CONEJO MANCHITAS

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El Conejo Manchitas

Había una vez una pradera grande y verde, donde vivían distintas familias de animales: conejos, bisontes, armadillos, comadrejas y patos.

Sesión 1

La familia de los conejos era muy numerosa ya que la formaban ocho miembros: papá conejo, mamá coneja y sus seis hijos, que eran de la misma edad pero diferentes en el color y en el modo de ser.

Ejercicio: AA-

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Mamá coneja y papá conejo querían a todos por igual, pero ponían especial atención al más descuidado y travieso de los seis al que llamaban Manchitas, ya que su pelaje blanco tenia manchas de color café.

Manchitas, era un conejito muy juguetón, su entretenimiento favorito era jugar con animalitos más pequeños que él o saltar por toda la pradera; además era simpático, distraído e inquieto. Normalmente prestaba poca atención a todo cuanto se le decía o explicaba.

Sus despistes eran comentario diario de los otros animales, y a menudo se burlaban de él. Sin embargo, todo esto que a los demás causaba mucha gracia, a sus padres les preocupaba, porque veían que no podían darle responsabilidades y que en la escuela no iba tan bien como ellos querían.

Ejercicio: AA-

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La escuela de la pradera estaba formada por el señor Búho, que era el profesor, encargado de cuidar y aconsejar a todos los animales, en especial a los pequeños.

Cada mañana, mamá coneja preparaba a sus conejitos el desayuno para ir a la escuela, y a menudo Manchitas, tenia que regresar porque se le había olvidado llevárselo.

Luego, en la escuela, mientras el maestro explicaba técnicas de supervivencia o para recolectar comida, Manchitas estaba como ausente, pensando en que podría entretenerse por la tarde o que le había sucedido el día anterior, sin prestar la menor atención a las explicaciones del profesor.

Ejercicio: AA-

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Todo esto tenía como consecuencia malas calificaciones en la escuela, regaños constantes tanto en clase como en casa y sentimientos a veces negativos en Manchitas, que creía que no servía para nada y todo le salía mal.

Un día sucedió algo que alarmó un poco a todos: el señor Búho organizó una excursión a un pastizal, en el que vivían algunos topos y zorrillos, con la idea de pasar un buen día conviviendo con estos animales.

Una vez que llegaron al pastizal, el maestro los reunió a todos y les dijo: pueden divertirse cuanto quieran y jugar por los alrededores del pastizal sin alejarse demasiado, con la condición de que cuando salga la primer estrella en el cielo, deben estar todos aquí, pues en ese momento nos iremos de regreso a la pradera.

Los animales dijeron que si y empezaron a irse por diferentes sitios: las comadrejas fueron a jugar a las madrigueras de los topos, los armadillos fueron a tomar la sombra debajo de

unos arbustos, los bisontes y los patos se dirigieron hacia un pequeño estanque que se encontraba en el centro del pastizal y los conejos fueron a brincotear por todos lados. El profesor revoloteaba de vez en cuando para tener conocimiento de la situación.

Manchitas se fue a la parte más alejada del pastizal y vio como un grillo salía saltando de un agujerito y se alejaba de ahí, entonces, salió tras él brincando para jugar con su amiguito hasta

Ejercicio: AA-

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que el grillito se metió debajo de una roca. Manchitas estuvo todo el día entretenido en el juego de saltar y perseguir grillos, mas no se dio cuenta que empezaba a oscurecer.

Cuando empezó a verse la primer estrella en el cielo, todos los animales fueron hasta el

lugar que el maestro había dicho, a excepción de Manchitas que ni siquiera se había acordado de la única instrucción que había dado el maestro.

Todos los animalitos empezaron a preocuparse, creyendo que le había ocurrido algo, el señor Búho, un poco alarmado, emprendió el vuelo hasta que encontró a Manchitas y regresaron los dos juntos al lugar en el cual se encontraban los demás.

Todos los animales volvieron contentos a la pradera, a excepción del conejito que iba muy serio y apenado por lo ocurrido.

Ejercicio: AA-

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Esa noche, cuando el señor Búho volvió a su tronco, empezó a buscar una solución para hacer que Manchitas estuviera más atento y pendiente de todo cuanto le rodeaba. Pensando, pensando, se le ocurrió una idea que él consideró que podría funcionar muy bien y la puso en práctica muy pronto.

Al día siguiente, al terminar la clase, el maestro le dijo: “quédate, quiero hablar contigo”.

Manchitas se acercó al profesor esperando un regaño, sin embargo éste le dijo: “No te voy a castigar, pero te voy a proponer un juego que puede ayudarte a mejorar tu conducta. Cada vez que me demuestres que has estado atento en alguna orden o explicación importante, yo te daré una ficha.

Sin embargo, cuando compruebe que no has prestado atención ante alguna situación, tú me tendrás que dar una ficha a mí. Cuando consigas doce fichas, éstas serán canjeables por un montón de zanahorias, es decir las podrás cambiar”.

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