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CULPO A BORGES


Enviado por   •  14 de Octubre de 2012  •  2.167 Palabras (9 Páginas)  •  320 Visitas

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“Culpo a Borges, a Caldera, a López y a tantos otros egoístas que confían ya no sé en qué”

Lo que sigue a continuación es el relato, el testimonio de una de las estudiantes que trabajó con tesón y pureza por y para el triunfo de la democracia, de la dignidad de la nueva Venezuela… NO ES DE MI AUTORÍA, CONSERVARÉ SU IDENTIDAD PARA PRESERVARLE SU INTEGRIDAD. BGV

Alguno de ellos escribió este relato y casi todos ellos están decepcionados…

El 7-O, trabajé en una de las 4 salas de totalización que manejaba el Comando Venezuela. Cada una de las salas estaría conformada por un equipo de 300 personas “conectores” (en su gran mayoría, estudiantes universitarios e incluso varios bachilleres menores de edad) que tendrían la labor de comunicarse con un testigo suplente en 10 centros de votación a nivel nacional, más un equipo de alrededor de 100 personas que seríamos el staff y nos encargaríamos de la logística del día. Los conectores tendrían la función de monitorear el proceso electoral en esos 10 centros y al final de la jornada, recolectar los votos expresados en las actas.

Desde el principio, me llamó la atención el trabajo que realizaríamos allí, ya que en cada sala habría una muestra fidedigna de los resultados electorales a nivel nacional. Además, en teoría, tendríamos los resultados antes de que Tibisay Lucena, rectora presidente del CNE los anunciara en televisión. Para mí era más que emocionante poder confirmar la victoria de Capriles.

A lo largo de estos meses de preparación de la sala vi el esfuerzo impresionante que hacían las personas del “staff” para sacar la sala adelante: estudiantes menores que yo sé encargaron de proveer la comida para más de 300 personas; otros se encargaron de planificar el transporte de los conectores desde el lugar de encuentro hasta la sala y también para llevarlos a votar; otro equipo se encargó de la seguridad de la sala, y el equipo de “coaches” que nos encargaríamos de atender a los conectores para que pudieran llevar con comodidad una jornada, particularmente tensa, de 15 horas.

Además, se les pedía un esfuerzo adicional: el grupo de conectores, durante las vacaciones, tuvo que hacer diferentes llamadas a sus testigos suplentes (que llamábamos coordinadores) para probar el sistema que estábamos utilizando y establecer una relación de confianza, asegurando que luego no habría problemas compartiendo información con respecto a las actas. Además, participaron en 2 simulacros y en varios call centers para arreglar las fallas que se nos iban presentando. Me llamó muchísimo la atención ver cómo todos, en mayor o menor medida, hacían su trabajo con entusiasmo y buscaban la manera de colaborar más.

El día de ayer, el equipo de staff tenía la tarea de encontrarse en la sala a las 2:30 am. Los conectores debían empezar a llegar a las 4:00am. La primera llamada debería realizarse alrededor de las 6:30am. Y así comenzó nuestra jornada electoral.

No sé cómo comenzar a contarles cómo fue ese día. Gracias a los simulacros, pudimos reducir los problemas internos a un mínimo. Yo veía a todo el equipo que no paraba de moverse: buscando las cajas de comida, solucionando los problemas técnicos, tratando de atender a las denuncias que recibíamos de los coordinadores de centro (de eso profundizaré más adelante), entre otras cosas más que ahora no se me vienen a la mente.

Todo ese corre-corre se desarrollaba en un ambiente muy ruidoso (no es fácil mantener a más de 300 personas en una sola sala con un tono de voz moderado) y era agotador; nos turnábamos para dormir en el piso, íbamos a la cocina a refugiarnos 5 minutos con un dulce y el ventilador y como eso, otras situaciones más. Pero con el consuelo de saber lo arrecho que era el trabajo que estábamos haciendo.

Fui de las primeras personas de la sala en ir a votar. Llego a la sala y sigue el trabajo. Vota Capriles, y en su discurso se le ve tranquilo y neutro, y según gente mucho más inteligente que yo, transmitía un buen mensaje. Luego habla y vota Chávez y una primera ola de triunfo recorre las caras de mis compañeros al decir: “Se le ve completamente derrotado, ¡HAY UN CAMINO!” Yo recuerdo que le comenté a mis hermanos que ese discurso podría significar dos cosas: la primera, que de verdad estábamos ganando y estaba preparando a su gente; la segunda, que era un juego psicológico para hacernos sentir triunfantes y esperanzados para luego destrozarnos moralmente con todas las artimañas que puede hacer una persona con tanto poder.

En la tarde, la mayoría de las llamadas reportaban distintos tipos de denuncias: que a pesar de que la máquina llevaba horas sin funcionar, no pasaban a voto manual; que solo podían entrar al recinto testigos del PSUV y los de la oposición quedaban fuera, etcétera, etcétera, etcétera. A medida que pasaba el tiempo, las denuncias se ponían peores: que había grupos violentos, identificados a favor del Chávez, alrededor de los centros; que eran más de las 6:00pm y que no cerraban el centro (que estaba vacío); que hacían una retransmisión de las actas; que a la hora del escrutinio botaban a los testigos opositores de los centros y así muchas más.

Y a pesar de todas esas denuncias horribles, de trampas obvias que nos perjudicaban fuertemente, seguía habiendo esperanza. El mensaje que nos hacían llegar a la sala seguía siendo un muy confiado ¡HAY UN CAMINO! Y a las 6:30 pm me negué a creerle a nadie que me dijera que íbamos perdiendo, porque en el lugar donde yo estaba, manejado por el Comando de Capriles, nos decían que la diferencia era de 4 puntos a nuestro favor. Una cantidad modesta, apropiada, razonable.

Dos horas después, el juego cambió completamente. Nos indicaron que debíamos arreglar la oficina donde se encontraban las cosas del staff, para tenerlas listas para salir. El equipo de seguridad revisó la salida de emergencia y salió de la sala y se empezó a discutir sobre si decirle a los conectores que ya habían terminado su trabajo que podían irse a sus casas. Evidentemente, yo me imaginé que venía un allanamiento o algo por el estilo.

Las instrucciones a los conectores fueron que debían apurarse realizando sus llamadas, que se comunicaran por mensaje de texto si era más rápido. Luego se les indicó que la prioridad no era cubrir los multados de todas las mesas por centro sino de una mesa por lo menos. Ahí seguíamos sin saber qué estaba pasando, por qué el ánimo había

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