Costumbrismo
Enviado por aleezan • 15 de Mayo de 2013 • 3.098 Palabras (13 Páginas) • 633 Visitas
El Costumbrismo es una derivación del Realismo y de su exageración, el Naturalismo. Ambos pertenecen al siglo XIX y sí, es cierto, ya el Romanticismo (movimiento artístico anterior a los otros mencionados) lo venía anunciando.
Por su importancia, el Costumbrismo es único, sin interesar demasiado de dónde proviene. Yo no sé de dónde eres tú, pero al Costumbrismo español lo encuentras en las novelas de corte realista de Benito Pérez Galdós ("Torquemada", "Misericordia", "Fortunata y Jacinta"). Si por casualidad. eres argentino, encontrarás el Costumbrismo en los cuentos del genial Horacio Quiroga, bajo el nombre de Criollismo. Pero también puedes ver costumbrismo en "Doña Bárbara" y otras obras de otros autores, no sólo venezolanos. Suerte con tu Costumbrismo (que desarrolla más la prosa que la lírica)!!! Por lo tanto no es una derivacion del romanticismo
Costumbrismo: En las obras literarias y pictóricas, atención que se presta al retrato de las costumbres típicas de un país o región.
Se da el nombre de costumbristas a los literatos españoles que, hacia 1835, se distinguieron en la pintura de las costumbres sociales.
El costumbrismo es un movimiento estilístico sin los extremos del romanticismo y que carece del análisis crítico social del realismo, muy propio del siglo XIX, en el que se destacan los aspectos y tipos de la vida diaria local de una manera complaciente, exaltando los rasgos típicos regionales. Es propio de autores burgueses que se sienten orgullosos de su tierra y no quieren entrar en conflicto con ninguna cuestión social.
El gusto romántico por el colorido local y la toma de posición frente a los cambios que comienzan a operarse en la sociedad española, dan lugar al costumbrismo, que viene a continuar la línea del tradicional realismo castellano: Lope de Rueda, Cervantes, Zabaleta, Ramón de la Cruz. El costumbrismo va adquiriendo categoría estética a partir de la década de 1830.
El costumbrismo del XIX se emparienta, de modo tangencial, con el romanticismo y el realismo literarios. Con antecedentes remotos en el realismo de formas novelísticas como la picaresca, el surgimiento del costumbrismo se relaciona con dos hechos cruciales: la existencia de una sociedad en vías de transformación, donde las revueltas políticas, los desengaños y pasiones ciudadanas son abundantes; y el desarrollo del periódico, que permite transmitir de manera más directa.
Su carácter de género independiente y autónomo queda subrayado por el hecho de que sus cultivadores tuvieron conciencia de escribir algo diferenciado de la novela.
Los críticos han definido los elementos formales y discursivos del costumbrismo. En especial, la mediación que se produce entre el mensaje y el receptor a través de la figura de un narrador omnisciente (que se presenta por lo general escondido tras un seudónimo) a quien liga con el lector una complicidad, a modo de guiño, basada en la pertenencia a un mismo sistema de coordenadas culturales, espacio-temporales y morales.
La crítica también ha discutido, en el terreno del contenido, el grado de conformismo político e ideológico del género, que fluctúa desde la queja de Larra, al sosiego de Mesonero Romanos y el lirismo romántico de Estébanez Calderón.
También se han señalado las diferencias entre el llamado género costumbrista y la novela de costumbres, que procura el análisis de conflictos sociales y humanos individualizados en los personajes, frente a la ausencia de caracteres del costumbrismo, en aras de la esquematización de la realidad y su abstracción en tipos.
A finales de la centuria, el género acabaría por desaparecer, aunque sus mejores exponentes ya se habían producido más de un tercio antes de su defunción definitiva. Se escribieron grandes compilaciones colectivas de artículos costumbristas que describían tipos y profesiones populares, como Los españoles pintados por sí mismos (1843-1844). Se trata de una recopilación que contiene noventa y ocho artículos de cincuenta y un autores, no limitados a describir tal o cual aspecto o tipo local, sino que se extiende a todos los españoles. Su filiación política iba del ultramodernismo de Gabino Tejado al progresismo de Fermín Caballero; pero predominan los moderados, que son los que dan el tono conservador a la publicación. Los redactores no trazan “escenas” sino que pintan “tipos”. Hay gran variedad de tipos: el torero, la castañera, el cesante, el cura de misa y olla, el aguador, la cantinera, el calesero, el contrabandista, el ventero, el maragato, la cigarrera, el emigrado, el covachuelista, etc. Los costumbristas querían trazar cuadros de la realidad española presente, pero buscando en muchos casos aspectos que estaban en vías de desaparición. Más que lo nuevo, era lo viejo lo que se complacían en describir, como reliquia del pasado frente a los cambios modernos, o por creerla española en sus orígenes
«Se ha dicho que con Los españoles pintados por sí mismos culmina el género costumbrista. Lo más que puede decirse es que la creciente difusión del artículo de costumbres a lo largo del período romántico se hace más visible en su variedad al presentarse ahora en forma de libro colectivo; pero sin que este cambio signifique culminación o superación de su calidad literaria. Si comparamos la mayoría de estos cuadros con los que trazaron Estébanez, Mesonero y no digamos Larra, bien puede verse que son inferiores.» (Llorens Castillo 1979: 342)
La repercusión de esta obra provocó una serie de obras que imitaron su estructura: El álbum del bello sexo o las mujeres pintadas por sí mismas (1843); Los cubanos pintados por sí mismos (1852); Los mexicanos pintados por sí mismos (1854); Los valencianos pintados por sí mismos (1859), Las españolas pintadas por los españoles (1871-1872); Las mujeres españolas, portuguesas y americanas (1872, 1873, 1876), etc. El agotamiento de este género lo supusieron Los españoles de hogaño (1872), relativos al ambiente madrileño, y El álbum de Galicia. Tipos, costumbres y leyendas (1897).
«El costumbrismo es un fenómeno literario nacido al amparo de la transformación revolucionaria de la estética dieciochesca. El ansia de identificarlo, en el siglo siguiente, con «esencias autóctonas» es un resultado de la reacción del Romanticismo conservador contra la revolución cultural burguesa propugnada por la Ilustración, de la cual la mímesis moderna es una manifestación. [...] Javier Herrero ha estudiado la romantización del cuadro de costumbres que, según él, aparece originariamente como fenómeno de la Ilustración. En todo caso, no hay que olvidar que costumbrismo es un término crítico moderno, peculiar de la crítica española, pero de alcance europeo, ya que designa
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