Cognitivo Y Psicolinguistico
Enviado por irisreyna • 18 de Septiembre de 2014 • 4.213 Palabras (17 Páginas) • 1.253 Visitas
Desarrollo cognitivo y psicolingüístico involucrados en el proceso de alfabetización
El aprendizaje de la lectura como proceso cognitivo
Aprender a leer ha sido comparado a un parto intelectual. El conocimiento de la palabra escrita es el nacimiento cognitivo de los niños a una cultura letrada y escolar, en la cual la trasmisión cultural se hace principalmente mediante textos escritos. Ellos constituyen un vehículo del pensamiento y del conocimiento entre las generaciones. El empleo de la metáfora comparativa de un parto para describir el aprendizaje de la lectura tiene su explicación. Al nacer no se parte de cero, sino que el parto es resultado de una gestación, en la cual han interactuado durante nueve meses determinantes biológicos, genéticos y estímulos ambientales. Del mismo modo, el aprendizaje de la lectura es la culminación de un proceso que se inicia años antes de ingresar al primero básico y el cual se produce, con mayor o con menor facilidad, según sean las condiciones en las cuales los niños abordan el lenguaje escrito. Siguiendo esta metáfora comparativa, así como hay niños que están mejor preparados que otros para sobrevivir en el parto, hay algunos que están mejor preparados para aprender a leer y a escribir, situación que no depende solamente de las clínicas o de los médicos, como tampoco del currículum o de los profesores. Varias investigaciones muestran que hay un conjunto de procesos cognitivos intrínsecos al desarrollo, que emergen varios años antes de iniciarse el aprendizaje de la lectura y que son determinantes para su éxito posterior
Todos ellos son procesos cognitivos que se empiezan a desarrollar previamente al abordaje de la lectura y que, en la medida en que son activados por su enseñanza, llegan a ser metacognitivos. Es decir, que el sujeto, junto con tomar conciencia de ellos, puede utilizarlos activamente para su propio aprendizaje. En su sentido más extenso, aprender a leer implica aprender a pensar de otra manera y este aprendizaje lleva consigo un desarrollo de la inteligencia verbal, aplicable al aprendizaje de otros conocimientos. Ahora bien, la evolución de los procesos cognitivos necesarios para este aprendizaje no cambia cualitativamente cuando los niños pasan del jardín infantil al primer año, sino que va diferenciándose y configurando otros más complejos, que al cabo de algunos años se manifiestan en un cambio cualitativo en la mente de los niños. Esta evolución es necesaria para que alcancen una adecuada comprensión lectora. Su desarrollo, como en la metáfora mencionada, depende tanto de las condiciones nutritivas –culturales– del medio, como delas habilidades propias de los sujetos para efectuar acomodaciones mentales frente a los componentes del lenguaje escrito. De este modo, si las condiciones del medio son pobres en estímulos letrados, el desarrollo de esas habilidades puede debilitarse o desperdiciarse. Pero también sucede que la presencia de un ambiente muy favorable no es garantía, por sí mismo, de su desarrollo adecuado, cuando los requisitos cognitivos y verbales no se han cumplido. La experiencia muestra que los niños disléxicos están en todos los ambientes socioculturales.
El concepto de “literalidad emergente”
Algunos autores han desarrollado el concepto de “emergent literacy”, término inglés que aplican tanto al dominio que logran los niños de un conjunto de habilidades y destrezas necesarias para efectuar el aprendizaje de la lectura como al desarrollo mismo de la lectura inicial (Whitehurst y Lonigan, 1998). El término “literacy” no tiene una traducción equivalente en idioma castellano, y su significación –según el Diccionario– es “estado o condición de ser letrado”, lo cual permite aproximar este concepto al proceso de iniciarse en la alfabetización o en el lenguaje escrito. El término emergencia se refiere a un desarrollo cognitivo continuo, en el cual se configuran algunos procesos que sirven de fundamento para este aprendizaje. El trabajo de Whitehurst y Lonigan (1998) explicita que no hay una demarcación definida entre los procesos de prelectura y de lectura, ya que la lectura emerge y se configura por la interacción de destrezas, conocimientos y actitudes que los niños desarrollan antes de abordar los textos, sea en el jardín infantil, sea en los primeros años básicos.
Los autores mencionados efectuaron una revisión de numerosas investigaciones que han buscado determinar los componentes de esta “literalidad emergente”, separándolos en dos conjuntos de destrezas y de procesos que emergen en interacción. Unos son los procesos determinantes que están fuera del proceso lector mismo, como es el lenguaje oral y los textos donde se aprende (procesos “outside-in”). El otro componente está formado por el desarrollo neuropsicológico cognitivo de las habilidades necesarias para decodificar las palabras (procesos “inside-out”). Entre ellas mencionan la conciencia fonológica, la conciencia sintáctica y el conocimiento de las letras. Según Whitehurst y Lonigan (1998), algunas investigaciones en lectura inicial han estudiado la calidad de los textos para aprender a leer, pero no han investigado suficientemente la relación que hay entre los contenidos de los mismos textos con el desarrollo de los procesos cognitivos de los niños. Sin embargo, de su interacción depende el desempeño progresivo o regresivo del aprendizaje. Consideran que todavía no se conocen con bastante precisión todos los procesos cognitivos necesarios para el aprendizaje de la lectura, lo cual hace que el concepto de interacción entre ellos y el contenido de los textos se utilice para unir dos conjuntos de procesos que sólo se conocen parcialmente: los que provienen desde “fuera”, en los textos, y los que procesan desde “dentro” del sujeto. Desde la perspectiva del presente artículo he preferido emplear el término “lectura inicial”, ya que se limita a describir los procesos cognitivos y psicolingüísticos que los niños deberán emplear en su interacción con el lenguaje escrito para aprender a leer, dejando al margen las variables “externas” de los textos y métodos de enseñanza.
Etapas, fases y estrategias lectoras iniciales
Frith (1986) describió un modelo en tres etapas del aprendizaje de la lectura, que ha tenido un amplio reconocimiento internacional y ha sido aplicado por diversos investigadores. Según su modelo, este aprendizaje se inicia con una etapa logográfica, de reconocimiento de significados de algunos signos visuales, a la cual sucede una etapa alfabética, con la toma de conciencia de que las palabras escritas están compuestas por fonemas, los que siguen una secuencia determinada por el lenguaje oral, para culminar en una etapa ortográfica, donde
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