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Corazon poseidos


Enviado por   •  23 de Enero de 2016  •  Apuntes  •  3.763 Palabras (16 Páginas)  •  252 Visitas

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Mi Tía Carlota se encontraba de viaje por lo que me quedé sola con su perro Demonio en su muy vieja, vieja casa.

Demonio era un chiguagua parlanchín, con muy baja estatura y muy escurridizo.

Debo aclarar antes de iniciar mi relato que todo esto ocurrió, aún tengo pesadillas por las noches, aún grito entre mis sueño, los días tranquilos se fueron aquella noche de frío invierno.

Tía Carlota vivía en una mansión al estilo gótico por fuera y XIII por dentro, los suelos de madera rechinaban bajo mis pasos, las puerta rechinaban al cerrarse, y la gran chimenea de ladrillos rojos, que ya no era utilizada desde hace años, aun había conservaba el olor a madera quemada.

Un pasillo largo cubierto por una alfombra roja sucia abría paso hacia los distintos cuartos de la planta baja, la cocina, la salita para tomar el té, el cuarto para fumar, la puerta hacia el jardín, la habitación de la extraña ama de llaves, y por último, bien al fondo, se encontraba la pequeña puerta negra que guiaba hacia el sótano de la mansión.

Las escaleras en forma de caracol se extendían desde la gran sala hacia el segundo piso en donde se encontraban los cuartos principales, el de mi Tía Carlota que era en verdad majestuoso, el de su hijo Bernardo, que en paz descanse, era totalmente sorprendente, una pantalla plana ocupaba la mitad de la pared junto con video juegos de todo tipo desde Mario Bross hasta el GTA 5, pero nadie podía entrar, nadie, nunca, jamás; el tercer cuarto era de Hannah la hija desaparecida de la Tía Carlota, un cuarto tan rosado que parecía que un Peptobismol hubiera estallado ahí dentro, y por último el mío, que aunque no era tan grande y espacioso, tenía una enorme ventana que se iluminaba cada vez que el sol salía.

Esta vez, el sol ya se había ocultado, las ventanas eran golpeadas por las gotas de lluvia, tap, tap, tap, tap, tap, tap, sonaban en un ritmo constante, junto con una buena taza de té creaba un ambiente perfecto para acostarme en mi cama con una gran manta blanca y mi libro favorito entre manos “Sherlock Holmes, juego de sombras”

Todo mi pensamiento fue consumido párrafo a párrafo, línea a línea, palabra por palabra, hasta que un horrible alarido me desconectó de mi mundo fantástico, lo poco de mi té fue a terminar en mi manta.

-¡Rayos! Demonio, perro maldito y ahora ¿Qué haces? – dije mientras me levantaba, me coloqué mis pantuflas y salí para revisar a Demonio.

Pero justo al abrir la puerta una mujer blanquina con ojeras rojas de sangre me miraba.

Un grito fue llenando todo el espacio, mi grito fue llenando todo el espacio de la casa vacía.

El sonido estrellado de la tasa contra la madera del suelo hizo presencia.

Muchas personas sabían decir que mi Tía Carlota estaba loca, por que gritaba en mitad de la noche o solía ir a llorar a altas horas en el jardín junto a la tumba de su hijo, ahora tal vez yo sea la loca.

Una loca que está a punto de caer como costal de papas al suelo.

Y de repente aquella espectral figura desapareció.

Un pequeña colita meneándose apareció por el pasillo mientras gruñía y ladraba sin para.

-Demonio – vaya nunca pensé en sentir tanto alivio al ver al parlanchín del perro de mi Tía.

Mi corazón estaba a punto de salirse de mi caja torácica y mi alma, estoy segura, se dio un buen pasea antes de regresar a donde corresponde.

Con piernas temblorosas tomé al chiguagua entre mis manos y bajé en busca del ama de llaves, algo de compañía no me vendría mal.

-¿Señora Luca? Soy Sarah – tres golpes solté a la puerta de la extraña ama de llaves, la Señora Luca ha trabajado muchos años en esta casa y nunca la he visto más de 10 veces en todos mis 21 años de vivir con mi Tía Carlota. - ¿Señora Luca?

Antes de poder tomar entre mis manos el picaporte de su puerta una escalofriantes voz susurro en mi oído

-¿Buscas a alguien?

Mis cabellos se erizaron

-Señora Luca me ha dado un susto de muerte.

-¿Susto? ¿Por qué? Acaso… ¿ya ha visto a la Señorita Hannah?

-¿Qué?

-Suele aparecerse mucho por estas fechas, aunque siempre ha sido a su Tía, pero ya que ella ya no está… creo que será usted la que se vuele los sesos esta noche. – Su sonrisa torcida no mejoró para nada mis nervios alterados…- ¿Hannah? como ¿el fantasma de Hannah? Pero si yo no creo en esas cosas.

-Tal vez sea un buen momento de reconsiderarlo, ahora dígame ¿Cómo va salir de aquí, antes de que la locura termine por consumirla?

-¿Qué? – dije al momento en el que la Señora Luca entró a su habitación y cerró con pestillo.

De acuerdo, esto se estaba volviendo espeluznante, así que tomé mis cosas y me dirigí a la puerta, tal vez una noche en un cuarto de hotel no me caería mal ni a mis nervios.

-¿Dónde está? – mis nervios ya no podían, ya no podían más, estoy segura que hace unas cuantas horas la puerta estaba justo aquí, pero ahora ya no está, esto ya no es chistoso, ¿Dónde está la puerta? Bueno siempre habrá ventanas ¿verdad?

Me acerqué a una cortina y retirándola pude descubrir que todo era una plana y lisa pared… ¿Pero qué…?

Mi respiración acelerada no podía más, fui abriendo cada ventana descubriendo más y más pared. Trate de subir las escaleras pero estas ya no estaban…no pudieron desaparecer así como así, es decir, son escaleras, por amor a Cristo no pudieron desaparecer.

La tensión volvió cuando Demonio ladró mirando tras de mí.

Un escalofrío recorrió toda mi espalda.

-Es hora – tragué en seco y al sentir una mano recorrer mi cuello solté un tremendo grito y corrí hacia la primera puerta que estaba a mi alcance, no abrí, maldición, la puerta no cedía.

-SEÑORA LUCA, ABRAME PORFAVOR

No recibí respuesta alguna.

Ninguna puerta cedía, y la única que no había probado era la que se dirigía hacia el ático. Aunque no quisiera no tenía ninguna otra alternativa, y los ladridos de Demonio no ayudaban para nada a mis nervios.

Con un suspiro atorado en mi garganta abrí la puerta y la cerré tras de mí.

-Dios…-dije atónita al ver la inmensidad del ático de la mansión, parecía una segunda casa, sucia, pero segunda cas al fin y al cabo. Demonio se revolvió en mis brazos. – Demonio, regresa – fue inútil ya que el animal corrió y desapareció entre unas cajas amontonadas. Lo seguí con paso tembloroso. Pisé un charco de agua, pero al darme cuenta todo el suelo comenzó a llenarse de agua.

La puerta fue

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