Contexto facundo sarmiento.
Enviado por Tobi Lorenzón • 15 de Noviembre de 2016 • Apuntes • 2.478 Palabras (10 Páginas) • 316 Visitas
Argentina entre los tiempos
En este informe académico se analizará el contexto del ensayo de facundo sarmiento “Facundo, civilización y barbarie”, “Facundo, provinciano, bárbaro, valiente…” de distintos puntos como el contexto, situacional, sociocultural y lingüístico de la argentina alrededor de los años 1810 y 1840; que se desarrollara en base de la introducción, capitulo 1, 2, 4, 7. En la que se ara para darle mejor comprensión al lector, ya que, para darle mayor entendimiento, es necesario dar una breve imagen del contexto.
Contexto es el conjunto de circunstancias (materiales o abstractas) que se producen alrededor de un hecho, o evento dado.
Aquí se desarrollara una breve biografía del autor del libro de Domingo Faustino Sarmiento nació el 15 de febrero de 1811 en la ciudad de San Juan. Fue un político, escritor, docente, periodista, militar y estadista argentino; gobernador de la Provincia de San Juan entre 1862 y 1864, presidente de la Nación Argentina entre 1868 y 1874, Senador Nacional por su Provincia entre 1874 y 1879 y Ministro del Interior de Argentina en 1879.
Situacional:
Histórico: Sarmiento reconstruye las alternativas de la historia nacional desde 1810, año en el que tanto Buenos Aires como el interior se unen (por diferentes motivos) en una lucha contra los realistas (ejército español que atacaba a la Argentina). A partir de aquí el autor saca sus propias conclusiones acerca del proceso de barbarización de las provincias: los ciudadanos más brillantes emigran, la educación pública decae, la pobreza cunde. Lo mismo sucede en la ciudad de Buenos Aires entre 1810 y 1840: "desde 1835 hasta 1840, casi toda la población de Buenos Aires ha pasado por las cárceles", escribe Sarmiento para demostrar la arbitrariedad con que ejerce el poder Juan Manuel de Rosas” por Rosas falso, corazón helado, espíritu calculador, que hace el mal sin pasión, y organiza lentamente el despotismo con toda la inteligencia de un Maquiavelo”.
Geográfico. Sarmiento señala la ubicación de la República Argentina dentro del continente americano, haciendo hincapié en su vasta extensión y en la influencia que ejerce en ella la pampa “La parte habitada de este país privilegiado en dones, y que encierra todos los climas, puede dividirse en tres fisonomías distintas, que imprimen a la población condiciones diversas”, “Al norte, confundiéndose con el Chaco, un espeso bosque cubre con su impenetrable ramaje extensiones que llamaríamos inauditas” , “Al centro, y en una zona paralela, se disputan largo tiempo el terreno, la Pampa y la Selva: domina en partes el bosque, se degrada en matorrales enfermizos y espinosos, presentase de nuevo la selva a merced de algún rio que la favorece, hasta que al fin, al sur triunfa la Pampa, y ostenta su lisa y velluda frente, infinita, sin límite conocido, sin accidente notable: es la imagen del mar en la tierra; la tierra como en el mapa..”. Según él, existe una correspondencia directa entre la naturaleza y la personalidad de los hombres que la habitan; por ello, la pampa, con su soledad y extensión infinita, modela los caracteres argentinos.
Además resalta a los ríos Bermejo, Pilcomayo, Paraná, Paraguay y Uruguay; sarmiento decía que “De todos estos ríos que debieran llevar la civilización, el poder y la riqueza hasta las profundidades más recónditas del continente, y hacer de Santa Fe, Entre Ríos, Corrientes, Córdova, Salta, Tucumán y Jujuy otros tantos pueblos nadando en riquezas y rebozando población y cultura, solo uno hay que es fecundo en beneficios para los que moran en sus riberas: el Plata, que los resume a todos juntos.
En su embocadura están situadas dos ciudades, Montevideo y Buenos Aires, cosechando hoy alternativamente las ventajas de su envidiable posición”.
El autor nombra a las 14 provincias de aquel momento en Argentina “Por aquella extensión sin límites tal como la hemos descrito, están esparcidas aquí y allá catorce ciudades capitales de provincia, que si hubiéramos de seguir el orden aparente, clasificáramos por su colocación geográfica: Buenos Aires, Santa Fe, Entre Ríos y Corrientes a las márgenes del Paraná; Mendoza, San Juan, Rioja, Catamarca, Tucumán, Salta y Jujuy, casi en línea paralela con los Andes chilenos; Santiago, San Luis y Córdova al centro”. Que luego de nombrarlas describe como son las ciudades argentinas” Las ciudades argentinas tienen la fisonomía regular de casi todas las ciudades americanas: sus calles cortadas en ángulos rectos, su población diseminada en una ancha superficie, si se exceptúa en Córdova, que edificada en corto y limitado recinto, tiene todas las apariencias de una ciudad europea, a que dan mayor realce la multitud de torres y cúpulas de sus numerosos y magníficos templos. La ciudad es el centro de la civilización argentina, española, europea; allí están los talleres de las artes, las tiendas del comercio, las escuelas y colegios, los juzgados, todo lo que caracteriza, en fin, a los pueblos cultos”
Sociocultural:
Aquí se resaltaran los temas de cómo estaba la argentina civilmente (gauchos, razas, hombre de campo, ciudad, etc.), la situación de las provincias y su educación, entre otros factores.
Empecemos con que sarmiento en el capitulo ll resalta a cuatro gauchos: “el rastreador”, “el baqueano”, “el gaucho malo” y “el cantor”.
El rastreador: “El más conspicuo de todos, el más extraordinario, es el Rastreador. Todos los gauchos del interior son rastreadores”.
"El rastreador es un personaje grave, circunspecto, cuyas aseveraciones hacen fe en los tribunales inferiores. La conciencia del saber que posee le da cierta dignidad reservada y misteriosa. Todos le tratan con consideración: el pobre, porque puede hacerle mal, calumniándolo o denunciándolo; el propietario, porque su testimonio puede fallarle”.Esta es una historia contada por sarmiento destacando las habilidades de este gaucho, “Un robo se ha ejecutado durante la noche: no bien se nota, corren a buscar una pisada del ladrón, y encontrada, se cubre con algo para que el viento no la disipe. Se llama en seguida al rastreador, que ve el rastro y lo sigue sin mirar, sino de tarde en tarde, el suelo, como si sus ojos vieran de relieve esta pisada, que para otro es imperceptible. Sigue el curso de las calles, atraviesa los huertos, entra en una casa y, señalando un hombre que encuentra, dice fríamente: “¡Este es!” El delito está probado, y raro es el delincuente que resiste a esta acusación. Para él, más que para el juez, la deposición del rastreador es la evidencia misma: negarla sería ridículo, absurdo."
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