aplicación se ha dificultado por falta de voluntad política, el clientelismo y la corrupción existentes en nuestra cultura política.

Desde el año 2004 se han venido dando procesos de vinculación por méritos, que hasta la fecha no se han podido concluir por la presión ejercida por diversos actores, mediante diversos mecanismos, para que se incorporen extraordinariamente, es decir, sin concurso, a quienes vienen desempeñando esos empleos y que obviamente fueron incorporados, en su gran mayoría por relaciones clientelares.

Que haya una normatividad no es garantía de que la gestión de los procesos de personal haya sido transparente en el país. Básicamente en Colombia, la carrera administrativa se regula en las normas pero en la práctica no opera.

Lo que busca el sistema de carrera administrativa es asegurar el mérito o ley del mejor, como eje central de la vinculación, permanencia y ascenso en el empleo público, el cual garantiza la eficacia y la eficiencia de la administración.

Pero ¿se cumple esto en realidad? ¿Será que la administración si está conformada por personas aptas desde los puntos de vista de capacitación profesional e idoneidad moral, para que la función que cumplan sea acorde con las finalidades que el interés general espera de los empleados que prestan sus servicios al Estado?

Tristemente hay que decir que la carrera administrativa se ha distorsionado con el objeto de mantener en sus cargos a unos cuantos empleados deficientes e incompetentes, se ha convertido en una carga para la gerencia del talento humano, un costo para el Estado, la sociedad y un clientelismo corruptor que flagela nuestro país afectando la estabilidad del sistema político y de las instituciones, lesionando la economía y la moral de la sociedad.

De este fenómeno de corrupción no se escapa la carrera administrativa, donde no solo hay malas prácticas relacionadas con el ingreso, la permanencia o el retiro de los empleados, tejidos desde la intervención política; sino que también estos, se desvían del cumplimiento de las funciones naturales de su cargo público para velar por sus intereses privados como son la familia y su círculo de amigos; para obtener ganancias o beneficios que maximicen sus ingresos.

Es evidente que el ingreso automático o inscripción extraordinaria en Carrera Administrativa desnaturaliza el sistema mismo, pues se dejan de lado el mérito y las capacidades, permitiendo que los nominadores escojan según su conveniencia, impidiendo que todos aquellos que crean tener las condiciones para desempeñar un empleo de esta naturaleza, tengan la

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