CUESTIONARSE COMO HERRAMIENTA DE APRENDIZAJE

Oscar Fernando Becerra Uribe

Maestría en Ciencias de la Educación

CUESTIONARSE COMO HERRAMIENTA DE APRENDIZAJE.

 Se inicia con la premisa que constituye la base del tema a desarrollar: el maestro debe ser el portador de métodos que tengan como finalidad transformar el conocimiento científico, en contenidos que eduquen al ser humano (Zuluaga, O. L. 1999. Pedagogía e historia, La historicidad de la pedagogía. La enseñanza, un objeto de saber). Allí reposa toda su grandeza y dignidad: el maestro es el centro del proceso enseñanza-aprendizaje. Pero no puede obviar su contexto: sus métodos deben tener en cuenta la historia en la que se encuentra inmerso: la política que se vive en el momento, la cultura a la que pertenece, la sociedad de la que hace parte.

¿Pero qué sucede si el maestro no es capaz de reconocer su papel dentro de este escenario que es el educativo? se está de este modo, frente al actor más peligroso con que puede contar este espacio. Sumados a otros factores, recae sobre sus hombros gran porcentaje de la formación final que reciba el estudiante y la función social que este pueda desarrollar. Es allí donde marca su importancia. El Estado, la sociedad y los sistemas existentes, reconocen este elemento y buscan de alguna manera, alienar al maestro, para convertirlo en un aliado que les permita difundir sus ideas.

Si se examina el contenido impartido por el maestro se podrá distinguir los matices de su práctica discursiva, todo su contenido se enmarca en una visión cosmogónica de lo entiende es el mundo, la sociedad y el hombre (Zuluaga, O. L. 1999) . Cada objeto, enunciado, concepto o temática descansa sobre las bases de que lo maestro cree y piensa. El maestro les imprime a sus aprendices su filosofía y su maneja de ver el mundo. Durante la juventud, el ser humano reafirma los rasgos principales de su personalidad y de lo que podrá llegar a ser. Si unimos estas dos ideas, se puede identificar la gran influencia que ejerce el primero sobre el segundo durante todo el resto de su vida.  ¿Qué sucede si se coloca al lado de jóvenes, maestros idolatras de sus vidas y poco interesados en el desarrollo personal de aquellos que le son confiados? Tal vez por eso es tan importante la formación de este poderoso actor y es tal vez en lo que más se falla.

Ofrecer al maestro la educación en los más altos niveles de grado académico puede brindarle la visión crítica de lo lleve a distinguir las diferentes estrategias de poder adscritas en los modelos educativos, económicos, políticos y culturales que actualmente se ocultan en la sociedad, en muchas ocasiones difíciles de identificar. Esto le permitiría dejar de comportarse como un simple instrumento del sistema para ser realmente un actor dentro del mismo.

Pero el ser humano busca constantemente zonas de confort que le den estabilidad y la seguridad de una vida tranquila. Pero, ¿Cómo se puede ser un factor dentro del sistema sin perder esta meta? ¿Es realmente lo mejor que puede hacer el ser humano? ¿Se puede buscar momentos de felicidad sin importarle lo que le rodea? Si se mira a la raza humana tal vez sea sólo lo que se pueda apreciar: una especie que busca de forma egoísta su bienestar. Pero, ¿es parte de su naturaleza, es algo innato o implantado en su corazón? Buscar la respuesta correcta a esta pregunta, y sobre todo contestarla, sin la subjetividad que da ser parte de esta raza, es una tarea difícil de realizar.

Pero intentar contestarla lleva al individuo a ser parte de uno u otro equipo: aquel que busca hacer conscientes de la necesidad de redefinirse como ser integral responsable de la vida en el planeta o formar parte de ese otro equipo que solo busca saciar su inagotable deseo de poder, placer y destrucción. Dentro del segundo grupo, y siendo su principal representante en el mundo, se encuentra todo un sistema capitalista. En contraposición a este los excluidos de este mismo sistema, que no han sido capaces de componer un discurso coherente de teorías que derrumbe a su contrario.

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