Carcel
Enviado por romina666 • 3 de Junio de 2013 • Informe • 1.116 Palabras (5 Páginas) • 307 Visitas
HACINAMIENTO | LA MAYORÍA DE LOS RECINTOS PENITENCIARIOS DEL PAÍS, HAN SUPERADO SU CAPACIDAD.
El gobierno chileno ha decidido tomar una medida extrema para reducir su gasto público. Hace pocas semanas, indultó a un numeroso grupo de presos extranjeros que estaban recluidos en diferentes cárceles de Chile, entre los cuales se contaban centenares de presos bolivianos. Con esta medida, el gobierno chileno se ahorra la suma anual de 10 millones de dólares, dinero que era utilizado para pagar la alimentación, el servicio médico y otros apoyos que hay para los reos.
De los 420 reos bolivianos beneficiados por el indulto chileno, siete fueron entregados a las autoridades nacionales por tener problemas legales pendientes en Bolivia; además está en estudio el caso de 14 personas que tienen doble identidad. El resto recuperó su libertad.
Para muchos el gobierno actuó con excesiva permisividad al dejarlos en libertad, pero para otros no había mucha alternativa.
REBALSANDO
La realidad de las cárceles bolivianas es paupérrima. Bolivia es uno de los países con mayor sobrepoblación carcelaria de la región. Tiene 54 prisiones, entre cárceles y carceletas, distribuidas en todo el territorio, de las cuales 16 son consideradas las principales, y están ubicadas entre La Paz, Cochabamba y Santa Cruz.
De estas 16, 12 han sobrepasado su capacidad de albergue.
Ramiro Llanos, director del Régimen General Penitenciario, explica que las consecuencias del hacinamiento penal pueden ser realmente graves, no sólo por el aspecto físico ni por el control de la conducta de los recluidos, sino por la dificultad que representa el hacinamiento de los presos en su rehabilitación, que se hace cada vez más complicada mientras más llena está la cárcel. Llanos llama la atención acerca de la precaria situación de infraestructura en la que se encuentran la mayoría de las cárceles bolivianas: “nuestra mayor preocupación es que las casas se caigan, sobre todo en Cochabamba las cárceles de San Sebastián varones, en San Pedro de Sacaba y en Quillacollo, que son cárceles muy antiguas y donde se está construyendo sobre los mismos muros, que eran altos y gruesos y ahora cada vez son más delgados. Hay una gran debilidad estructural.”
Cuando la cárcel se hacina, colapsan los servicios: agua, luz, alcantarillado, lo que ocasiona incomodidad en las personas, que se estresan aún más por el hacinamiento, “no tienen un lugar para distenderse, para estar cómodos ni para trabajar, hay ruido constante. Y sobre eso las terapias que queremos hacer no se pueden porque no hay el ambiente, la gente no está predispuesta, y lo único que se hace es una autorehabilitación: la gente hace lo que puede para ayudarse, y los trabajadores sociales y psicólogos que tenemos, se confunden en ese mar de gente y no hay posibilidades de trabajar con la población penal”.
Llanos hace una excepción: la cárcel de El Abra. En este penal casi la totalidad de la población recluida trabaja porque tiene espacio para hacerlo. Tienen patios y algunos lugares de recreación, pero El Abra hace la diferencia.
En las demás cárceles es en las mismas celdas que se hacen las actividades de terapia. “En San Pedro de La Paz existe el mismo problema estructural, las paredes se están horadando y cualquier rato puede haber un colapso. Otro problema serio que existe en las cárceles es el consumo de bebidas alcohólicas y de drogas”,
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