Ciudadania

¿COMO LA CIUDADANÍA EN ESTA SOCIEDAD MODERNA SE LOGRA CONCIENTIZAR Y SER MAS ACTIVA?

El tema de la ciudadanía ha ocupado una importante posición en la filosofía política que se remonta incluso a las tradiciones griega y latina. No obstante, y producto de un conjunto de transformaciones históricas, políticas y económicas de las últimas décadas, el tema ha vuelto a ser tratado desde distintas perspectivas. Esto ha ocurrido especialmente entre aquellos autores abocados a la reflexión sobre los fundamentos y la viabilidad de los regímenes democráticos contemporáneos, en el contexto de un renovado auge de políticas económicas de orientación neoliberal.

El problema más importante que evita la integración como también, la participación ciudadana es la desigualdad. El problema no es la desigualdad en sí misma, ya que esta es útil incluso en algunos casos, el problema es la discriminación que se deriva de ella.

La discriminación, por su parte, es un fenómeno que se da en las relaciones de grupos en una sociedad, y tiene su origen en la opinión que tiene un grupo sobre otro. Entonces la pregunta es ¿cómo erradicar la discriminación? La solución puede ser en eliminar el estatus, que históricamente ha justificado malos tratos de un grupo sobre otro, y en la consecuente imposición de las ideas del dominante.

Cada proceso se tiene y se da como una manera de regular cada uno de los seguimientos en los cuales se necesita de la participación de una comunidad en la donde el punto clave se da por ser la ciudadanía.

El equilibrio nunca fue alcanzado, el pilar de la regulación se fortaleció a costa del pilar de la emancipación, donde la racionalidad cognitivo instrumental se desarrolló en detrimento de las demás racionalidades y acabó por colonizarlas.

Las respuestas del capitalismo a los desafíos de los sesenta fueron la difusión social de la producción, su descentralización a través de la transnacionalización, la fragmentación geográfica y social del proceso de trabajo, con la transferencia hacia la periferia del sistema mundial de las fases productivas, con una cierta desindustrialización de los países centrales y la industrialización o reindustrialización de los países periféricos que no solo amplia el mercado de trabajo sino que lo segmenta, dando origen a la heterogenización de la relación salaria y a la competencia entre mercados de trabajo locales, regionales, nacionales, internacionales, despolitizando y naturalizando los nuevos imperativos de la producción que impiden diferenciar los procesos de producción y reproducción social, donde los primeros garantizaban los segundos (alimentación, vestuario, vivienda, educación, salud, seguridad, transportes, recreación, etc.) con el apoyo del estado providencia, objetivo que se logró por algún tiempo en los países centrales y contra el que se reveló el movimiento estudiantil. El movimiento feminista resaltó la dimensión del trabajo doméstico, la dimensión productiva de la reproducción social hasta ahora escondida. Esta difusión social de la producción contribuyó a desenmascarar nuevas formas de opresión y el aislamiento político del movimiento obrero facilitó el surgimiento de nuevos sujetos sociales y nuevas prácticas de movilización.

Las sociedades democráticas representativas tienen en la figura del ciudadano la base de su constitución y funcionamiento, la institución de esta significación supone no solamente una condición jurídica sino también una construcción identitaria y una praxis social específica. De ahí que, el análisis de las relaciones, tensiones y contradicciones existentes entre las significaciones imaginarias, las prácticas sociales y el sentido o significación de ellas se hacen por parte de los sujetos que conforman la sociedad es una tarea importante de realizar. Para lo cual se requiere una aproximación que permita incluir en este análisis los procesos subjetivos inherentes a la praxis política. En esta lógica, el objetivo que nos planteamos es analizar el aspecto subjetivo constitutivo y necesario en la conformación de la ciudadanía y la correspondiente participación que ella supone.

Tenemos que deshegemonizar la racionalidad analítica instrumental que justifica un mundo económico girando alrededor del tener y de un saber hacer orientado exclusivamente a tener

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