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Coleccion Pedagogica


Enviado por   •  5 de Julio de 2014  •  720 Palabras (3 Páginas)  •  166 Visitas

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Eres el piloto de tu vida.

Cuando conduzco el coche, me molesta que quien está junto a mí, me diga qué camino tomar, que me detenga o ¡cuidado! Yo soy el conductor. Yo sé porque hago lo que hago. Y el conductor es el único que lo sabe. Nunca hago caso de quien quiere decirme cómo manejar, porque por eso pasan accidentes”.

Escuché que le respondía un hombre a su amiga, cuando esta le platicó que su hija conducía un coche, y le dijo que acelerara para evitar un tráiler. Su hija le hizo caso, pero no alcanzó a pasarlo. El tráiler se llevó el coche. Afortunadamente viven para contarlo.

Como un rayo, comparé las similitudes que tiene este ejemplo con nuestra vida.

Nuestro coche se llama “vida” y el Ser Supremo ha sido lo suficientemente generoso, como para darnos a cada quien un “coche” propio.

Todos somos los conductores de nuestra propia vida. Desafortunadamente, muchos no asumen esa responsabilidad.

Son conductores miedosos, que les gusta preguntar a cuanto tripulante tienen, que deben hacer.

Y como resultado, tienen accidentes o no están satisfechos con su vida. ¿Por qué siguen escuchando los consejos de otros, cuando no están satisfechos con los resultados?

Simple. Es más fácil culpar a otros de sus fracasos, que ser responsables de sus decisiones.

Es el caso de la chica que le pregunta a la mamá ¿Qué debo estudiar?

O el caso del chico que pregunta ¿Cuál carrera da más dinero?

Porque el precio de seguir los impulsos de tu corazón, de tomar tus propias decisiones, es la posibilidad de fracasar.

Nadie puede esperar tener éxito en lo que le gusta con tan solo unos intentos. La historia está llena de hombres que estuvieron peleando por sus ideas, y que después de fracasos temporales, obtuvieron el éxito.

Aplicaron la persistencia en sus sueños.

La sensación de libertad, de asumir el control del volante de tu vida, te dará una seguridad y energía interior que no tiene precio.

Para un militar, su orgullo son las heridas de guerra. Y para el hombre de negocios, platicar de sus fracasos, antes de alcanzar la cima.

Aunque las derrotas temporales te causen dolor… cuando sean cosa del pasado, te divertirá recordarlas. Le dará más valor a tu éxito.

Detén a esa persona mata pasiones, y no la escuches cuando quiera dirigir el coche de tu vida, a una velocidad diferente a la que tú lo haces.

El no conoce por qué haces lo que haces. No conoce tu vida, como tú la conoces.

El no comprende tus sueños y motivos.

Finalmente, él en sus consejos, proyecta lo que él es. Lo que el hace. Lo que haría en tu lugar. Y si es un mediocre, y le haces caso… vas a acabar siendo un mediocre también.

Observa que las personas que han tenido éxito, primero se escuchan a sí mismas. Fueron tercas en escucharse primero

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