Colombia: ¿res nullius o res publicae?.
Enviado por Marcia Rojas • 12 de Septiembre de 2016 • Ensayo • 1.602 Palabras (7 Páginas) • 248 Visitas
Colombia: ¿res nullius o res publicae?
“Saber que el país está en una profunda crisis es una redundancia ¿cierto? […] El problema de los colombianos es que no tenemos una conciencia colectiva, tenemos una posición cómoda e individual ante la vida ¡cómoda! el problema soy yo, me salvo yo y el resto friéguese, […] hermano empiece a ser cívico, mínimamente cívico. […] Porque como no asumimos eso, porque como esto no es mío, no hay una cultura de la propiedad. – Jaime Garzón, 1997.
Todo colombiano, cómo regla general, ha pronunciado, escuchado o leído alguna de las siguientes frases: “Colombia es un circo”, “este país es un hueco”, “políticos corruptos y ladrones” “es que aquí seguimos estancados, no hay progreso, ni oportunidades”, “yo solo quiero largarme de este país” (insértese en el lugar de la palabra resaltada cualquier adjetivo con alta carga peyorativa o palabra que haga referencia a materia fecal). Las frases enunciadas anteriormente, lejos de causar revuelo o herir sensibilidades, no solo son aceptadas, sino en gran medida apoyadas por una gran parte de la población colombiana. De modo que, es posible identificar un grave problema en la falta de identificación de los colombianos con su propio Estado; ¿acaso estamos tan apegados a la comodidad de la inconformidad, que hemos perdido el vínculo con aquello que se supone nos representa y ordena?
A partir de lo anterior, en la realización del presente ensayo se abordaran ciertos aspectos generales de la relación del individuo con el Estado y la ley, dando relevancia a la ética como pauta determinante en dichas relaciones. Por lo tanto, se buscará responder a la pregunta de ¿cómo debemos ver el Estado: como algo que no es de nadie o como algo que es de todos? A partir de dicha pregunta se intentará demostrar que el Estado colombiano, de conformidad con su Constitución, pertenece al pueblo soberano y que es este a través del ejercicio de las leyes y de una ética ciudadana quien está llamado a darle contenido y a garantizar su existencia misma. Para efectos de esto, partiré de una breve descripción del Estado y el papel de la Nación colombiana en virtud de la Constitución Política del 91,AKSA
En principio, la Constitución en su fórmula política (at.1) establece que Colombia es un Estado Social de Derecho, es decir que yendo en contravía a doctrinantes de la corriente libertaria, cómo Nozick, que desconfía del Estado, limitando su campo de acción; en Colombia se le otorga al Estado el poder de intervenir en tanto sus acciones estén encaminadas a la protección de la dignidad humana y a la materialización de los principios constitucionales. Así mismo, en su preámbulo determina que es el pueblo de Colombia, representado por la Asamblea Constituyente, en ejercicio de su poder soberano quien expide la constitución y enumera una serie de principios y valores que serán fundamentales en el ejercicio de la acción de dicho Estado. Así las cosas, se evidencia que el constituyente primario en el caso colombiano es efectivamente su Nación, de la cual se deriva todo poder, que deberá consecuentemente ajustarse a la Constitución para el correcto ejercicio de su función. Aún más todo el aparato estatal se encuentra al servicio de los colombianos, pues su finalidad principal es la garantía de sus derechos fundamentales (art.2, CPol). En este orden de ideas, es posible evidenciar que, a la luz de la Constitución de 1991, el pueblo colombiano no es simplemente el acreedor de los servicios y prestaciones estatales, sino que es en sí mismo el origen de su poder y es quien está llamado a, en ejercicio de su poder soberano, ejercer un papel activo en la revisión, mantenimiento e incluso reforma del Estado mismo.
Ahora bien, dado que nuestra Constitución, reformada por nosotros mismos, establece que estamos llamados a reconocer el Estado como algo de todos, es evidente que existe una manifiesta discordancia entre este planteamiento y lo que efectivamente sucede en la realidad. Esto supone un grave problema, puesto que una gran porción de la población colombiana parecería estar renunciando a su calidad de constituyente soberano y estar entregando de unos pocos, de los que además se queja, el destino del país en el que nace, vive, se desarrolla, forma un proyecto de vida e incluso muere. Entonces, ¿estamos tratando a Colombia como una res nullius, cosa de nadie, que por tanto puede ser apropiada por el primero que sobre ella ejerza animo de señor y dueño; en vez de considerarla, tal y como los romanos lo hicieron con sus Civitas, como un res publicae, cosa pública, que por tanto es problema de todos? Si le entregamos el país a cualquiera, y nos desentendemos de nuestro papel esencial, estamos renunciando a derechos cómo el voto, consagrados en la Constitución que se supone es del pueblo, y negándonos a nosotros mismos la posibilidad de ejercer una participación ciudadana que por medio de mecanismos legítimo afecte e impacte el desarrollo del país.
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