Construcción de Cimientos
Enviado por Emilio131 • 2 de Septiembre de 2011 • 9.416 Palabras (38 Páginas) • 512 Visitas
Construcciónde Cimientos
Introducción
Es indudable que no puede erigirse ningún edificio
si no se construye previamente una buena cimentación.
Es el elemento constructivo que ha de
soportar el peso de todo el edificio y transmitirlo
bien distribuido al terreno. Un cimiento mal construido,
incapaz de cumplir tan importante misión,
provocará la ruina y derrumbamiento de la obra. Es
por lo tanto de primordial importancia para todo
constructor saber cómo ha de proyectar y construir
la cimentación adecuada a un edificio y a un terreno.
En una colección de monografías dedicadas a la
construcción, no podía faltar una dedicada exclusivamente
a los fundamentos de los edificios. Al redactar
ésta, hemos procurado verter en ella la experiencia
adquirida en una larga práctica como encargado general
de obras. Hemos preferido destacar en esta
monografía lo práctico sobre lo teórico, por creer
que ha de ser más útil a quien la maneja. En este sentido
hemos anotado fórmulas de cálculo empíricas
pero que la práctica y experiencia han consagrado, y
hemos descrito los procedimientos constructivos más
utilizados en España, procurando destacar todos los
detalles que pueden contribuir a evitar posibles fracasos.
A pesar de lo expuesto, hemos incluido en esta
monografía, procedimientos de cimentación especiales,
como los pilotajes, que en la práctica suelen ser
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por casas especializadas. Pero un conocimiento
ligero de los mismos es conveniente a todo
constructor, para comprender lo que ejecuta la casa
especializada y poder confiar en la resistencia del cimiento
resultante.
Nuestro deseo es que los lectores de esta monografía:
constructores, encargados de obra, proyectistas,
delineantes, albañiles y aprendices, encuentren
la solución que necesiten para los problemas en que
puedan tropezar en la práctica y los apliquen sin dificultad
en cada caso particular. Con conseguir esta
meta nos damos por satisfechos.
l. El terreno, su reconocimiento y preparación
EL TERRENO
Cimentación, propiamente dicha, es el material que media entre el terreno
y los muros o entre terreno y estructura, según la naturaleza del edificio
a construir. Prácticamente se puede cimentar en cualquier sitio, siempre que
se observen los procedimientos que han señalado las investigaciones para
cada clase de terreno. Lo ideal, por rápido y económico, sería cimentar sobre
roca, pero como la mayoría de las veces esto no es posible, hay que adaptarse
a las circunstancias del terreno, debiendo analizarse el comportamiento
del mismo antes de comenzar una edificación.
El objeto de toda cimentación es transmitir al terreno todas las cargas
y sobrecargas de un edificio. Está claro que si el terreno fuese lo suficientemente
duro y firme, no harían falta cimientos, sino que en la misma rasante
del terreno se podrían construir las paredes o estructuras. Pero como
esto no sucede así generalmente, hay que buscar la manera de que estas
cargas y sobrecargas asienten en una mayor superficie del terreno a fin de
que a cada porción del suelo le correspondan menos kilos que soportar,
consiguiéndose, por tanto, una menor fatiga del terreno.
Efectivamente: el terreno cede bajo la presión de una carga, obligando
a sus moléculas a que modifiquen sus distancias y posiciones produciéndose
entonces una deformación, la cual será menor cuanto mayor sea la cohesión
y dureza del terreno.
Los terrenos pueden clasificarse en dos grandes grupos: los compresibles
y los incompresibles. Es decir que la compresión es su principal característica
y su resistencia vendrá determinada por el esfuerzo con que se
oponga a la citada compresión.
Resolver científicamente un caso de cimentación es siempre difícil. Es
cierto que el estudio de la Mecánica del suelo es de extraordinaria importancia,
pues ella nos permitirá analizar los fenómenos para sus experiencias
emplearlas en la práctica, con cierta aproximación que se considera como
suficiente, pero siempre será de una forma dudosa, pues son muchos l o s
coeficientes y mucha su variabilidad. Por esta razón no es necesario, a nuestro
juicio, resolver un problema de cimentación recurriendo a la rigurosidad
de la alta matemática.
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Cuando un cimiento se apoya, o mejor dicho, tiene como base un terreno
compacto formado por capas de reconocido espesor, resistencia y extensión,
no hay peligro alguno para la estabilidad del edificio. Cuando el
suelo no es compacto, o sea que está constituido por bancos de pequeña
extensión, y pequeña potencia, mientras los estratos o capas tengan un
espesor constante, entonces se podrá cimentar con alguna tranquilidad;
pero si por el contrario el terreno es compresible y está formado por capas
de espesor variable, entonces toda cimentación está expuesta a un verdadero
peligro.
RECONOCIMIENTO Y ENSAYO DEL TERRENO
A veces, a la cimentación de un edificio no se le concede la importancia
que merece. Una obra no sólo se compone de materiales y mano de obra,
sino también de disgustos y la práctica diaria nos enseña que es posible
ahorrarse una gran parte de ellos si realizamos con esmero la cimentación
del edificio encomendado. Es necesario estar alerta y reconocer el terreno
en profundidad, especialmente en aquellos puntos en que se concentran
las mayores cargas, pues a menudo se presentan estratos de terrenos, firmes
por su naturaleza, pero de escaso espesor que cubren bolsas huecas o de
resistencia nula, cuyo desconocimiento nos puede conducir a lamentables
fracasos.
Figura 1
En efecto, si tenemos un terreno de firmeza aparente, pero que en su
interior oculta bolsas como las de la figura 1, forzosamente tendrá que producirse
la catástrofe, o cuando menos grietas y fisuras peligrosas que más
tarde o más temprano darán al traste con la estabilidad de la construcción,
sino se recurre a inyecciones y recalces, operaciones que generalmente podrán
evitarse-si desde el principio se observan las precauciones necesarias.
Para prever esta posible circunstancia, conocemos un sistema que podemos
asegurar
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