Contexto Histórico
Enviado por hectortenerife • 15 de Junio de 2012 • Tesis • 2.516 Palabras (11 Páginas) • 617 Visitas
Contexto Histórico
Para entender su existencia y su obra es necesario conocer que vivió una época convulsa, en una Europa en guerra, la de los 30 años, una serie de conflictos, generalmente entre católicos y protestantes. El panorama ideológico, político, religioso y económico de Europa era muy complejo debido a los terribles y sangrientos movimientos de reforma y contrarreforma, cuando los credos religiosos dirigían las políticas, el mundo se explicaba según la Biblia y cualquier desviación de los preceptos equivalía a una herejía que se pagaba a veces con la vida.
Históricamente se conoce a la época edad moderna como una de las etapas en la que se divide tradicionalmente la historia, extendiéndose desde la toma de Constantinopla por los turcos en el año 1453 hasta el inicio de la Revolución Francesa en el año 1789. Otros historiadores fijan como fecha de inicio el descubrimiento de América en 1492, o el inicio de la Reforma Protestante en 1517. En este periodo destacan la invención de la imprenta, los grandes descubrimientos geográficos como el descubrimiento de América, el Renacimiento, la Reforma Protestante, la Contrarreforma Política etc.
El período conocido como Época Moderna significó para Europa importantes cambios en su ordenamiento político. El fenómeno más destacado fue el surgimiento del Estado Moderno: un territorio con fronteras determinadas, un gobierno común y un sentimiento de identificación cultural y nacional de sus habitantes.
Los reyes fueron quienes iniciaron este proceso a lo largo de los siglos XIV y XV. Interesados en concentrar el poder en su persona, debieron negociar con los señores feudales, quienes cedieron sus derechos individuales sobre sus feudos, a cambio de una serie de privilegios. Los que no estuvieron dispuestos a transar, fueron sometidos a través de violentas guerras. Para éstas, los reyes contaron con el apoyo de los burgueses, a quienes les intersaba dejar de depender del señor feudal. De este modo, el concepto feudal de lealtad fue reemplazado por los de autoridad y obediencia, propios de un Estado con poder centralizado.
En el siglo XVII, el poder político de los monarcas se fortaleció hasta eliminar cualquier representatividad, dando lugar a las monarquías absolutas. La monarquía constituyó un estado moderno sobre la base de una dirección fuerte, contando con los medios para sostenerla. Con esto, el rey consiguió la resignación de la sociedad, a cambio de un cierto orden y progreso.
Uno de los más claros ejemplos del absolutismo fue Francia. Durante el siglo XVII, este país se convirtió en la mayor potencia europea, después de consolidar sus fronteras, gracias a innumerables guerras con los países vecinos. El rey Luis XIV (1643-1715) fue la mejor personificación de la imagen del monarca absoluto. A él se atribuye la frase: "El Estado soy yo".
Conforme transcurrían los años, las ciudades fueron creciendo, y es así como durante el período medieval, ya en el siglo XV, Europa presentaba un gran desarrollo urbano. También con el crecimiento de las ciudades se produjo un cambio en el sistema económico: la economía feudal dio paso a los primeros indicios del sistema capitalista. Obviamente el desarrollo comercial del Mediterráneo y el crecimiento de la actividad industrial fueron aprovechados por la burguesía, la clase social que estaba creciendo junto con las ciudades.
Respectivamente toda esta actividad condujo a la necesidad de buscar nuevas tierras donde conseguir las materias primas, necesarias para fabricar los productos. Además, significó la apertura de nuevos mercados donde venderlos. Durante esta época, el comercio mediterráneo estaba bloqueado por los turcos, y todos los progresos logrados con las técnicas de navegación, impulsaron a los hombres del siglo XV a las exploraciones de ultramar.
El comercio tuvo mucho que ver con los orígenes de la Era de las Exploraciones. Se trataba de encontrar una ruta marítima para llegar a Asia y traer a Europa occidental las especias de Oriente, que hasta ese momento llegaban por tierra, en caravanas que tenían que cruzar los territorios de los países árabes y turcos, y cuyo comercio en Europa era prácticamente un monopolio de los mercaderes italianos, fundamentalmente venecianos y genoveses.
El impacto que el descubrimiento de América significó para el mundo fue grande: las consecuencias demográficas, económicas y culturales se dejaron sentir inmediatamente:
• Demográficas: la emigración o traslado de población europea hacia las colonias americanas, la mezcla entre la raza nativa y la europea (mestizaje racial), el tráfico de esclavos negros y el intercambio continental de epidemias que hizo disminuir la población indígena americana.
• Económicas: se desplazó la actividad económica desde el Mediterráneo hacia el Atlántico. El hallazgo de numerosos yacimientos de metales preciosos en América, fomentó la tendencia al atesoramiento de oro. El intercambio de productos entre los dos continentes provocó que en América se conocieran el trigo, el café, la caña de azúcar y el olivo, Europa recibió de América el cultivo del maíz, el cacao y la papa.
• Culturales: los pueblos europeos trajeron a América su forma de pensar, valores, idioma, religión, arte y sentido del derecho, entre otros aspectos.
Los vientos de modernidad no sólo trajeron cambios a nivel político y económico. La crisis que sufrió la Iglesia Católica en el siglo XVI fue uno de los acontecimientos relevantes del período, que posteriormente se llamó Reforma.
Este proceso dividió a la Iglesia entre católicos y protestantes. Las razones que explican la división del catolicismo son numerosas.
En el aspecto político, el desarrollo del sentimiento nacional y soberano hizo que los Estados se rebelaran contra la autoridad del Papa. El motivo era la profunda crisis moral que afectaba a la Iglesia: venta de indulgencias, la simonía (compraventa de situaciones de orden espiritual o religioso), el incumplimiento de los votos sacerdotales, los abusos de poder, etcétera.
En el ámbito económico, las extensas tierras que estaban en poder de la Iglesia y los impuestos que cobraba en cada rincón de Europa, fueron motivos suficientes para que los Estados nacientes buscaran desligarse de estas obligaciones tributarias, y pretendieran anexar al territorio nacional los dominios eclesiásticos.
Quien inició el proceso de ruptura definitiva con la Iglesia Católica fue el monje alemán Martín Lutero (1483-1546). Muy molesto por la venta de indulgencias en Wittemberg, pueblo donde enseñaba en una Universidad, Lutero redactó 95 razones, las 95 tesis, con las que acusó a la Iglesia de corrupta. El Papa León X lo excomulgó,
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