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Crónica Ejemplo


Enviado por   •  26 de Octubre de 2013  •  1.385 Palabras (6 Páginas)  •  211 Visitas

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Luis Tafur Palacios

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Cuando el momento llega

La muerte siempre me pareció interesante. Todas las personas al nacer están condenadas a morir, siempre estuve consciente de este hecho. Admito que muchas veces tuve el morbo de querer presenciar una muerte, era un deseo, que aunque no lo recordaba siempre, estaba ahí.

La habitación era más pequeña de lo que recordaba, todas aquellas personas que le importaban estaban ahí, algunos sentados, otros parados. Nadie cruzaba miradas, el silencio que gobernaba el ambiente no producía calma, todos recordaban momentos junto a ella. El único sonido que se escuchaba eventualmente era un respiro forzoso, provocado por ella, cargado de cansancio, que nos producía más dolor del que ya sentíamos. Baje la mirada, crucé las manos y traté de recordar: ¿Cómo comenzó todo esto?

Me encontraba en el tercer piso de mi casa bajando las escaleras rápidamente, el viento golpeaba mi rostro, mis párpados se juntaban y mi visión se nublaba, pero a mí no me importaba, era de noche, una de esas noches naranjas y sin estrellas, que causan pena y nostalgia, a lo lejos, cerca de la puerta principal del primer piso, la camilla que la llevaba sonaba fuertemente, haciéndose notar, emitiendo un sonido similar al de un carrito de supermercado cuando va por concreto puro. De repente, escuche voces, muchas, pero de entre tantas destacó una que dijo: “Callense, ahí viene”.

El sonido de la camilla se detuvo. A lo lejos escuchaba saludos, todos lo hacían como si hubiera llegado de viaje, mi velocidad que tenía al bajar disminuyó en el transcurso del segundo al primer piso, aun no entiendo por qué. Al llegar al primer piso, con la cabeza ya inclinada esperando hallarla con la mirada en el primer intento, la localice, estaba allí feliz, sonriendo, con una flacura de hospital en el rostro, envuelta con una manta ocre, mirando a todos y adaptándose nuevamente al hogar que ella construyó.

De nuevo en habitación en la que se encontraba era la fiel copia de un dormitorio de hospital, pensé, el color celeste claro, la camilla inclinable, los dos balones gigantes de aire que se encontraban atrás de ella, ayudaba a fomentar ese ambiente. De pronto comenzó a producir sonidos incomprensibles, que todos interpretamos como quejas de dolor, mi tía, su enfermera personal durante esos días, comenzó a preguntarle qué le pasaba, sin ninguna clase de respuesta entendible, todos comenzaron a opinar, el silencio se rompió, es dolor, aplícale la “medicina” dijo mi prima mayor, se refería a la morfina, todos teníamos mucho cuidado con los términos que empleabamos cuando estábamos cerca de ella, siempre escucha lo que decimos advertía mi prima, mi tía se dirigió al lugar donde se encontraban todos sus medicamentos, sacó una ampolla, la introdujo en la jeringuilla que había comprado con anterioridad y la aplico directamente a una vía que estaba conectada a su muñeca derecha. Pasaron 5 minutos y las quejas cedieron, volví a bajar la cabeza y a recordar una vez más.

En el segundo piso de mi casa se encontraba su cuarto, pero visto que no podría subir, acondicionamos nuestro comedor para que sea su habitación. Pusimos una alfombra sobre todo el piso del cuarto, para que no transmita frío, compramos calefacción, pintamos las paredes, compramos cortinas nuevas para las ventanas, y bajamos la televisión que se encontraba en su cuarto original. Habían dos camas en la habitación, una especialmente para ella, idéntica a la un hospital, de metal, inclinable, con un colchón anti escaras que evitaría el daño al estar largas horas sentada o echada, y otra cama común, de madera, que estaba allí para la persona que se encargue de cuidarla de madrugada. La puerta del cuarto en el que se encontraba interceptaba con el camino hacia la puerta principal de la casa, por lo que cualquier persona que quisiese salir, tendría que pasar por la puerta de su habitación cerrada solo de noche, para dormir. Todos los que pasaban por su

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