Capítulo 1.- Los precursores

Capítulo 1.- Los precursores  

Por las calles de la Ciudad de México y los caminos que la comunicaban con otras poblaciones se veían transitar sencillas carretas, lujosos carruajes o populosos omnibuses que, arrastrados por mulas o caballos, llevaban y traían a personas y objetos. Los primeros ferrocarriles que se instalaron en el Valle de México tuvieron como misión entrelazar a la capital con las villas y los pueblos vecinos, pero además, interconectaban a los distintos barrios de la ciudad, con lo que se dio inicio al transporte urbano y suburbano.

Al ofrecer una ruta que llegara a Tlalpan, automáticamente se beneficiaba a los habitantes de San Ángel, Coyoacán, Mixcoac y Tacubaya. El presidente Mariano Arista aprobó el proyecto, así que el día 12 de octubre de 1852 expidió la patente que celebraba el contrato y otorgaba la concesión para que el Conde realizara su meta.

A lo largo de la segunda mitad del siglo XIX, existieron diversos personajes y empresas que siguieron el ejemplo del Conde de la Cortina con mayor o menor éxito. El señor Luis Hammeken obtuvo la concesión del gobierno para construir un ferrocarril que comunicara al Zócalo con la población de Tacubaya el 13 de agosto de 1856

Inauguración de la ruta México-Villa de Guadalupe en julio de 1857, que si bien fue concebida como parte del ferrocarril a Veracruz, dio servicio suburbano a este importante sitio durante muchos años. A partir de entonces se desarrollaron distintas empresas tales como la Compañía del Ferrocarril de México a Tlalpan y Chalco, la Compañía del Ferrocarril del Valle de México y la Compañía Limitada de Tranvías con Correspondencia.

El ferrocarril quedó confinado entonces a zonas que se encontraban más allá de las periferias de la Ciudad. El tranvía de sangre, representó un destacado papel como elemento integrador del medio urbano al conformar una importante red interna que comunicaba a los distintos barrios citadinos.

Capítulo 2.- Tranvías de tracción animal

La red de tranvías de tracción animal, o de mulitas como generalmente se le llamaba, que comenzó a operar entre 1856 y 1857, modificó los perfiles de la ciudad, aumentó las posibilidades de movilidad, redujo el tiempo de traslado y, sobre todo, representó el primer transporte popular y masivo en México.

Para la década de los noventa de ese siglo, la Ciudad de México se encontraba comunicada a través de este medio con poblaciones vecinas como Tacubaya, Mixcoac, San Ángel, Iztapalapa, Tacuba, Tlalnepantla, Guadalupe Hidalgo, entre otra El servicio de tranvías era controlado por la Compañía de Ferrocarriles del Distrito Federal. Propietaria de la red tranviaria desde 1896, tenía a su disposición aproximadamente 300 carros de pasaje-ros, 80 para carga, 40 carretones, 2600 mulas y caballos y 30 carros fúnebres.

Al iniciarse el siglo XX, los tranvías de mulitas comenzaron a decaer.

Las líneas que ocupaban comenzaron a electrificarse y poco a poco se sustituyeron por los modernos tranvías eléctricos.

Capítulo 3.- La electrificación del transporte

1876 se inició en México una nueva etapa histórica. El general Porfirio Díaz llegó al poder a través de un levantamiento militar conocido como el Plan de Tuxtepec.

Durante el porfiriato se multiplicó el número de kilómetros de vías férreas, lo que llevó a un auge del comercio y de la minería que no se había visto anteriormente.

De igual manera prosperaron la industria, las instituciones financieras y los servicios públicos. Dentro de estos últimos se otorgaron concesiones a particulares para llevar a cabo proyectos como el desagüe del Valle de México, la construcción de puertos, y la generación y distribución de energía eléctrica, la cual para fines del siglo XIX era la gran novedad científica.

Para el año de 1900 existían en el país por lo menos quince plantas hidroeléctricas que generaban electricidad para industrias tan diversas como la minería, fábricas de hilados y tejidos, molinos de harina, fábricas de hielo, de cerveza, artículos de vidrio, yute, acero, entre otros. La energía sobrante se vendía a consumidores particulares.

Además del alumbrado público, la corriente eléctrica se utilizaba en el bombeo de agua potable, dejando así en el pasado a los "coloniales acueductos".

Sin duda uno de los campos en donde la aplicación de la energía eléctrica resultó ser trascendental fue el del transporte público.

Los tranvías al doblar el siglo sufrieron una importante transformación al cambiar la tracción de sangre por la tracción eléctrica. La idea de aplicar el motor eléctrico como órgano de tracción de los tranvías data de 1879.

Capítulo 4.- La primera línea de Tranvías Eléctricos

Se realizaron diversas obras de servicios públicos para hacerla más confortable y mejorar su aspecto: se pavimentaron o adoquinaron varias de sus calles, se inició el servicio de distribución de energía eléctrica, siguieron realizándose obras de drenaje y se estrenó la primera línea de tranvías de tracción eléctrica.

25 de julio de 1898, la Compañía de Ferrocarriles del Distrito Federal obtiene la autorización para la importación de los materiales y efectos destinados a establecer el servicio de tracción eléctrica en las líneas de Guadalupe y San Ángel por Tacubaya, y para el 26 de septiembre del año siguiente la compañía logró extender el permiso de electrificación a todas sus líneas.

A principios de enero de 1900 se inició la instrucción del personal que iba a desempeñar el cargo de conductor de los nuevos tranvías eléctricos. Las pruebas se realizaron primero entre las instalaciones de Indianilla y la avenida de Chapultepec, y gradualmente se fueron extendiendo hasta las calles céntricas de la Ciudad y a las inmediaciones de la Villa de Guadalupe.

Capítulo 5.- La Compañía de Tranvías de México

15 de enero de 1900 se inauguró en la Ciudad de México la primera línea de tranvías con tracción eléctrica que iba del Zócalo a Tacubaya. El servicio fue establecido por la Compañía de Ferrocarriles del Distrito Federal, empresa constituida en 1896.

Una nueva compañía se consolidó el 19 de marzo de 1906 bajo las leyes de empresas del dominio de Canadá. Su presidente y principal promotor fue el ingeniero norteamericano Frederick Stark Pearson, quien primero la bautizó como la Yucatán Power Company, Ltd., nombre que se cambió por Mexican Consolidated Electric Company. Desde el primero de junio del mismo año quedó definida como Mexico Tramways Company o Compañía de Tranvías de México, como generalmente se le conocía.

La Compañía de Tranvías de México ofrecía diversos servicios, además del transporte de pasajeros y de mercancías dentro de la ciudad y sus periferias.

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